30 AÑOS DE LAS BIPVE* Y
V Bienal: Pedro Juan Gutiérrez (Cuba), Dick Higgins (E.U.A.), Klaus Groh (Alemania)
y Franca Morandi (Italia)
NOVELA: YO BIPOLAR.
Capítulo XIV
Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados,
sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau
Por Jesús I. Callejas
ENTRE ELLOS Y YO
La corte de Enrique VIII. Un malsano avispero tras la muerte de Jean Seymour, aparentemente la única mujer por la que sintió ternura; la de temperamento dócil (creo que de ahí le venía al hombre la ternura), la que le propició el deseado hijo varón. Alberto, no tienes que preocuparte por actuar; sé tú mismo. ¿Insinúas que me parezco a este rey gordo y despótico? No, pero, por favor, escucha mi sugerencia. Si insistes en actuar el público se percatará de cuán deliberado te proyectas. Y tú, Amelia, trata de controlar el énfasis corporal; recuerda que Jane es lánguida. Sí, pero ¿doy o no bastante bien el personaje? Perfectamente. Sigamos.
Ah, la muerte la montaremos al final; es decir que estarás en escena bastante tiempo. A Catalina de Aragón, tía de Carlos V por ser la hermana de Juana la Loca, lo unió más el intelecto; a Ana Bolena la pasión. Marta… Te escucho. Catalina se expresaría con mayores pausas; mira, la gente en esa época hablaba de otro modo. Recuerda: intelecto entre tú y Alberto. Tú sabrás; eres el director. Gracias. Rosario… ¿Sí? Tu Ana Bolena… Quiero decir, el juego erótico con Enrique encubre un complejo torneo político. Es combinación imprescindible para comprender el trasfondo de la obra. ¿Percibes la intención? Sí, sí. ¿Seguro? Sí, sí.
SEGUNDA PUESTA EN ESCENA DE LA POESÍA IMPOPULAR
Por Ricardo Castro Piuke Werken y Marcela Rosen
Introducción
Esta segunda presentación fue concebida para el patio del Sofa, pues el lugar ofrecía una singular belleza, naturalmente intervenida por las personas que mantienen este sitio de sucesos. En esta segunda ocasión participaron tres poetas impopulares: Marcela Rosen, Mario Eduardo Domínguez García-Huidobro y Piuke Werken, los acontecimientos fueron nocturnos, en dicha ocasión nos planteamos 4 sucesos 1 homenajear a algunos artistas muertos e instalar así dentro de la poesía impopular “la zona muda” como le llamó el ex poeta Enrique Linh y lo hicimos recreando una animita dentro de un refrigerador en desuso, con elementos propios de este arte recordatorio, velas encendidas, ramitos de flores frescas, imágenes de los recordados, de las recordadas, - fotografías y lectura de poemas en dedicatoria -, el segundo suceso fue expositivo, Mario Eduardo expuso una cuelga de sus pequeños libros ilustrados bajo la luz de una lámpara, como Piuke puse sobre unos mesones poemas temperados, así los llamo porque los escribo con témpera y los hice para ser expuestos y leídos como entretención por las personas que acuden a co-protagonizar aquello que les presentaremos (vulgo: público).
3 y 4 lecturas, video-proyecciones, y danza. En términos estrictos en esta segunda muestra sólo aparecieron como “novedad” la exposición y el baile, pues los videos y la lectura de poemas son parte estructural de la puesta
En el patio del Sofa existe un pequeño escenario y lo empleamos como una parte más, no como “parte central” porque la idea es emplear todo el lugar en esta apuesta escénica. Es un placer realizar un encuentro en ese patio.
Orfeo representado en un mosaico romano. Fuente: Wikimedia.
EL MITO Y LA MÚSICA:
UN HÉROE CON TODO Y SOMBRA
Por: Marco Antonio López Sánchez.
Correo electrónico: marco@iod.com.mx
¿Quién no recuerda a Orfeo, con lágrimas en los ojos, rasgando en el inframundo las cuerdas de su lira y sacando el alma en un canto desahuciado para recuperar a su amada? Héroe indiscutible de la mitología griega, poeta y músico inigualable pero con fatal destino despedazado a manos de las Ménades sin haber logrado recuperar a su amada, viviendo solitario y triste en la montaña hasta enfrentar su lamentable final.
