Artista
Idea, proceso, imaginación; memoria, método, disciplina; aplicación, programa, espacio. Intercomunicación: Serpientes y Escaleras, el juego de la vida.
Rosa Matilde Jiménez Cortés
(Publicación dos de tres)
Serpientes y Escaleras - 2018
La Serendipia de Matilde - 2019
El Jardín de Rosa en tu Facultad - 2019
Hoy es mi cumpleaños y me dispongo a preparar éste artículo, de pronto llama mi atención el Doodle de Google y pincho curiosa… resulta que un 14 de marzo de 1859, nace Matilde Petra Montoya Lafragua, la primera mujer mexicana en graduarse de médico-cirujano (especialidad en obstetricia) en la Facultad de Medicina en México. Pues bien, casualmente ayer inauguré la exposición Serendipia en el mezzanine de la Facultad de Medicina (antes sala de obstetricia) en Cd. Mendoza, Veracruz.
Azar, destino o verdad, el 14 de marzo de 2007 inicio una cruzada con el propósito de ir al encuentro de la comunidad estudiantil mediante mi obra, inaugurando en la Facultad de Arquitectura en Córdoba aunque sin lograr exponer en otras casas de estudios de la Universidad Veracruzana, abortando mi iniciativa al año de haber dado el primer paso.
Doce años después recibo una invitación inesperada, vía telefónica, para exponer en la Facultad de Medicina en Ciudad Mendoza, con fecha 13 de marzo a las 13 horas. De aquella conversación solo recuerdo la palabra “medicina” (sin prestar atención a los detalles), una serendipia acababa de ocurrirme y tenía cuatro días para desempolvar una colección de pinturas existente —algo que sí hice— pero en cuanto empecé a seleccionar la obra, sentí la necesidad de meter mano… componer, enderezar, quitar, cambiar, diseccionar; modificar la existencia de lo que ya se hizo quizá porque uno nunca está conforme con lo que tiene o se le ha dado.
Respuestas, soluciones, resultados y nuevos caminos de expresión plástica, la serie Serendipia traza una línea delgada entre la infancia y la edad adulta. La primera es expuesta con natural encanto, mirada que habla de la capacidad para dejarse sorprender ante lo inesperado y reaccionar en consecuencia. En contraparte retrato el peso de la adultez y el conflicto existencial, acentuado por la incapacidad de transformar el error y el fracaso, en aprendizaje y motivo de acierto.
Dos edades yuxtapuestas mirándose de frente en complemento, ocupando el espacio de manera compartida porque es imposible alcanzar una etapa sin haber vivido otra. Y en la pintura ocurre que los procesos creativos se construyen por capas, veladuras formadas por experiencias fruto muchas veces de coincidencias e instantes no previstos sabidos aprovechar al máximo; serendipias que con frecuencia el artista es testigo de “la maravilla de lo inesperado” cada vez que se enfrenta al vacío del lienzo y encuentra en el espacio en blanco, una manera de habitar la materia transformando su realidad.
En años recientes mi pintura se define cada vez más ella (infante) y menos yo (adulta) pasando de la idea figurada del ser, a una abstracción lógica por antonomasia; es decir, una pintura que retrata mi momento cuál expresión mínima o reducción eidética apelando a mi experiencia intuitiva con el fin de resolver un camino fenomenológico, en cuyo caso planteo la creación como razones gestuales de lo sensible.
La ficción artística como terreno fértil o sustrato de esencias es algo más que pretender ser creativo, evidentemente conlleva una carga emocional y psicológica, vivencial y de experiencias lograr una conjunción entre tiempo-espacio para que la representación ficticia dé como resultado una realidad tangible, producto de la imaginación.
Hijos al fin y al cabo de otra naturaleza mi pintura tiene algo de predicción, prevención, diagnóstico y tratamiento, al menos por lo que a mí refiere que para eso soy paciente y también sé esperar mi momento. (Rosa Matilde Jiménez Cortés Córdoba, 14 de / marzo 2019).
Un universo común | A common universe
Sobre proyecto Reflex de Angie Saiz | On the Reflex project of Angie Saiz
por | by Ximena Moreno
traducción | translation Carlos Prieto
Silvia Rivera Cusicanqui:
“Concibo al arte como camino de conocimiento”
Por Eli Neira desde La Paz febrero 2018
Estamos en un museo de la ciudad de La Paz con Silvia Rivera Cusicanqui y el curso de sociología de la imagen verano 2018. Hemos venido a ver un cuadro de la colonia que narra una de las rebeliones indígenas más importantes de la historia, el sitio que a principios de 1781 liderara Tupac Katari rey de los Aymara, y que mantuvo a los habitantes de la capital colonial, sin agua, sin alimentos, rodeada y con un miedo de la puta madre durante 6 inolvidables meses.
