Ricardo Rojas Ayrala: “La certeza es un estado definitivo de la inteligencia”
Entrevista realizada por Rolando Revagliatti
Ricardo Rojas Ayrala nació el 30 de julio de 1963 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, capital de la Argentina. Fue fundador y uno de los directores de Editorial La Bohemia. Conjuntamente con Marta Miranda organiza los encuentros literarios “VaPoesía Argentina”. Es secretario de Cultura de una Asociación Fraternal de Trabajadores y prosecretario del Sindicato de Escritoras y Escritores de la Argentina. Ha recibido diversos reconocimientos por su labor literaria. Fue incluido, entre otras antologías, en “La erótica argentina” (Editorial Catálogos, 1995; y con el título “Poesía erótica argentina”, Editorial Manantial, 2003) y “El arcano o el arca no – Poesía argentina de fin de siglo” (Instituto del Libro Cubano, Cuba, 2005; Ediciones Casa de las Américas, Cuba, 2007). Publicó los poemarios “Sin conchabo corazón” (Editorial El Caldero, 1993), “Caligramas: A espinazos locos de amor” (Editorial La Bohemia, 2000), “La lengua de Calibán” (Fondo de Cultura Económica, México, 2005), “Obispos en la niebla” (Editorial Tintanueva, México, y Editorial La Bohemia, Argentina, 2005), “Argumentos para disuadir a una jauría y otros usos civiles” (Editorial Desciertos, 2013), “Un sauzal para Kikí de Cundinamarca” (Editorial Ponciano Arriaga, México, 2013), “Las nubes” (Editorial Desciertos, 2015) y los volúmenes de narrativa “Fabulosas alimañas de la pampa” (1996, en Argentina; 2010, en Italia), “Hazañas y desventuras de Amulius y Numitor” (1999, en Argentina; 2010, en Italia), “Miniaturas Quilmes” (2001), “Quaestiones politicae” (2006, en Argentina; 2010, en Italia).
Libro Rojas Ayrala - Sin conchabo corazón
1 — “El artista es un trabajador” se titula un Manifiesto de tu autoría que inicia una veintena de párrafos así: “Sabemos al artista un trabajador…”
RRA — Es un manifiesto sobre el artista como un hacedor que rechaza las viejas formas heredadas con su práctica y sabe que todo el arte es, fue y será hecho por el pueblo. Que no existe esa diferencia interesada entre la cultura popular y la Cultura, con mayúsculas, más que como una impostura y un fraude articulado por los que nos dominan, nos atropellan y nos sojuzgan. Todos tenemos algo que decir, único, maravilloso, trascendente, que si no lo decimos se pierde para siempre y nadie más en el mundo lo dirá. Sencillamente eso. El escritor es un sujeto político que debe participar activamente en su tiempo, en su sociedad, en el lugar que le toca como intelectual, como ciudadano y como trabajador. Un actor principal de su tiempo que cuenta, a su favor, con una herramienta terrible y poderosa: la palabra. No hablo, sólo, de filiación política sino de intervención social, de participación efectiva, que cuestione el estado de las cosas pero que proponga, que movilice, que actúe. Quien no participa de su tiempo, quien prescinde, quien se dice neutral, apolítico, escoge el partido de los que nos oprimen. Ya lo decía el poeta cubano José Martí [1853-1895]: “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”. Hay una desigualdad notoria e insoportable en nuestras sociedades latinoamericanas que requiere una urgente participación transformadora de todos, de los escritores en primera fila, para construir colectivos justos, libres, fraternales, soberanos, donde todos los hombres y todas las mujeres valgan por lo que son y no por lo que tienen.
Museos: hacer audiencia y hacer comunidad
Por: Ximena Jordán
Correo electrónico: ximejordan@gmail.com
Artículo base para la ponencia del mismo nombre, presentada el el 21 de mayo de 2018 en el Simposio Anual del Día Internacional de los Museos 2018 (DIM 2018) "Museos hiperconectados: enfoques nuevos, públicos nuevos", organizada por el Consejo Internacional de Museos, ICOM, en el Museo de la Memoria y la Tolerancia en Ciudad de México.
