Jorge Losse
“Las Flores”
7- 26 de Septiembre 2012

Av. Providencia 1100, local 59, Tores de Tajamar, Providencia.

“No existe nada de realidad en esta fotografía”, reconocen enmudecidas las imágenes de Jorge Losse. En lafotografía no existe nada de realidad. En estas imágenes la realidad insiste. Insiste en aparecer el mundo tras un sinnúmero de distintos intentos de mirada. De estudio persistente. De duda, pregunta, delirio, fuga, rechazo y duda.

 “La fotografía es una cuestión de disposición, espacio, distancias y luz”.

Disposición: estar dispuesto a hurgar en el mundo hasta crearlo. Insistir. El modelo -la flor, el amigo- aparece después de la insistencia del fotógrafo en buscarlo, en preguntarle, desde aquí, desde allá, de más cerca, de más lejos, con más y menos luz, con más y menos sombra.

No hay nada hondo en la fotografía. La realidad real, el mundo, es narración, es profundo como un espejo. Lo que está-ahí,  ahí no se encuentra. Aparece. Aquí. “Le brota” mundo a las cosas tras la insistencia de quien pregunta. El mundo no existe, insiste.

Lo que intenta Jorge Losse al insistir con su estudio -como enfermedad minuciosa, o como misericordia perdida- es dar existencia. Re-presentar a través de la fotografía, tejer una narración visual que representa, como en una historia, un mundo a través de un personaje, de una cosa. Este mundo especifico, donde las cosas no son “realmente”, si no que son ellas mismas lo que el fotógrafo encuentra alrededor  de ellas-detrás, delante, por sobre, subyacente- es un cuestionamiento a esa realidad “pre-sentada” diariamente.

La labor del artista puede no ser más que mantener viva la duda.
“Las fotografías de mi interés deben tener una consistencia distinta del registro o documentación”, dice Losse. Esa consistencia distinta consiste en una existencia exabrupta, que se distingue y aparece, hace erupción, de y desde una realidad “cotidiana” gracias a un ojo obsesivo que insiste, y pregunta, y pregunta, y pregunta. Y el tiempo que demora ese estudio, uno y otro y aparentemente el mismo tiro de cámara, no tiene que ver con esa misma obsesividad tanto como con la necedad y el absurdo de repetir otra vez una misma pregunta.

 

Antonio Sotomayor.