NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo XLIV
NOVELA: YO BIPOLAR.
Capítulo XLIV
Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados,
sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau
Por Jesús I. Callejas
INTERROGATORIO
La intervención quirúrgica de Julia no presentó inconvenientes. Sonrió, brotando del bosque anestésico. Me ha pedido que la visite en su casa, e impugna mis peros velozmente: Sólo Rosario, tú yo. Bloqueo el auricular con aspiraciones de tranquilidad. Las hormigas se reproducen incesantes: una de ellas hubo de agredirme al creer que le disputaba partículas de pan y presentí que el mundo terminaba cuando se lanzó segura contra mi dedo derramado. El edificio es, apenas anuncia la tarde sus arcanos enfisemas, un trasatlántico inmóvil en que la gente no se ve; no en ese horario, créame. ¿No siente un persistente hedor, un irresistible ideario putrefacto? Y no moleste más conque me excedo en adjetivos…
-¿Usted cree vivir, o estar atrapado en una película?
-Ahí vamos otra vez…
-Responda, por favor.
-¡Coño, pero ustedes no descansan un minuto!
-¿No desea contestar?
-Difícil de explicar.
-¿Qué?
-Lo de la película…
-¿Sí o no?
-¡No sé, no sé!
-Explíquese…
-Lo ha dicho sobre una novela y una obra de teatro.
-Porque no sé si son lo mismo…
-¿Es usted protagonista y narrador a la vez?
-Le digo que no sé.
-También lo ha denominado tratamiento.
-Tampoco tengo certeza acerca de la diferencia.
-¿Entonces?
-Si la cámara fílmica recoge un grupo de personas, incluyendo desde dos hasta cientos, o miles, hablaríamos de un plano realista; ahora, si por el contrario se enfoca en un individuo, acontecería un plano nominalista.
-¿Y si enfoca objetos, paisajes o un detalle, sea o no humano?
-Sería un plano ataráxico, tal vez. Cómo cojones puedo saberlo…
-¿Qué acerca de del uso del travelling?
-¿Qué con eso?
-Su opinión…
-Prefiero los laterales. Hacia adelante y hacia atrás me preocupan por la sensación de irradiación desde y/o hacia la divinidad.
-Pero, según sabemos usted es agnóstico.
-Con cierta gente las precauciones no sobran.
-¿Qué gente?
--Gente.
-¿Y la edición?
-¿Cómo?
-La edición. No finja no escuchar.
-Pretenden que yo afirme que el montaje fílmico paralelo equivale a ritmo y melodía: realidad y virtualidad.
-Eso lo supone usted…
-Claro, quién si no. ¿No se supone que soy el interrogado? No me venga con tonterías…
-¿Entonces?
-¿Entonces qué?
-Que prosiga…
-No confío demasiado en la edición fílmica, me desagradan sus semejanzas con la fragmentación esquizofrénica. Temo por mi precaria seguridad espacial. Prefiero la cámara fluida.
-Lo que dice suena…
-Si insisten en acosarme…
-¿Qué?
-Puedo retractarme de lo dicho hasta el presente momento.
-No lo acosamos.
-Así me siento.
-Prosigamos. ¿Somos los aquí presentes meros productos de su imaginación?
-No estoy capacitado para responderle.
-¿Estamos dentro o fuera de su mente?
-¿Podré saberlo? No me torturen más…
-Pero, ¿puede vernos?
-Puedo verlo todo. Estoy más allá del pensamiento.
-¿Quiénes somos?
-Son; es lo único que sé.
-¿Quiénes somos?
-Son; es suficiente.
-¿Quiénes somos?
-¿Ego?
-Responda.
-No admitiré presiones…
-El efecto del medicamento.
-Ah, sí, el medicamento.
-Trate de recordar.
-Deme tiempo, por favor.
-Tómese el que necesite.
-Gracias.
-No, que se tome el medicamento.