Awka /Domo kawellu: provocación bestia
Esbozos sobre Yegua de Cheril Linett
Por Daniela Catrileo
Kiñe: Esbozos de lo Yegua
Existen múltiples formas para pensar “lo Yegua” en su simbología bestia. Su nominación no sólo está presente en el espacio corpóreo de la hembra animal, sino también en el empleo del término que puede designar atributos físicos o aspectos sociales, dependiendo del contexto. En este caso, me veo provocada e invitada a hilar sobre: Yegua, un trabajo colaborativo que emerge de la composición fotográfica de Lorna Remmele y el cuerpo-escritura de Cheril Linett. Sobre todo de la insistencia equina de Linett, quien ha construido un imaginario activo a través de la performance. Ejemplo de ello es la deformación institucional con la acción colectiva que presentó ante la visita del papa en las calles de Santiago, junto a la Banda de guerra- Yeguada Latinoamericana (1) y la intervención en la reciente marcha feminista en plena Alameda, provocando la paralización de la calzada frente a una micro de carabineros. Continuando una línea de animalidad, la obra Yegua consiste en dos fotografías cuya imagen principal es un cuerpo-flujo, devenido femenino-salvaje en aquella metamorfosis que representa. Una Mujer-Yegua en primer plano, sobre un fondo similar a la estética de un motel kitsch. Una Mujer-Yegua que aborta su condición impuesta de humanidad, que demuestra su impronta erótica referida a la insumisión sexual y que se nombra a sí misma, a modo de epígrafe con las siguientes palabras: “yegua-bellua- bestia/ bestia lúbrica/Por la mutación y deformación continua según los flujos y devenires de nuestras cuerpas”.
Siguiendo el ritmo que señala la obra, quisiera rescatar la mutación de lo humano como seña articuladora en tres momentos que se ven entrelazados por el colonialismo. En una primera instancia sobre el insulto al cuerpo feminizado-animal, luego desde la masculinidad occidental que encuentra su punto originario en la dicotomía del lenguaje ordenador y finalmente, la apropiación animal-lenguaje como resistencia y estrategia.
Epu: Del insulto a lo animal feminizado
La palabra yegua, ha sido constantemente utilizada desde el lenguaje coloquial como un calificativo peyorativo. La incorporación del insulto se ha instrumentalizado como una práctica cotidiana, donde la metáfora de lo salvaje adjetiva a lo humano contenido en la figuración y discurso de la animalidad. Lo interesante de esto, es que aquella designación del binomio antropocentrista entre lo humano y lo animal -o lo bárbaro y lo civilizado- también está feminizado. Seguimos siendo parte de una marca que ha instalado una diferencia histórica en las relaciones de poder. Y por tanto, han jerarquizado aquellos cuerpos con razón (alma) y los “otros”, esos que han estado designados desde los impulsos (sin alma) y consecuencia de ello, fueron estigmatizados como carentes de razón.
LOS PAPELES PERDIDOS DE R. DENVER
No puedo caminar dices / Estoy clavado en este pueblo / Mirando pasar las nubes.
Roberto Bolaño
ROLANDO GABRIELLI©2018
R. Denver habla de sí mismo como si se conociera. Divierte con el tiempo perdido, en esa gran estación proustiana de su tránsito inmóvil, un largo capítulo de indocumentado con oficio de narrador de novela negra. Vivió sin papeles frente al mar casi dos décadas, no era turista, estaba anclado a la vera del camino al caducar abruptamente su visa diplomática. Se había ido a ninguna parte y estaba ahí, como permaneciendo en una partida inexistente. Se puede estar de pie frente a un acantilado con la irresponsabilidad del azar de un torero, a un costo más alto que recibir una cornada. El precipicio siempre es una posibilidad, para mantener un cierto equilibrio y volver a empezar en la punta de los pies. Cuando ya era un alma irregular en la acera equivocada, alguien le sugirió: sobrevívete.
