Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo VIII
Por Jesús I. Callejas
Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau
 
MAS DUDAS 
 
Sólo escapo del apartamento dos veces por semana. Biblioteca y mercado. Sujeto activo y objeto pasivo = Ansiedad y depresión, dice uno de los carteles junto a las láminas. En la tarde disfruté mis hermosos libros sobre pintura y arquitectura. Cuando me sienta capaz de apreciar el arte cristiano, lactario de estas uñas núbiles, con la disposición mítica con que gozo el grecolatino podré digerir la agobiante teología. Bucear en pos del misterioso eslabón cultural extraviado durante siglos de repostería perversa. El cristianismo habla de individuos: separación de este cuerpo corruptible y del tuyo… No perder el yo, lo cual me agrada… pero tendremos que mezclarnos con otra gente en el Paraíso (en caso de ir hacia allá). Problema: Soy antisocial. Mejor un paraíso personal e invitados especiales, previa cita establecida. Interesante: la Apología de Sócrates -difícil discernir si fue citado por Platón con fidelidad o puso en su boca conceptos propios-, se refiere a la muerte como privación o como tránsito del alma. En el primer caso el sueño sería un alivio o el olvido; en el segundo, un deleite pasársela conversando, o disputando, con los amigos. El colmo encontrarse en otro mundo con la gente aborrecida. Qué tal toparme allá con Marta y Alberto, con tía Josefa, con los miserables compañeros de la escuela primaria, con los pacientes del psiquiatra.
 
¿Se nace genial o un chispazo inesperado provoca la magna obra, el supremo descubrimiento? He presenciado sorprendido, al borde del pasmo, tipos de intelectos brillantes comportarse al nivel de auténticos patanes, de imbéciles emocionales. La inteligencia y el talento no concuerdan con facilidad. ¡Coño, pero aunque sea denme una migaja de inteligencia; no sean cabrones! La movilidad diarrea, la inmovilidad estreñimiento. ¿Son y no son? Conmovido quedaba hace años ante una catedral gótica; después me decepcionó aceptar que se las debemos a la devoción, o al fanatismo, pero ello es aplicable a todo sistema religioso. No seas tonto, el vapuleado cristianismo ha sido una fuerza de alta resistencia en la defensa de nuestra identidad, de nuestra minada civilización. Es un complejo asunto político… No te metas en lo que no dominas. Vaya, de nuevo la paranoia. Ah, pero el artista tiene que aprovechar la fisura que le ofrecen los hijos de puta y colar su obra.
 
Me estremece el mundo estético antiguo, cristiano o no. Sigo metido en contradicciones por causa del arte... Sí, más que trance místico es estético. La forma, que no el contenido. Catedrales góticas colosales en su ascendente voracidad hacia lo divino. Caigo rendido ante el monolito, esquirla de otro monolito: Egipto, Grecia, Roma, el Oriente, Africa. Inagotable esperma cuyo alfiler mentón descansa en las nubes espinosas de barberos caribeños mientras escarlata huesos polvorientos se derrumban. Y menos mal que existen las religiones, que si no los salvajes serían incontrolables. No seas cínico; no seas hijo de puta. Coño, pero si a duras penas se les mantiene a raya. Imagínate a semejantes bárbaros libres de barreras disciplinarias. ¡Próximo! ¿Cómo quiere su corte de cebolla? Rebajado de mayor a menor y copioso arriba. Perfectamente. La tijera entona un bolero, sigue con un tango, remata con un pasodoble. Disculpe, pero me rebajó demasiado de los costados. ¿Quién es aquí el barbero, usted o yo? Usted, sin dudas, estimado técnico, pero la cabeza es mía. Se me ha otorgado en usufructo, supuse. Catedral: te yergues siendo humano muñeco condecorado con velamen de ansiedades. Una catedral románica no estaría mal, aunque ofrecen apariencias chatas, sombrías, claustrofóbicas… Pero son más modestas y sinceras.
 