-Váyanse a la puñeta de una vez.
-Apriétale el torniquete…
-¡Desháganse a ritmo de lepra, bola de cabrones! En mi juventud yo tenía un proyector de cine… El jardín -este u otro; eso no viene al caso- soporta valija de siglos en flamboyanes que juguetean tratando de orquestar alfombra; surge la centella meridiana. Amelia en figura cristalina. Hoy me siento fuerte: Un Sansón de la demencia. Murmullos de torsos, cemento quebradizo. La observo desde ti, ventanal movible, recurso que eres jardín, pájaro, insecto: cómplice. La observo bajo el refulgente martillo acariciándole cabellos azulados, como aquella ocasión en que avanzó contra mi asiento bajo el árbol. No, no la sabía tierra de ondina esculpida en las alturas, no la savia cubriendo con ademán obtuso uno y todo ventanal atento a trapezoidal hojarasca. Me gustan, sin palestra de escándalo, su transcurrir inquieto, el olor a leña fría que se le desprende en aluvión de aguas. No soporto más. Decido hacerlo, pero todavía no elijo el método. El monje Ordericus Vitalis salvó su alma pesando letras contra pecados. ¿Cómo salvar letras inciertas y, puesto que no creo en pecados, saber si tengo alma? Lo de tío Eduardo ha sido un enigma para todos. Ni siquiera yo, que siempre me solidaricé, sin decirle para mantenerlo a raya, con su penosa existencia y nostalgia lacerante, puedo concluir si se lanzó desde el puente en la bahía o se cayó atisbando la distancia según su pueril costumbre de esperar por algún mágico navío que lo rescatara del excesivo desamor. ¡Mira, un bosque colgado de paraguas negros! No seas idiota, es una gruta de murciélagos… Para mí son lo mismo… por ahora.
Continúa en el próximo número de la revista.
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Fuente de la imagen: Imagen de dominio público.
Novela Yo bipolar, de Jesús I. Callejas, publicada en formato digital en http://www.bookrix.com/_ebook-jesus-i-yo-bipolar/
Fecha de Publicación: 01-21-2013
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Email sibaritamito@gmail.com
Jesús I. Callejas (La Habana,Cuba, 1956) Estudiante de múltiples disciplinas -entre ellas historia universal, historia del arte, literatura, teatro, cine, música-, afortunadamente graduándose en ninguna al comprobar las deleznables manipulaciones del sistema educativo que le tocó sortear. Por ende: No bagaje académico. Autodidacta enfebrecido, y enfurecido; lector de neurótica disciplina; agnóstico aunque caiga dicho término en cómodo desuso; más joven a medida que envejece (y envejece rápido), no alineado con ideologías que no se basen en el humanismo. Fervoroso creyente en la aristocracia del espíritu, jamás en las que se compran con bolsillos sedientos de botín. Ha publicado, por su cuenta, ya que desconfía paranoico de los consorcios editoriales, los siguientes libros de relatos: Diario de un sibarita (1999), Los dos mil ríos de la cerveza y otras historias (2000), Cuentos de Callejas (2002), Cuentos bastardos (2005), Cuentos lluviosos (2009). Además, Proyecto Arcadia (Poesía, 2003) y Mituario (Prosemas, 2007). La novela Memorias amorosas de un afligido (2004) y las noveletas Crónicas del Olimpo (2008) y Fabulación de Beatriz (2011). Reseñó cine para revistas impresas, entre ellas Lea y La casa del hada, y publicaciones digitales. Recientemente ha publicado los trabajos virtuales Yo bipolar (2012) (novela); Desapuntes de un cinéfilo (2012-2013), que incluye, en cinco volúmenes, historia y reseñas sobre cine; Arenas residuales y demás partículas adversas (2014) y Los mosaicos del arbusto (2015), ambos de relatos, así como el primer volumen de la novela Los míos y los suyos (2015).
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