Sobrevivencia, una palabra con dientes y muelas, siempre dispuesta a jugársela contigo, nunca sabe de derrotas y cuando crees que te va a abandonar, está ahí la flaca haciéndote respirar como un paramédico que no te deja ir. Puedes vivir con tu venoclisis fuera del sistema sin ser un paciente terminal. Denver venía de una muerte civil sin un plan B.
Caminar del cojo/ver del tuerto / raíz del viento / lágrimas de cocodrilo / a cada quien un rayo de luz oscura / Vivir el luminoso día / bajar a un pozo / subir una montaña / escribir en una playa / una palabra / vamos a vivir vida / una ola volverá a empezar.
· Venían de un apocalipsis a la medida de un sastre
La espera circunstancial es la retórica de una figura aburrida y ridícula. No tiene forma ni contenido. Son líneas perdidas en cualquier mano. Un paisaje es un paisaje y puede convertirse en un trazo borroso. Se comienza a no pertenecer, no estar y viajar por el mismo punto de no partida. La ruta, diría Denver, como un círculo vicioso y no es una descripción, afirmaba acodado en sí mismo esperando una repuesta que solo tenía preguntas.
NOVELA: YO BIPOLAR.
Capítulo XLI
Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados,
sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau
Por Jesús I. Callejas
TRAGEDIA
Casona formada por frases y peores párrafos al final de calle adoquinada. Estructura de dos plantas al estilo de una ensalada de Gaudí con mónadas por ventanas ciegas y mudas; músculo, u órgano que se contrae y dispersa balanceando la polvareda erigida cortinaje. Madre e hijo ombligados mediante manguera-pene que los hace ondular: astronautas oclusivos. Ella baja circulares escaleras chocando contras las paredes empapeladas de distorsiones florales, mientras él desayuna atornillado a la mesa para no cometer erupción en la techumbre.
El caserón asemeja sótano de encuadernado mamífero. Inclusive, ciertos -aunque falaces- muebles empotrados en losetas claras son grandes mamas capaces de alimentar paladares sin rasgo púdico alguno. Hijo que arranca un trozo de queso en la muralla sustentadora de cocina, exprime un adminículo del que brota leche vertida en los jarros y unta de mantequilla, extraída de bamboleante solado de baldosas. Una tostada deja resbalar cielorraso en plato. Brevemente enredada en la pista umbilical la madre abre una nevera de la que escapan mariposas miles portando ropajes nunca vistos. Son tantas, tantísimas, que oscurecen la mañana provocando que el hijo encienda potentes focos: Hay que desmenuzar lepidópteros, cubriendo negritud y logrando que en la nevera dos mil orugas huérfanas se derritan sin credenciales de burbujas.