Un cordón nos separa del lienzo que está colgado en el “living” de la casa señorial. Silvia mira a su alrededor, agarra el cordón que nos separa del cuadro y lo saca para acercarse y poder acercarnos todos a mirar en detalle. En eso estamos, impresionados por la proliferación de escenas que dan cuenta de ese importante suceso histórico, cuando aparece una guardia y nos increpa. Silvia da pie atrás pero insiste desde su embestidura de experta en la necesidad de ver el cuadro de cerca, “porque lo estamos estudiando” argumenta. La guardia se ha montado en su embestidura también y nos bloquea el paso con su cuerpo forrado en un uniforme verde. No podemos pasar. Se tensiona el ambiente y el deseo de desobediencia brilla en los ojos de nuestra maestra, que pese a sus bien vividos años se niega a asimilar el orden injusto de las cosas.
Hay pasión en Silvia y su historia de mujer rebelde, demasiado inteligente, demasiado atractiva cuenta la leyenda en sus tiempos mozos, hoy una de las mentes más brillantes de América Latina, que ha abierto a través de sus libros y su práctica descolonial un camino de regreso a casa para pensarnos los latinoamericanos desde la potencia desconocida de nuestra existencia manchada o Ch´ixi como ella dice.
Mujer de múltiples exilios, hoy vive la militancia con las manos en la tierra, realizando su utopía en el espacio de El Tambo donde todos años, desde su salida forzada de la Universidad estatal, dicta el curso de sociología de la imagen y existe en vida colectiva con sus compañeros de colectivo y sus alumnos que vienen de todas partes del mundo. Allí todos los sábados se hacen jornadas de trabajo colectivo y también se hacen buenas fiestas al finalizar cada curso. A Silvia le gusta la fiesta, dice que es un momento de descolonización de nuestros cuerpos, cuando volvemos a la comunidad.
FRANCISCO SMYTHE e FIRENZE. 2018
Por Paulina Humeres
Han pasado 20 años desde la muerte de Francisco Smythe, artista Chileno, quién vivió en Florencia desde el 79 al 96, Florencia jugó un rol fundamental creativo tanto en su obra como en la vida.
Fue uno de los padres del arte conceptual de los años 70s en Chile que más tarde se llamaría “Escena de avanzada”.
Hoy marzo del 2018 me reencuentro con él, con su obra, sus amigos, sus calles y la extrema belleza de la ciudad de Florencia donde La Agregaduría Cultural de la Embajada de Chile en Italia junto a los curadores Antonio Arévalo y yo, hemos organizado una gran muestra en el “Palazzo Medici Riccardi” uno de los palacios iconos del Renacimiento de la familia Medici, situado en el corazón de la ciudad.
La exposición “Francisco Smythe e Firenze”, ciudad que le permitió desarrollar toda su obra “GEOGRAFIA PHANTÀSTIKHA E IMMAGINARIA” , donde la memoria se hace presente apareciendo la isla de su infancia delineando los perfiles de las montañas andinas, dejando emerger todo el flujo de los recuerdos, reescribiendo sobre la tela distintos lenguajes del arte contemporanea desde la Pop Art al Conceptual.
El eje principal como icono más relevante es “El corazón” que adquiere un significato relevante, eje fundamental de un viaje.
Imaginario donde el corazón es totalizante , es el nucleo pulsante de este continente imaginario, simbolo de fertilidad, deseo, sensualidad , armonia, que reina en este lugar ,“Isla Guanahani”, representando el simbolo pulsante de toda emoción y creador de todos los valores.
Hemos reunido 52 obras exhibidas gracias a los coleccionistas y amigos de Francisco, desde Roma, Toscana - Florencia, Emilia Romagna; y un video que recorre los distintos períodos de su creación, vivencias , amigos de esos años, realizado por Mauricio Peralta.
CALADOS
TULIO RESTREPO
MAG3
Art Week Vienna 2017
Por Yto Aranda
Entre el 14 de Octubre y el 15 de Noviembre de 2017 el artista colombiano Tulio Restrepo exhibe su obra en la sala MAG3, dentro del contexto de la Art Week de Vienna 2017. Una instancia motivadora, pues sin duda fue visitada por una gran cantidad de público y no me cabe duda, generó una instancia de intercambio cultural intercontinental que enriquece tanto al artista como a su público.