Sus hazañas son comparables a las de cualquier gran personaje mitológico; hijo de Apolo y la musa1, era capaz de aquietar el alma de cualquier mortal, amansar a las bestias, detener el flujo de los ríos, atraer incluso a los árboles y las rocas hacia donde sonaran las cuerdas de su lira o la voz de su garganta; todo ser viviente detenía su ajetreada existencia para olvidarlo todo por un instante y escuchar, encantado, la música prodigiosa del poeta. Incluso los tormentos eternos a los que fueron condenados los más nefastos traidores tuvieron su momento de reposo ante el poder de la música de Orfeo. Fue también instaurador de ritos mistéricos, inventor de la cítara, mago, astrólogo, benefactor de la humanidad, profeta y una de las figuras más representativas que supo encontrar punto de acuerdo entre Apolo y Dionisio logrando con ello una coincidentia oppositorum que no podemos perder de vista si queremos hacer un correcto estudio hermenéutico de esta figura mitológica, sin duda considerada como una de las más enigmáticas y cautivadoras.
Orfeo y Eurídice, por Federico Cervelli. Fuente: Wikimedia.
Por Enrique de Santiago
artedeenrique@yahoo.es
Para proseguir con este tema y antes de adentrarnos en lo que son las nociones básicas del chamanismo, es pertinente hacer una introducción de los mundos espirituales y cósmicos que se encuentran presentes en la cultura de los pueblos originarios. Conocer la raíz o cosmogonía es adentrarse en la forma como estas etnias conciben el origen del universo que los rodea, el mismo que es parte del mundo interior, donde conviven el espíritu de lo invisible con el mundo material, el alma trascendente que usa un cuerpo en este estadio llamado vida.
Otro de los pueblos originarios de la zona austral es el Mapuche (1) quienes llegaron provenientes, desde lo que es hoy actualmente Argentina. Era un pueblo guerrero que al momento de invadir esta región, provoca el desplazamiento de los antiguos habitantes hacia otros puntos cardinales, los que pasarían a formar la etnias picunches (gente del norte) los huilliches (gente del sur) pehuenches (de la zona cordillerana) y puelches (del este, pero más al sur que los pehuenches).
THE QUIET VOLUME / EL AUTOTEATRO DE UNA LECTURA SILENCIOSA.
Ant Hampton y Tim Etchells.
Por Camila Téllez
Idea y dirección: Ant Hampton y Tim Etchells.
Producción ejecutiva: Katja Timmerberg.
Coproducción con Vooruit, Belgium.
Traducción a castellano: Luz Algranti y Paula Porroni.
Las mismas letras… para Klaus y Lukas.
(del 19 de diciembre, 2014. Vitoria-Gasteiz)
Hace casi un mes que un movimiento inusual despertó la curiosidad de algunos lectores y estudiantes en la Biblioteca Universitaria Koldo Mitxelena, en Vitoria (Vitoria-Gasteiz). Y es que una propuesta sutil y compleja, casi invisible, se estuvo generando durante cinco días en sus salas de lectura.
Junto al mesón de recepción de libros, un pequeño cartel anuncia “The Quiet Volume” [El Volumen Silencioso]. Y pidiendo cita con anterioridad, los participantes-espectadores de este autoteatro, como lo llaman sus creadores Ant Hampton y Tim Etchells, eran conducidos de a dos personas, desde la recepción de la biblioteca misma, hasta una mesa de lectura especialmente dispuesta para esta performance susurrada.
Los participantes reciben un audio que cuelgan en sus cuellos, y junto a instrucciones sencillas: “sólo tienes que escuchar y leer a tu propio ritmo”, son dirigidos hacia una de las salas. Adentro, dos pilas de libros esperan sobre una mesa, y apenas se sientan, una voz susurrante los guía a través de los audífonos: “Lo primero que te llama la atención, es que para tratarse de un lugar dedicado al silencio, la verdad, es que es bastante poco silencioso…”
Presentación Catálogo
OPTIKO / 2000-20014
Por Yto Aranda
OPTIKO
((( ecos de luz )))
Dentro de la variedad de proyectos e instalaciones que ha desarrollado el equipo "Optiko", liderado por Ignacio Saavedra, existe uno llamado "Ecos de Luz". Este concepto define muy bien el trabajo que realizan: la luz como eco, lo que significa pensar en sonido y en espacio, en reflejos (o rebotes), en sensaciones provocando un ambiente estimulante que nos instala en una realidad paralela.