Reynaldo Jiménez: “El lobo estepario me sigue pareciendo inquietante”
Entrevista realizada por Rolando Revagliatti
Reynaldo Jiménez nació el 27 de marzo de 1959 en Limá, Perú, y reside en Buenos Aires, capital de la República Argentina, desde 1963. Ha sido editor y director de la revista-libro y editorial “tsé-tsé” entre 1995 y 2008. Coordinó la colección de antologías “Poesía Mayor” de Editorial Leviatán entre 1997 y 2001. Integró consejos editoriales de plataformas-e y revistas en soporte papel de Argentina, Brasil, Estados Unidos y Perú, así como colaboró con artículos y poemas en decenas de publicaciones gráficas y electrónicas de América y Europa. Participó en festivales y diversos eventos realizados en Argentina, Perú, Chile, Paraguay, Brasil, Costa Rica, México, Ecuador, Uruguay, Venezuela, Estados Unidos, España y Alemania. Ha sido traductor de numerosos poetas brasileños y responsable de una veintena de antologías y muestras poéticas. Fue incluido en ediciones colectivas y antologías (“Medusario. Muestra de poesía latinoamericana”, “Antología crítica de la poesía del lenguaje”, “Pulir huesos. Veintitrés poetas latinoamericanos”, “Nosotros, los brujos. Apuntes sobre arte, poesía y brujería”, “Jinetes del aire. Poesía contemporánea de Latinoamérica y el Caribe”, “Divina metalengua que pronuncio. 16 poetas transbarrocos 16”, “Déjalo beat. Insurgencia poética de los años 60”, etc.). Se editaron dos antologías de su obra poética: “Shakti” (selección de Claudio Daniel, 2005) y “Ganga” (selección de Andrés Kurfirst, 2006). Publicó —además de libros ensayísticos (“Por los pasillos” —incorporado en el volumen “¡Kwatz!”, compartido con Ricardo Gilabert—, 1989, “Reflexión esponja”, 2001, “El cóncavo. Imágenes irreductibles y superrealismos sudamericanos”, 2012, “Informe”, 2014, “Nuca”, 2015, “La inspiración es una sustancia, etc.”, 2016, “Intervenires”, 2016, “Arzonar” (2018), entre otros)— desde 1981 los siguientes poemarios: “Tatuajes”, “Eléctrico y despojo”, “Las miniaturas”, “Ruido incidental / El té”, “600 puertas”, “La curva del eco”, “La indefensión”, “Musgo”, “Sangrado”, “Plexo”, “¿Cómo llamar a un tigre?”, “Esteparia”, “Piezas del tonto”, “Funambular”, “Ello inseguro”, “Antemano” y “Olla de grillos”.
LA “REVOLUCIÓN SURREALISTA” EN EL PERÚ
(Parte 2)
El fuego y la poesía
En el agua quemante el sol refleja la mano de cenit
1
Amo el amor
El martes y no el miércoles
Amo el amor de los estados desunidos
El amor de unos doscientos cincuenta años
César Moro, De La tortuga ecuestre 1936-1939
Desde México: César Espinosa
La vanguardia en Perú es vista como el producto final de una asimilación de distintas corrientes europeas que predominaron a comienzos de siglo, sin tomar la forma de un movimiento dominante, nutrido de todos los ismos como lo fueron el ultraísmo argentino o el estridentismo mexicano.
André Bretón (1896-1966)
A su vez, la irrupción del surrealismo (superrealismo, suprarrealismo o sobrerrealismo, como se le llamaba en los primeros años) es considerada como resultado de varios artículos publicados por Mariátegui a partir de 1925, y de las tertulias celebradas en su casa de Washington Izquierda, plantea Yasmín López Lenci. También señala que de enero de 1925 data el deslinde en Mariátegui entre razón y fe, y la adhesión a la fuerza movilizadora y creativa del mito, que impulsó su afinidad hacia el surrealismo manifestada en marzo de 1926.
Xavier Abril J.C. Mariátegui César Vallejo
Tres autores se estiman como muy ligados a la recepción del surrealismo francés en Perú: Xavier Abril (1905-1990), José Carlos Mariátegui (1894-1930) y César Vallejo (1892-1938).
Un universo común | A common universe
Sobre proyecto Reflex de Angie Saiz | On the Reflex project of Angie Saiz
por | by Ximena Moreno
traducción | translation Carlos Prieto
VIRUS EN VIVO EN EL ESTADIO CHILE
Por Marcelo Olivares Keyer
I ¿WADU-WADU?
Un día de enero de 1987 mi cabello largo -muy a contrapelo de la moda imperante- cobró sentido, sólo tuve que peinarlo con partidura al lado, ponerme una camisa amplia y abotonarla hasta el cuello: ya estaba listo para ir a ver a Virus. A mis tiernos diecinueve años, mi rostro aún era algo regordete, muy lejano del estilo Moura, pero unas semanas antes había visto en televisión, en un programa de videoclips, la canción Pecados Para Dos, con lo que me había convencido de que esos platenses -de quienes ya venían sonando un par de canciones en la radio desde hacía un año- también tenían algo que decir dentro de la avalancha de música pop trasandina que para el verano´87 ya era un diluvio total que parecía no tener fin.