Mejor las bizantinas con su fusión de rebuscamientos occidentales y orientales. Mejor déjame con la arquitectura romana de la República y parte del Imperio. El Renacimiento me conturba más que la frialdad neoclasicista del siglo XVIII. Difícil sustraerse a la espantosa fascinación de la antigüedad, pero se impone admitir que el nivel de pensamiento romano, exceptuando algunos estoicos, demostró ser bastante pobre-y dicho sin la injuria que ello supone-, pues su prioridad era el "más acá". No veo problema alguno con eso. Yo tampoco. Fueron extraordinarios en arquitectura y derecho. Indiscutiblemente. Ah, los estoicos... Quizás deba releer los Soliloquios de Marco Aurelio, que anticipan el pneuma clavado en triángulo mientras la sarx revolotea templos y el hegemonikón nos integra en su baño de espumoso helado -o helado baño- de fresas (o cerezas) para conseguir la cúpula, o cópula, postrera visa, y, al fin, eyacular cual revertida manga en otra dimensión. Mejor los sofistas. Me encanta el tan menospreciado Gorgias, antecesor del existencialismo, al que muchos pillos le niegan importancia porque tendrían que admitir que no dicen algo nuevo. Recuerdo el no estimulante descubrimiento, a los doce años, de la autocomplacencia.
 
Precisión rara: al finalizar oficios con respecto a la glutinosa materia cuestioné fijamente a la decepcionada banana en el espejo: ¿Eso es todo? El Renacimiento fue terrible: demasiada crueldad y carencia de escrúpulos; al igual que en la Roma antigua. ¿Y ahora no existe eso? Por favor. Nos hacen creer que ciertas épocas son mejores que otras. Un líder demócrata o un entorchado totalitario cuelgan el auricular y las bombas comienzan a caer, especialmente contra los civiles. Un honrado retorno a los antiguos no estaría mal para saber que se nos torció en el camino... La fatal irrupción del… Qué otra cosa pudo ser. ¿Será? Claro, tonto. Pero, no esperes librarte: eres parte de ello; ésta es tu civilización. ¡Asúmela! ¡No señor, no la asumo! Me la han impuesto de a cojones. No la quiero. Prefiero los paganos. Ojalá que las llamadas imágenes no fueran ilusiones, sino inherentes a otra realidad dimensional… Qué regocijo experimentar los universos paralelos… Cuidado con los juguetes infantiles; recuerda que se nos educa para matar "de mentira" con soldaditos de plomo, pistolas, espadas. ¡Así, sácale las vísceras, empápate de su sangre, mutílalo! Son esos los artículos que los padres prefieren regalar a sus varoncitos; ah, y automóviles que se destrozan para simular accidentes. En cuanto a las nenas, pueden despelucar y desmembrar muñecas como dulce ensayo de maternidad… Hasta el arte es vejado sin misericordia para justificación de las peores ideologías.
 
¿Moralista hoy? Pues, sí. Hay en mí una profunda, egocéntrica raigambre moral de la que no puedo liberarme. Preocupa la relación con la gente. Quisiera escapar del sufrimiento, pero, solidario, también deseo que los demás lo logren. Imposible burlar las taras de mi formación que no son sino los aciertos de mi deformación. En el sofá a las tres de la mañana; me levanté, apagué la ruda lámpara y me lancé en pos de la cama, velero de osamenta hacia los confines del Océano Antártico. Soy un hombre horizontal: me la paso entre la cama, los sofás y la butaca reclinable con el control remoto en la mano. Al caminar me duelen los pies por la escasa costumbre de moverme sobre las dos piernas. Convertido en butaca estoy. ¡Horror! ¡La suprema gorda paciente del psiquiatra encima posaderas fluctuantes! Parecen un televisor de plasma. La gorda se mueve bien sobre su calvo marido aplastado por los melones tetales. Doctor: Confieso que sentí la tentación de lanzar el auto contra un muro de contención en la autopista, y pocos días después contra los vehículos que me agredían. No fue planeado; sólo un impulso aterrador. ¿Me comprende? El psiquiatra atiende, o lo finge, con refinada naturalidad: Toda persona tiene, en algún momento de su vida, semejantes pensamientos; pero a diferencia de los animales disponemos de la razón, el mejor regalo otorgado al ser humano. Cuánto fiemo emerge en alineadas letritas de esa rugosa lengua. Y por decir semejantes cosas conceden títulos universitarios… Regalo de efectos catastróficos. ¿Los animales? Cuando pienso en los demás acceden a mi memoria los canallas que me he topado.
 