En CALADOS Tulio Restrepo, traduce de una instancia callejera, típica de la urbes de Colombia, una serie de formas geométricas, trasladándolas a la animación, la gráfica digital y la escultura.
Se valora el acto de observación de estos espacios "Calados" en donde suceden todo tipo de experiencias, naturales, el paso de la luz a diferentes horas, la intervención del clima con sus humedades y sequedades, el crecimiento de plantas y hongos, a la vez que los cambios propios del deterioro o integración de nuevos elementos, por parte del medio ambiente, valorizando el objeto como un espacio visual, que para un buen observador se convierte en todo tipo de transformaciones ópticas, propias de los muros de las ciudades, pero potenciándose por su cualidad escultórica.
En nueve años ininterrumpidos, EntreVistArtista, ha nutrido las páginas de su historia con entrevistas exclusivas tras conversaciones cercanas con artistas de diferentes latitudes, a quienes agradezco su amistad y confianza. Angelo Secondini, Alberto Pousa, Alex Etxebarria, Ale Elordi, Alejandro Cuerda, Alfonso Blanco, Angel Cervera, Antoni Catalan, Antonio Cubelos, Beatriz Ramírez, Cecilia Cacciarelli, César Naves, Daìta Martínez, Daniele Vergni, Edgar Dorantes, Elam Ellis Embarq, Emil Valev, Emiliano Pietrini, Enrique Mochales, Magdalena Dosamantes, Fabian Marcelo, Fernando Biderbost, Fred L'Epee, Howard Hersh, Idrioema, José Luis Torrego, José María Escarastegui, Julio Ojea, Marcela Ruiz, Maria Felix Korporal, Maria Grazia Galatà, Montse Huguet, Nuccia Cammara, Pinina Podestà, Rafael R. Costa, Shiri Malckin, Sofia Koubli, Tono Carbajo. Mención especial a quienes colaboraron en el proyecto en un gesto solidario: José María Escarastegui (Bilbao), Julio Ojea (España), Antoni Catalán (Barcelona), Mirjana Milosavljevich (Serbia), Beatriz Ramírez (Argentina), Marcela Ruiz (Argentina), Eliana Suarez (Argentina), Emiliano Pietrini (Italia) y César Nicolás (España).
Cultura y globalización
¿Cuántos artistas por país conoce usted?
Por: Ximena Jordán - ximejordan@gmail.com
Si hablamos de artistas visuales mexicanos que sean famosos en el extranjero, se nos vienen a la mente de inmediato Frida Kahlo y Diego Rivera. Es indudable que la mayoría de los visitantes foráneos que llegan a México por turismo, por estudios u otras razones, ya conocen a ambos artistas desde sus países de origen, o al menos ubican sus nombres. Hay quienes tienen una cierta visión crítica de esta situación, algo así como que “no es bueno” que Frida y Diego sean “así” de famosos porque su excesiva popularidad pudiera impedir que otros artistas mexicanos tan buenos como ellos sean igualmente apreciados a nivel internacional.
México. EntreVistArtista (EVA) / 14 de enero 2018
El transitar de las llamas misteriosas - Omar Gatica- 2017 - oleo sobre tela- 160x200cm
OMAR GATICA: LA REDENCIÓN DEL VALLE
Por Mario Fonseca
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Omar Gatica parte al monte, se repliega en las últimas estribaciones accesibles desde la gran capital y la remite, en la distancia, a lo indispensable. Allá se pone a pintar; acá expone. Ha vivido –ha disfrutado y ha sufrido– lo suficiente como para ascender el valle de Alhué a decantar una vida y erigir otra sobre esos cimientos ahora lejanos. No hace una escisión con el pasado pues construye sobre él, pero los muros ya no dejaban ver el horizonte, necesitaba abrir el cielo para observar la existencia, su existencia. Un pintura, Antes de la calma y el recogimiento, despliega la vorágine de la que finalmente se sustrae: quizás no la hubiera podido pintar sin partir. Hay mucha energía en esa pintura así como en las demás que conforman su última producción; también hay, a manera de contrapunto, una evocación de tratamientos antepenúltimos ahora en piezas frescas y vitales. El gran río de su obra fluye así abriéndose curso por las vicisitudes del valle, remontando aguas impregnadas con los colores intensos que inspira el estero Pichi, descolgado de allá arriba, de Rao Caya, la nueva fuente.