Durante el largo viaje desde La Florida hasta la parte antigua de Santiago, en donde tocarían los Virus, viaje que por aquellos días duraba como dos horas, sólo me acompañaba ese goce anticipado que se siente cuando sabemos que vamos a ver una buena banda. Mal podía adivinar que esta agrupación, al lanzar su ópera prima WADU-WADU a fines de 1981 (un año antes que Lulú Santos, Blitz y Barao Vermelho en Brasil, o que la Banda Metro en Chile, quienes lanzarían sus primeros álbumes en 1982), habían dado el puntapié inicial a la renovación de la música pop en América Latina, con lo que arriesgaron recibir más de algún puntapié ellos mismos, ya que meter mano en la delicada trama cultural/emocional/social de aquellos días era cosa complicada, y muy difícil de explicar a quienes hoy tienen menos de cuarenta años.
Este Virus se había comenzado a incubar en 1980, con la mezcla de dos bandas: Marabunta y Las Violetas, fusión bautizada con el no muy convincente nombre de “Duro”. Tenían una vocalista llamada Laura, la que al poco tiempo se bajó -o la bajaron- del proyecto. De Marabunta venían los hermanos Julio y Marcelo Moura, y para reemplazar a Laura decidieron llamar a su hermano mayor, Federico, quien se había ido a vivir a Brasil después de haber sido bajista del grupo Dulcemembriyo hacía un montón de años. Visto desde hoy, no fueron sus hermanos chicos los que convencieron a Federico José de regresar del Brasil, fueron los hados del Arte quienes lo arrastraron de vuelta a La Plata para que alguien viniese a dirigir con delicados dedos el inexorable cambio que se avecinaba en el espíritu de la época. Así, convencieron al hermano Fede, y Duro pasó a llamarse Virus.
Subirse a cualquier escenario en América del Sur en 1980-81 y salir con canciones tecno bailables como las del mencionado Wadu-Wadu, hiper livianas, con letras irónicas, con su culto al hedonismo, era -vaya paradoja- cosa seria, muy seria, y si todavía a mediados de la década los más jóvenes (pero que sabíamos en qué mundo estábamos metidos) todavía debíamos someternos a un complejo proceso de metamorfosis psicológica para permitir la entrada a nuestras habitaciones de nuevas luces y nuevas perspectivas, no costará imaginar el comprensible rechazo que Virus -y luego sus equivalentes en los demás países de la región- debieron soportar en esos días en que en nuestro castigado subcontinente no se podía pronunciar una sílaba sin que esta fuese un enigma a ser vigilado, descifrado, censurado, aclamado o repudiado.
Todo era grave a principios de los ochenta, pero por algo Federico se lanzó a domar al monstruo de lo establecido. Con su rostro fino, casi de mujer, con esa voz suave y algo quebrada, pero clarísima, con esos ojos grandes que sabían medir el mundo, Federico había enfrentado a fantasmas mucho peores que un par de pifias en un show y había soportado obscuridades mucho más reales que un apagón en medio de una presentación. Pero yo aún no sabía nada de eso, o creía no saberlo, mientras la micro avanzaba por avenida Vicuña Mackenna hacia el centro, doblaba hacia abajo en Plaza Italia, y descendía por la Alameda, entre viejas mansiones abandonadas, hacia la parte más antigua de Santiago.
JESÚS I. CALLEJAS Y SU NOVELA: LA CASA DESBARNIZADA
Un “escritor maldito” en nuestro patio
Por José Diaz
Jesús I. Callejas habita Miami desde hace muchos años. Aquí vino a despojarse del “American Dream”, que muchos ingenuos aún persiguen.