Hace una pausa al cerrar el expediente: ¿Has planeado suicidarte? Porque eso sí sería grave… No, no, doctor; hablo de impulsos, nunca lo he planeado; pero pensarlo me atormenta; ¿no le parece suficiente? Bueno, no te asustes; padeces una depresión menor, y la cara de zarzuela se relaja en escenográfica totalidad. Yo me tomo la demencia en serio y me esfuerzo en ser un buen paciente, por lo que se impone agregar: Entonces, doctor: ¿qué se necesita hacer para que una depresión menor ascienda a categoría respetable?; ¿efectuar un clavado desde la azotea, o estrellar el auto, o cortarse las venas, o tragarse el contenido del frasco de píldoras?, y dicho me recuesto desconcertado en la butaca. No hay que exagerar; concluye sonriente. Me tranquiliza saber que la idea no es recurrente. Te me cuidas y nos vemos el mes próximo. No dejes de tomar tus medicamentos y, recuerda que tienes que poner de tu parte. Será hijo de puta… Hice bien en no insistir porque si se me dispara la ansiedad en la consulta es capaz de ingresarme. Ahora, a "poner de mi parte" y transitarle riñones a los octagonales días: durmiendo. Duermo o alguien duerme por mí cumpliendo jornada laboral en la madrugada, de cinco a siete horas diarias. Soy el clon de otro, otro es mi clon. Clones a imagen y semejanza del clon mayor… ¿o no es un clon, sino el clon? ¿Cómo llamarlo: Ser o Ente? ¿No dice Heidegger que semejante confusión es la causante del problema? Difícil. Si me desprendo de este ego estoy perdido, o más perdido. ¿Qué puede un débil hombre incubado por el dogmatismo? La reciente muerte, en descomunal accidente de carretera, de una antigua compañera escolar de Adriana -la recuerdo de una cena navideña en casa de mis padres: delgadita, pecosa y vivaz-, me sumió en honda perturbación. La muy simpática, alegre muchacha, recién graduada, avizoraba una brillante calzada como incisiva periodista y autora de cuentos. Carne podrida… Desgaste boreal… Me pregunta usted de nuevo que qué me aterroriza: El desplazamiento cauto, y no poco vigilante, de un muslo enológico.
 
Continuará en el próximo número de esta revista

Fuente de la imagen: http://www.freeimages.com *Archivo de imágenes con licencia libre

 
Novela Yo bipolar, de Jesús I. Callejas, publicada en formato digital en http://www.bookrix.com/_ebook-jesus-i-yo-bipolar/Fecha de Publicación: 01-21-2013
 
@copyright Prohibida su copia sin la autorización del autor.
 
Jesús I. Callejas (La Habana,Cuba, 1956) ha publicado los siguientes libros de relatos: Diario de un sibarita (1999), Los dos mil ríos de la cerveza y otras historias (2000), Cuentos de Callejas (2002), Cuentos bastardos (2005), Cuentos lluviosos (2009). Además, Proyecto Arcadia (Poesía, 2003) y Mituario (Prosemas, 2007). La novela Memorias amorosas de un afligido (2004) y las noveletas Crónicas del Olimpo (2008) y Fabulación de Beatriz (2011). También ha reseñado cine para varias revistas locales como Lea y La casa del hada, así como para otras publicaciones. Recientemente ha publicado los trabajos virtuales Yo bipolar (novela) y Desapuntes de un cinéfilo (2012), que consta de reseñas y elementos de la historia del cine. Callejas es descendiente de Manuel Curros Enríquez, junto a Rosalía de Castro, el mejor poeta de lengua gallega.
 
 
Escáner Cultural nº: 
171

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