El elemento central de esta propuesta es "la luz", investigando una amplia gama de posibilidades en cuanto a su color, forma y dimensiones, trasformándola así en un lenguaje que comunica y que nos transporta a "otro" espacio. Participar en una creación "Optiko" es sin duda una experiencia lúdica, sin embargo transciende a lo técnico y meramente formal. Su trabajo posee interés artístico, preocupación estética y más allá de eso, existe detrás una profunda reflexión, que se interesa en la observación minuciosa de las reacciones y emociones del público, mejorando con esto la interacción, basados en lo que cada proyecto en particular les enseña.
"Optiko", en un principio llamado "Claroscuro", es un ejemplo de perseverancia que se practica de forma constante durante catorce años, con un trabajo que abarca áreas multidisciplinares y férrea metodología.
BICI POP UP: UN LABORATORIO NÓMADE
proyecto de Claudia González
Por Valentina Montero
El trazado de la ciudad se basa en el ordenamiento y segmentación de las prácticas humanas. Para movernos seguimos la línea punteada de los planos; cada necesidad social e individual tiene su lugar señalizado por la autoridad: zonas de comercio, de trámites legales, de enseñanza, de picnic. La rígida estructura urbana intenta ajustar la heterogénea pulsión humana a patrones de conducta clasificables y por tanto visibles para ser usados en el ejercicio del control. Por si algo se escapa, o intenta traspasar los límites de lo que se establece como dominio exclusivo, ahí están los mecanismos de vigilancia y coerción. La práctica artística también ha tenido su casillero: museos y galerías, escuelas de arte; y durante el último siglo también el espacio público. Subvertir las coordenadas que designan un espacio y tiempo específicos para el comportamiento y usos del cuerpo y subjetividad en el terreno público ha sido una de las incansables batallas de un buen número de artistas contemporáneos. Pero la ocupación del espacio urbano por acciones de arte, performances, intervenciones también se ha convertido en un protocolo consensuado que inscribe la práctica artística de manera aséptica en el tejido social, sin herirlo, sin impugnarlo, a lo más generando algún prurito sólo en los sectores más conservadores o resistentes a aceptar que el arte contemporáneo ha dejado de responder desde hace mucho tiempo a categorías tradicionales de un antiguo régimen de representación, y que por tanto el espacio público es ya un territorio conquistado, aunque en constante disputa. ¿Desde dónde entonces comprender hoy un arte experimental que salga a la calle?
En 1959 John Cage se refería al arte como una “estación experimental del cual se intenta salir vivo”(Cage, 1961, p. 139). Casi siguiendo esa sentencia es que Claudia González ha dedicado el último tiempo a desarrollar no sólo piezas y experimentos en los que somete a prueba distintas materialidades, sino que su trabajo también ha consistido en el diseño de espacios que se conviertan en instancias de experimentación abiertos no sólo a artistas sino a cualquiera que esté dispuesto a aprender y compartir conocimientos, a ensayar y equivocarse. Primero, siendo una de las fundadoras de Chimbalab, que remedando el concepto Medialabs que afiebraba los deseos insatisfechos de la escena de las artes mediales en Chile, ofrecía la posibilidad de generar una práctica que vinculara arte, ciencia y tecnología desde las realidades locales, precarias e híbridas, que caracterizan a la sociedad chilena. Chimbalab se ubicaba en un barrio designado desde la colonia como periférico y desde el cual se generaron talleres de circuitería, hacking, circuit bending. A los talleres asistían personas que querían aprender o que tenían algunos conocimientos de electrónica básica, artistas, músicos buscando nuevos sonidos a partir del reciclaje de juguetes. Posteriormente, Claudia comenzó a realizar de manera independiente una serie de talleres en distintos contextos, facilitando el trabajo colaborativo entre diseñadores, niños y niñas, artistas, inventores, generando pequeñas piezas que coquetean entre la invención, el bricolaje, y la obra de arte. Piezas que aún hoy son observadas como carentes de “estado civil” como diría Gabrielle Buffet-Picabia cuando se refería a los “juguetes” –rotorrelieves con motor exhibidos por Duchamp en el 33avo Concurso Lepine de Paris en 1936 que reunía a pequeños inventores (Marcadé, 2008, p. 325)–.