Es evidente que para Callejas Miami no es la imagen de la ciudad que venden las compañías turísticas. Y él prefiere más bien utilizar el recurso literario para mirar crecer su dimensión ética personal y de relación con la ciudad, separándose de ésta, renegando de ella y pisoteando cualquier desliz o coqueteo del pasado.
Amores y desamores de un “escritor maldito” con la ciudad que habita. Hiperrealismo literario. Realidad desdibujada a partir de un lenguaje hiperbólico y adjetivado. Analogías estiradas hasta el máximo de su significación entre los despojos del cuerpo y los despojos de su casa en ruinas. Todo lo anterior puede afirmarse del texto narrativo que toma vida propia a partir de la transcripción de sensaciones y sentimientos que desde su conciencia, Callejas, el escritor, decide comunicar y expeler de su cuerpo y mente adoloridas a través de esa analogía matriz: su casa desbarnizada, en ruindad, con su cuerpo moribundo. Es el selfie fusionado de mundo exterior y mundo interior en obsceno estado de descomposición.
NOVELA: YO BIPOLAR.
Capítulo XL
Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados,
sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau
Por Jesús I. Callejas
JULIA Y ROSARIO
Despierto de una pesadilla persecutoria al sonido del intercomunicador. Julia y Rosario están abajo esperando que el puente levadizo las sustraiga del foso rodeando este disfuncional potrero. El pijama sigue sobre mí, aunque aparezco nítido cuando atraviesan el dintel ardiente. Rosario es algo más alta que Julia, y que yo: ¿"Embriagado"?; y se encarga del café. Confío en ellas; no poco para un bipolar recortado según los patrones de la paranoia viandante. Siéntate aquí, Julia; déjame observarte bajo la reflexión solar: Uhm; Capua reincide al adjudicarte tintes y el tipo sigue allá afuera. Desde hace días pospongo ditirambos de fertilidad.
Julia asiente sin saber de qué hablo: Tengo que decirte, y no lo supongas un ataque, que estuvo mal haberle arruinado; jodido en realidad, y disculpa la palabra, el cumpleaños a mamá; ésa conducta es impropia de una persona como tú. Como yo… ¿Qué significa eso? No te hagas el tonto… No siento el menor síntoma de molestia por sus palabras. Rosario se inclina atenta desde la cocina con la cafetera a medio cerrar: Por favor, Julia, no es tan grave; cuánta exageración. Además, para lidiar con ese par de idiotas hermanos nuestros y, para colmo, con tía Josefa, hay que estar intoxicado.
UNA TARDE EN LA CIUDAD
Esto ocurrió a principios de los 90 en Santiago de Chile, en un tiempo en que mi vida giraba en torno al arte, la poesía y la vida en todo su esplendor, era joven, bello, delgado y no gordo como estoy ahora que relato estos hechos, como si de algo sirviera recordar el pasado para apalear los años que se han venido encima en mi cuerpo y mi consciencia: ahora estoy más calvo, pero más bello, de esa belleza que trasciende los años y el espacio-tiempo, pero recuerdo con gran nitidez los hechos que voy a relatar y con la satisfacción de haber vivido los años de mi juventud en plenitud. Aún hoy se me viene una sonrisa al rostro cuando recuerdo los buenos momentos de aquella época en que caminaba con mi cabellera al viento una tarde en la ciudad; con la energía desbordante y la vitalidad natural de los seres humanos a sus veinte años, quería vivir y lo hacía, mi realidad era compleja, como compleja es la vida de los que intentan tejer con sus propias manos la trama de su existencia.
Silvia Rivera Cusicanqui:
“Concibo al arte como camino de conocimiento”
Por Eli Neira desde La Paz febrero 2018
Estamos en un museo de la ciudad de La Paz con Silvia Rivera Cusicanqui y el curso de sociología de la imagen verano 2018. Hemos venido a ver un cuadro de la colonia que narra una de las rebeliones indígenas más importantes de la historia, el sitio que a principios de 1781 liderara Tupac Katari rey de los Aymara, y que mantuvo a los habitantes de la capital colonial, sin agua, sin alimentos, rodeada y con un miedo de la puta madre durante 6 inolvidables meses.
