Desde este 12 de diciembre hasta los primeros días de enero, Galería Temporal presenta A tiempo real, de Claudia Müller, que corresponde a la tercera muestra del calendario de exposiciones de este proyecto.

 

A tiempo real es un trabajo elaborado específicamente para la vitrina de Galería Temporal. Consiste en la instalación de una cámara de seguridad que registra lo que ocurre en el pasillo al que se enfrenta la vitrina, imagen que a tiempo real es proyectada sobre un vinilo blanco en uno de los vidrios de este espacio que apunta al mismo pasillo. Dependiendo de donde se ubique, el transeúnte podrá observarse caminando hacia un espacio simulado u observar la imagen repetida, en el vinilo y a través del vidrio, de lo que sucede al otro lado de la galería. Este circuito de miradas y proyecciones se acompaña de una cita de Gaston Roupnel: “El tiempo solo tiene una realidad, la del instante”.

 

El horizonte de esta obra es, por una parte, el problema antropológico y filosófico del tiempo: la existencia del presente y de un tiempo real, la relación entre la percepción individual del acontecer cotidiano y la sanción colectiva del tiempo. Pero, por otra parte, su horizonte también es la condición de existencia propia de cualquier gran ciudad: hoy por hoy, millones de cámaras “de seguridad” registran el andar de anónimos transeúntes, aumentando hasta lo inconmensurable una realidad otra, un fragmentario e infinito espejo del mundo. En definitiva, la obra de Claudia Müller nos muestra que el problema del tiempo no sólo constituye un asunto filosófico, sino también político. O, al revés, nos muestra que los dispositivos de vigilancia contemporáneos también poseen una dimensión filosófica. Proust, Borges y Foucault no podrían hallarse mejor convocados.

 

 

Claudia Müller (1983), Artista visual, Licenciada en Artes, Universidad Finis Terrae (2004); Magíster © en Artes Visuales, Facultad de Artes, Universidad de Chile (2011).

Su trabajo opera desde el uso de imágenes, fotografías y materialidades, que dialogan entre forma y opuestos, entre visibilidades e invisibilidades; para dar paso a un resultado desestabilizador del espacio, que tensiona conceptos como vacío-lleno.

La utilización de la imagen fotográfica, como recurso operacional, ya sea antesala de producción o posterior a esta, es utilizada como unificadora del lenguaje estético, capaz de traducir la reflexión que origina la producción artística. Con una obra clasificada dentro del campo -en expansión- de la instalación; lo efímero y lo temporal se presentan como una constante.