El Arte de Acción como proceso internacionalizante
por Rosa Apablaza Valenzuela
Artículo aparecido en Arte y Crítica
Fotografía inicial: Performance de Luis Almendra en AUT (fotografía Lorna Remmele), cortesía Jazmín Ramírez Pérez.
Con “internacionalización del arte en tiempo real” me refiero a un proceso que se encuentra más activo que otro, pues no concibo la internacionalización como un proceso estático, posible de identificar solamente con la circulación de obras en galerías, museos o ferias; ni un buen registro, ni un buen catálogo, ni una ‘correcta’ inscripción en la historia.
I. ¿Qué entendemos por internacionalización del arte?
Hay varias formas de comprender este proceso, sin embargo en Chile todavía se entiende como un cliché: estado que alcanza un artista a partir de su circulación en ferias internacionales, su pertenencia al staff de una galería extranjera y que alguna, aunque sea una, de sus obras, se encuentre en alguna colección fuera de Chile. Esto sumado a que con suerte lo incluyan en alguna publicación del tipo “100 artistas del siglo XXI”.
La economía entiende la internacionalización como un proceso mediante el cual se habilita un producto para que se pueda adaptar y consumir en diferentes contextos. Si asociamos esta forma de comprender la internacionalización al estado anteriormente mencionado que alcanza el artista, podríamos entender “la internacionalización del arte” como: un producto adaptable a diferentes regiones; un estado de iluminación por parte de su creador; sistema de estrategias que permiten insertarlo en un mercado internacional a través de intermediarios; un buen cóctel y una buena publicación para que a todos les quede claro que la inversión que se ha hecho ofrece un producto profesional de alta calidad.
"DERROTERO" DE CATALINA CORREA: ARQUEOLOGÍA DE UNA PATAGONIA FICCIONADA
Por Carolina Lara
Catalina Correa (1984) es una artista formada en Santiago, que desde 2009 vive en Coyhaique. Desde la región de Aysén, trabaja con el vasto paisaje de la Patagonia. La zona ha sido plataforma de creación donde desarrollar prácticas de investigación en terreno, y una visualidad determinada por el vestigio y el archivo. Su obra no busca tanto la representación como la presentación de una objetualidad indicial de ese paisaje, fragmentaria y abierta a distintos contextos: la naturaleza, la ciencia, la memoria personal y colectiva. En sus estrategias de recolección, operan tanto la entrevista, como la gráfica, la fotografía y el video. En sus montajes comparecen, por lo tanto, distintos relatos que terminan por armar un texto polisémico que, de uno u otro modo, va a estar siempre determinado por el lugar donde se centró la investigación.
DISOBEDIENT OBJECTS: OBJETOS EN RESISTENCIA
Marta Hernández Parraguez
En un contexto internacional marcado no solo por la visibilidad mediática de las manifestaciones sociales en las calles sino también por su sostenida y progresiva estetización, emerge “Disobedient Objects”, una selección de objetos que han sido partícipes de los movimientos sociales que han impulsado cambios político-culturales durante los últimos 40 años. La muestra se exhibe actualmente en Londres hasta febrero de 2015, en uno de los espacios más representativos de la tradición y la institucionalidad europea: Victoria & Albert Museum.
A pesar de lo paradójico que puede parecer que una exposición que trata sobre aquellos objetos que han intentado corromper la institucionalidad se exhiba, precisamente, en uno de los lugares más representativos de la institucionalidad cultural -un museo que además debe su nombre a los líderes de una monarquía -, el objetivo de la exhibición es mostrar el rol que han jugado los objetos en los movimientos sociales de estos últimos tiempos. Se trata de objetos que, en general, representan el ingenio colectivo y muchas veces anónimo de quienes han confiado en el poder de la ciudadanía para generar cambios en los órdenes preestablecidos. Se trata, por lo tanto, de objetos utilizados mayormente en protestas públicas, pero también de aquellos objetos que fueron producidos al interior de algún proceso político extenso y que surgieron como respuesta estética a éste: objetos generados y utilizados en la propia “lucha” así como objetos de resistencia estética al interior del proceso político mismo.