Un cordón nos separa del lienzo que está colgado en el “living” de la casa señorial. Silvia mira a su alrededor, agarra el cordón que nos separa del cuadro y lo saca para acercarse y poder acercarnos todos a mirar en detalle. En eso estamos, impresionados por la proliferación de escenas que dan cuenta de ese importante suceso histórico, cuando aparece una guardia y nos increpa. Silvia da pie atrás pero insiste desde su embestidura de experta en la necesidad de ver el cuadro de cerca, “porque lo estamos estudiando” argumenta. La guardia se ha montado en su embestidura también y nos bloquea el paso con su cuerpo forrado en un uniforme verde. No podemos pasar. Se tensiona el ambiente y el deseo de desobediencia brilla en los ojos de nuestra maestra, que pese a sus bien vividos años se niega a asimilar el orden injusto de las cosas.
Hay pasión en Silvia y su historia de mujer rebelde, demasiado inteligente, demasiado atractiva cuenta la leyenda en sus tiempos mozos, hoy una de las mentes más brillantes de América Latina, que ha abierto a través de sus libros y su práctica descolonial un camino de regreso a casa para pensarnos los latinoamericanos desde la potencia desconocida de nuestra existencia manchada o Ch´ixi como ella dice.
Mujer de múltiples exilios, hoy vive la militancia con las manos en la tierra, realizando su utopía en el espacio de El Tambo donde todos años, desde su salida forzada de la Universidad estatal, dicta el curso de sociología de la imagen y existe en vida colectiva con sus compañeros de colectivo y sus alumnos que vienen de todas partes del mundo. Allí todos los sábados se hacen jornadas de trabajo colectivo y también se hacen buenas fiestas al finalizar cada curso. A Silvia le gusta la fiesta, dice que es un momento de descolonización de nuestros cuerpos, cuando volvemos a la comunidad.
FRANCISCO SMYTHE e FIRENZE. 2018
Por Paulina Humeres
Han pasado 20 años desde la muerte de Francisco Smythe, artista Chileno, quién vivió en Florencia desde el 79 al 96, Florencia jugó un rol fundamental creativo tanto en su obra como en la vida.
Fue uno de los padres del arte conceptual de los años 70s en Chile que más tarde se llamaría “Escena de avanzada”.
Hoy marzo del 2018 me reencuentro con él, con su obra, sus amigos, sus calles y la extrema belleza de la ciudad de Florencia donde La Agregaduría Cultural de la Embajada de Chile en Italia junto a los curadores Antonio Arévalo y yo, hemos organizado una gran muestra en el “Palazzo Medici Riccardi” uno de los palacios iconos del Renacimiento de la familia Medici, situado en el corazón de la ciudad.
La exposición “Francisco Smythe e Firenze”, ciudad que le permitió desarrollar toda su obra “GEOGRAFIA PHANTÀSTIKHA E IMMAGINARIA” , donde la memoria se hace presente apareciendo la isla de su infancia delineando los perfiles de las montañas andinas, dejando emerger todo el flujo de los recuerdos, reescribiendo sobre la tela distintos lenguajes del arte contemporanea desde la Pop Art al Conceptual.
El eje principal como icono más relevante es “El corazón” que adquiere un significato relevante, eje fundamental de un viaje.
Imaginario donde el corazón es totalizante , es el nucleo pulsante de este continente imaginario, simbolo de fertilidad, deseo, sensualidad , armonia, que reina en este lugar ,“Isla Guanahani”, representando el simbolo pulsante de toda emoción y creador de todos los valores.
Hemos reunido 52 obras exhibidas gracias a los coleccionistas y amigos de Francisco, desde Roma, Toscana - Florencia, Emilia Romagna; y un video que recorre los distintos períodos de su creación, vivencias , amigos de esos años, realizado por Mauricio Peralta.