Antes de la calma y el recogimiento - Omar Gatica- 2017 - oleo sobre tela - 120 x 200 cm
El Ojo del alma viene cargado de conflictos, si bien su dinámica –ninguna obra descansa– refleja intensas discusiones interiores antes que algún compromiso forzado por las circunstancias. La lucha es difícil pero se da de frente. Desde esta pintura parecieran surgir varias otras, como si fuera el eje centrífugo del conjunto. Propone un centro sólido y al mismo tiempo la energía para expulsar a los demás clústeres que no obstante se mantienen en tensión gracias a su fuerza de gravedad. Fuerza para la vida anuncia el nuevo hábitat con su explosión de rojos y naranjos –que los azules celebran en cuanto no saben cómo contenerlos. El marcado giro por arriba emula una galaxia joven en formación, asertiva en su destino irrevocable (¿será la dirección de las agujas del reloj la misma del Universo? –no lo recuerdo). Asimismo, la obra descubre una tridimensionalidad inédita en el pintor, generada desde el movimiento. Más tarde cae la noche y los cielos de allá, que sí dejan ver el firmamento, también emiten luces quea veces suelen confundirse con otros fuegos no necesariamente humanos, como en El transitar de las llamas misteriosas. Esta pintura, marcada igualmente por el giro sideral de la anterior, se instala esta vez en el reino intermedio, aquél al que dan acceso el aislamiento del valle y una prosapia que se remonta a La Quintrala y más atrás: al reino de los espíritus que nos acompañan, pero a quienes solo podemos ver si nos lo permitimos. Allá se lo permiten.
TÍTULO: Páramo multicelular / AUTORA: Rosa Matilde Jiménez Cortés / TÉCNICA: Acrílico sobre cartón / MEDIDAS: 40 X 50 cm / AÑO: 2017 / (Colección particular Skrs).
FRACTAL ARTERIAL, TAPICES DEL ALMA.
Intrincada serie de pinturas como urdimbre tiene el pensamiento y recovecos el alma, “El viento sobre el bambú”, sugiere una lectura poético-visual cargada de sugerencias y onirismo plástico. Adaptabilidad y determinación, perseverancia y desafío, Rosa Matilde Jiménez Cortés plasma el nervio óptico de la condición humana ante el difícil dilema de la vida. Razón y sentimiento, sensatez y pasión, ¿cuál es la relación entre la materia orgánica del pensamiento, la esencia onírica del sentimiento y la carne viva del alma? ¿Qué hacer cuando la voluntad es doblegada a capricho por lo inevitable? ¿Permanecer apacible inmerso en la ventisca o perseverar anclado a un átomo de esperanza?
La metáfora del ‘bambú’ como sinónimo de fortaleza y constante regeneración, sugiere en la obra de Rosa Matilde, hilos de pensamiento que tejen entre sí una red cálida y amorosa donde transmutar la universalidad de su ser, dejándose caer sobre pequeños tapices construidos a partir de una búsqueda interna en constante evolución; representaciones simbólicas provenientes de su tiempo y circunstancias traducidas en pulsiones cromáticas, como resultado de los distintos estados emocionales que la inquietan, pero también, la llevan a encontrar caminos que liberen su mente.
Guardianes de un alma exploradora de sus jardines internos, los arabescos liberadores en el subconsciente en Rosa Matilde, son la huella que se encuentra impresa dentro de esas hebras tan acertadamente imbricadas a modo de neuronas; secreto que se intuye en los espacios perfilados en las atmósferas pictóricas que la autora recrea, entre líneas salpicadas de color que tan difícil resulta de aprehender.
La línea en la obra de Jiménez Cortés, es una pincelada de delicada armonía que cede el paso a la palabra táctil de los sentidos, porque la materia pictórica en su obra enhebra sobre un mismo espacio la tenue música que transforma el azar en significación. Los vibrantes colores y las sutiles atmosferas derrotan al vacio, convirtiendo la bidimensionalidaden arterias sobre las que se mecen los bambúes de sus hermosos cuadros.
Subyugantes bocanadas de aire, El viento sobre el bambú, posee intensas contenciones de cordura ante el aliento que se entreabre imperceptible buscando sofoco, auxilio. Vida y arte, crear momentos y cosas de valor imposible de calcular, tender puentes de fe y abrir puertas que nunca antes se construyeron; existencia, búsqueda, transformación y entrega. Océano de pálida piel neuronal, también es posible hallar arrebatadoras olas e insondables remolinos en medio de la tempestad.
