NACE UN CIUDADANO
NACE UN CIUDADANO
Por: Humberto Yannini Mejenes
Habida cuenta de su proclividad a colgarse de todo objeto que mida más de sesenta centímetros de altura, el pequeño Carlos Alberto, próximamente conocido en los bajos fondos del hampa infantil como el alambrista, cumplió hoy unos de sus más caros anhelos civiles: fue debidamente presentado y registrado en los archivos del Registro Civil, por lo que, según reza en sendos artículos de la Carta Magna, no sólo lo pusimos a nuestro nombre sino que pasó a ser, oficialmente, un nuevo ciudadano mexicano.
Es evidente que el pequeño no está consciente de la responsabilidad que ello supone, ya que en un plazo perentorio se hará acreedor a su parte proporcional del Fobrapoa, en principio, y de las muchas reformas fiscales que le habrán de tocar, cuyos fines inmediatos son la mayor captación de impuestos para la mayor dilapidación de los mismos; a no ser que asuma el poder alguien que en realidad los distribuya con equidad.
Enviar un comentario nuevo