María Cecilia Carvajal Velasco
desde Colombia
Artista plástica con diferentes facetas, sin perder conexión con el hilo conductor que traza la metamorfosis de sus experiencias y de su ser. Su hilo emerge de la rueca de la vida, lo teje con el mundo del arte y en ocasiones, dice la voz de María Cecilia, le ha servido para salir de laberintos. Con el mismo hilo se han tejido sus ciclos y se han enlazado historias de dioses, heroínas y héroes de una antigüedad presente, enigma de sus procesos y de su obra, sea pictórica, en ensambles, dibujo, poesía, prosa, o en los astros. Hilo que también le ha permitido articular el mito como vivencia de la infancia humana, con el juguete del mundo de los niños, y con el juguete-mito de la infancia emocionalmente teatral de los adultos. Así, nace también la atracción por la estética ingenua y casi infantil de los objetos populares, que le van llegando por recordación, donación, o por cacería.
Cuando el arte se instauró en su cotidianidad, concretamente, a través de la pintura, sus personajes solitarios se encajaban en cubículos teatrales, o en entornos de familia. En aquélla época los paraguas rompían la quietud de los espacios, como más tarde lo harían las ruedas, los círculos y las circunferencias. Luego sus personajes fueron dioses y héroes, que se transformaron en esferas y geometrías. Más tarde quedó atrapada por la rueda; las ciclas se cruzaron con grafías y manuscritos, y con recortes de periódico tal vez por aquello de la “circulación periódica”, llegando así al palimpsesto, lo que le acercaría a una búsqueda más tridimensional. Si antes veía, a estos seres míticos en las esferas, ahora su mirada los encuentra en objetos y en muñecos que participan de la teatralidad que como dioses y héroes, se personifican las potencias que viven al ser humano, las mismas que nos actúan y con las que nos relacionamos con los otros y en nuestro interior, con los múltiples yoes que accionamos y que padecemos. Muñecos animados también por aquella necesidad del niño, de trazar jugando lo que podría llegar a ser cuando grande.
En el 2007, María Cecilia comienza a ensamblar “Las Criptas”. Secretos, o contenidos psíquicos de temas cotidianos que mueven el mundo y que se muestran a través del vidrio, que impide “tocar” las imágenes evocadoras de su invisible y hermético. Estos secretos afluentes de un tiempo cíclico, no sólo encontraron cabida en formatos más pequeños, sino que invitaron a una aventura de recursos y técnicas diversas que no abandonan el espíritu de la pintura.
Teatralidad y sus huellas: la instalación Neomestizo, de Valeria Radrigán
por Carolina Benavente Morales
cbenavem@gmail.com
A través de Neomestizo, Valeria Radrigán se adentra en un territorio de experimentación transdisciplinar vastamente explorado desde las artes visuales o la performance, pero muy poco desde el propio teatro, que es el área original de formación y desempeño de esta artista. Naturalmente, las hibridaciones del teatro con otras disciplinas son numerosas y esto no sólo porque los recursos visuales, sonoros o de otro tipo formen parte integrante de cualquier puesta en escena. Además de esto, en efecto, los montajes han ido incorporando problemáticas en principio específicas de o surgidas en prácticas artísticas conexas, pero que han puesto en tensión estética y social el dispositivo teatral. Así, han emergido en las últimas décadas propuestas singulares que han oscilado entre, por un lado, la exploración del posdrama como emancipación del texto y su componente narrativo lineal y, por el otro, la integración intensiva de diferentes tecnologías multimedia. En América Latina, donde ha prevalecido un respeto por la actividad dramatúrgica, esta última opción ha conocido un gran desarrollo, siendo la compañía chilena Teatro Cinema uno de sus más notables ejemplos. Pero una diferencia importante de Neomestizo respecto de este tipo de indagaciones es que, mientras ellas mantienen una teatralidad anclada en el convivio del actor con el espectador, la instalación de Valeria Radrigán cruza el umbral en que el convivio se ha esfumado sin que, paradójicamente, se pierda un cariz teatral. ¿Cómo es esto posible?