Matilde Cortés Puente (México, 1936).
“Como cualquier personaje de la vida cotidiana los originales seres de Matilde Cortés Puente, nos sonríen inconscientes de ser los protagonistas de esa sobrevalorada charada que es nuestra existencia social. Pero Matilde no se deja engañar, ella muestra las almas de sus dibujos a través de poses electrizadas y cierta rigidez delatora, pero sobre todo mostrándonos la verdadera mirada que entierran esos ojos variopintos. Cortés Puente es una profunda observadora, cada minúsculo trazo nos cuenta una pequeña historia que solo ella acertó a entrever entre las veladuras de los disfraces, ella no perfila los pliegues de esos ropajes sino que dibuja las cicatrices que imprime la vida sobre los personajes que crea.
Marionetas independientes cortaron sus hilos, libres de accesorios o de ambages, sin entorno ni teatro que las cobije suspendidas en el espacio vacío como estrellas, siempre interpretando, guardianas celosas de su mundo interior. Las únicas pistas sobre el duro camino recorrido se encuentran latentes tras su desafiante gestualidad. Ante su obra el sabor de su abigarrado guiñol es rotundamente agridulce y es porque eso nos induce a plantearnos que nadie es inmune al poder de las plumas del pavo real, personajes fantásticos actuando en un escenario descarnadamente real”.
José María Escarastegui Mendoza
La trayectoria de Matilde Cortés Puente (1936) se concreta al difícil arte de la vida, una vida consagrada al ser como expresión máxima de la condición humana desde su más compleja acepción. Mujer de grandes batallas internas, a temprana edad conoció el rostro descarnado de la vida siendo el dolor y la enfermedad el sudario de su viacrucis diario.
Matilde es una mujer de su tiempo afianzada a su pasado, época donde los rostros cambiantes del tiempo besaban un mismo espacio al ser la familia razón y núcleo de existencia. Añoranza de un pasado cuando padres e hijos departían entre risas y juegos después de largas jornadas de trabajo, quehaceres domésticos y estudios. Muy lejos quedan aquellos días de sosiego en el campo, el dulzor acre de la tierra y una infancia fulgurante; las grietas de la vida debilitan la memoria abriendo surcos por si acaso hubiera que enterrar pérdidas dolorosas.
Ataviada con el ajuar del tiempo, Matilde porta con dignidad su edad. Señora abrigada de experiencia, el destino marcó y delimitó muchas de las veces sus pasos colocándola contra las cuerdas del ring cuya única alternativa era combatir o perecer en el intento. Cicatrices en el alma suturadas por incontables pesares sin anestesia; primero su padre y más tarde el marido enfermo. Años de entrega por amor al otro pese haber condena en la sentencia. Mujer yunque de inquebrantable fe a pesar del abismo ante sus pies, ha sido fuente de inspiración en mi temprana obra porque no había dolor o alegría que ella no compartiera conmigo para bien o mal.
Con 45 años e hijos pequeños, la viudez colocó a Cortés Puente entre cuatro paredes. Prejuicios acordes a su formación atenazaban su mente para dejarse influenciar por sus verdaderos propósitos, como ser autosuficiente, pero el peso del deber y lo que es correcto puede ser una carga infranqueable, encontrando en el camino correcto la salida.
Consagrada a sus hijos, Matilde regresa a los senderos de su pasado cuando decide hacer de la evangelización su camino; porque ser hija de Paquito Cortés es una bendición que se hereda. Seguramente las nuevas generaciones no conozcan a la mujer de voz potente, delante de un gentío atento a sus palabras, pero sí sabrán de ella por el naturalismo de sus dibujos porque en Matilde Cortés Puente, el trazo a mano son las líneas de su destino; aquel que la zarandeó cual monigote de guiñol sin haber logrado que los hilos más íntimos de su esencia cedieran al paso.
La presente entrega tiene como propósito difundir textos y poemas de amigos entrañables acerca de mi trabajo expuesto en diferentes plataformas; puntos de confluencia en el ciberespacio donde el tejido humano es alimento del otro en fortalecimiento propio.
EN RED, primera publicación compartida: "Metáfora de la entraña" y "Rosa Matilde Jiménez Cortés, para reproducirse a sí misma" por Maritere Espinosa, a quien agradezco con profunda admiración.