Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) – Exposición Permanente
Los caminos de la pintura.
Años 40 - 80

El MNBA restablece su Exposición Permanente en el ala norte del segundo piso, con la muestra Los caminos de la pintura. Años 40 – 80. Una revisión a las obras de la Colección de pintura chilena del MNBA, marcadas por la incorporación de la abstracción en sus distintas vertientes y el quiebre producido a partir de 1973.

La actividad con la que se da comienzo a esta muestra es la realización del Diálogo con la obra en torno a Gustavo Poblete, a cargo de su hija, la actriz Elsa Poblete, este sábado 14 de julio a las 12 horas en el ala norte del segundo piso.

La exhibición, cuya curatoría fue realizada por la académica e historiadora del arte de Soledad Novoa Donoso, da a conocer las diversas vías que adopta la pintura a partir de la asimilación del problema de la abstracción, tanto en su vertiente geométrica como gestual, y luego del quiebre representado por el golpe militar de 1973. De esta forma, la Exposición Permanente queda articulada por dos secciones: Los caminos de la pintura. Años 40 – 80 y Diecinueveinte.

Se realiza un pequeño homenaje a Matilde Pérez (1920) con La Usina (1956), obra que marca una etapa de geometrización que la llevará a abandonar definitivamente la figuración en la década de los 60.

La obra de los artistas chilenos de las décadas del 40 y 50, como Inés Puyó (1906 – 1996), Ximena Cristi (1929) y Ana Cortés (1895-1998), todos alumnos de Pablo Burchard (1875-1964), quien los introdujo a la representación del modelo y de la realidad a partir del quiebre con las normas estrictas del canon académico.

También figuran obras de Elsa Bolívar (1929), José Balmes (1927), Carlos Ortúzar (1935-1985) y Roser Bru (1923). En tanto que Serie Negra N°12, obra de Gustavo Poblete (1915-2005) se sitúa dentro de la abstracción, con un claro enfoque hacia el arte constructivo, tal como él lo afirmaba. Esta pintura es el vértice con el que se inician las actividades del ciclo Diálogo con la obra, relacionadas con Los caminos de la pintura. Años 40 – 80. La invitación es para que el 14 de julio a las 12 horas, el público asista a la conversación que la actriz e hija del artista sostendrá en torno a la obra del autor.

Los artistas que abordaron la pintura dese la experimentación y expresividad plástica con plena libertad en el uso de la técnica y temática en los años 80, sin la necesidad de cuestionar la academia o la realidad social y política son representados por Gonzalo Ilabaca (1959), Samy Benmayor (1956) y Bororo/Carlos Maturana (1953). En paralelo se exhibe la obra de Patricio de la O (1946), Matías Pinto D´Aguiar (1956). En tanto que Enrique Zamudio (1955) cruza la pintura experimentando con la utilización de materiales fotosensibles en su serie pictográfica de Santiago.

Una mirada que aborda la existencia humana es la que ofrece Rodolfo Opazo (1935), quien ejerció la cátedra de pintura en la escuela de Arte de la U. de Chile, influenciando sus alumnos durante la década de los 80. Ricardo Yrarrázabal (1931) también es parte de los artistas que destacan en el período abordado por la exposición.

El tríptico Los hijos de la dicha o Introducción al Paisaje Chileno (1982) de Gonzalo Díaz (1947) es clave, ya que con él comienza a abandonar la pintura y a adoptar otros procedimientos técnicos, dando paso a sus posteriores instalaciones. Se destacan dos momentos de Eugenio Dittborn (1943) con Pieta (1983) y una de sus primeras aeropostales Juana Barrientos Novoa (1984), en la que el artista pone en tensión la práctica pictórica y sus sistemas de circulación utilizando pintura, serigrafía y la costura (hilván). Conjuntamente se exhibe La Piscina de Juan Dávila (1946), quien interpela las nociones de original, copia, autor, alta y baja cultura mediante el uso de la cita y la incorporación de imágenes tomadas de diversas fuentes.

Cierra la muestra La historia residual de la pintura chilena de Carlos Altamirano (1954), obra clave que retrotrae a los maestros de la pintura chilena señalados por Antonio Romera y difundidos por el semanario Icarito durante los años 80. De esta forma, dicha obra reflexiona en torno a la historia de la pintura chilena y, específicamente, al influjo de la Academia, tema abordado en la Exposición Permanente Diecinueveinte montada en ala sur del MNBA.