Acción Contracultural “25 de Noviembre”

Performance: Cheril Linett
Colaboran: Mariella Silva, Fernanda Lizana , Isidora Sanchez y Daniela Parra.
Texto: Lucia Rey
Fotografia: Gonzalo Tejeda.

Esta acción contracultural llamada: “25 de Noviembre” consistió en el tensionamiento de los límites institucionales a partir de la perspectiva de género y la violencia contra la mujer, ocupándose del desvelamiento simbólico de las prácticas violentas normalizadas en contra de la mujer. Comienza en la “Pérgola de las flores” y finaliza en las afueras del Palacio Presidencial La Moneda. Cinco mujeres caminan con dificultad, como en una procesión, portando cada una en sus manos una corona fúnebre que dibujaba con flores rojas una cruz. Además de portar esta corona, iban vestidas con un vestido de terciopelo corto y los calzones abajo, de manera que el acto de caminar era dificultado por tener que lidiar las piernas con esta prenda, obligando a las mujeres a mantener un paso fijo y generar la tensión necesaria en la tela, para evitar su caída al piso.

Durante todo el trayecto, esta situación suscitó gran expectación y morbo, ya que de este accionar se desprendía la desnudez y la apertura genital, en un contexto de muerte. Este grupo de cinco mujeres caminaban con los calzones abajo, y tapando su rostro con una corona fúnebre, iban abriendo el camino de la acción desde el desvelamiento sígnico de prácticas de violencia cotidianas invisibilizadas. Lo incómodo de portar este calzón no era solo para ellas que iban lidiando con él en este caminar, también resultó así para el transeúnte, pues este acto a plena luz del día, inmerso en un trayecto de alto tráfico iba retrotrayendo al espectador a un imaginario colectivo oculto, en donde la mujer aparece como objeto violable/asesinable.

La imposibilidad de la obviedad lleva a la artista a colocar en el tablero de roles a la figura de la mujer, violada y asesinada, tal cual como es escondida. En una procesión, como si fueran almas en pena, transitan el centro de Santiago hasta llegar a la Plaza de la Ciudadanía, en donde por un instante se suben el calzón e instalan las coronas fúnebres en sus espaldas, como quien guarda flechas al arco, para saltar las vallas de fierro que cercaban toda la redonda de la plaza. Una vez realizado el salto, ingresan al área de la plaza, tendiéndose sobre el cemento, retomando la misma figura del trayecto: calzones abajo y el rostro cubierto por la corona fúnebre, solo que esta vez horizontalmente. Estando así comienza a llegar la fuerza policial, quienes operaron lento debido a que no conseguían catalogar la acción, “¿llevan armas?” preguntaron por radio, “no, solo flores” uno respondió. Finalmente fueron retiradas por carabineras, una a una, manteniendo la posición horizontal, con el cuerpo rígido, calzón abajo y rostro tapado por las flores.

La acción tiene por nombre la fecha en que fue realizada (25 de noviembre), para indicar la relación, de esta acción, con el sentido global de la fecha declarada por la ONU desde el año 1999 como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, en conmemoración de las tres hermanas Mirabal, que como activistas políticas de República Dominicana, fueron asesinadas durante el gobierno de Rafael Trujillo el año 1960. En este día en diferentes partes del mundo se desarrollan diversas actividades, y en Chile se realizó una manifestación masiva, a la cual el gobierno se pliega, proyectando el ashtag “ni una menos” sobre la Moneda, normalizando estética y culturalmente esta lucha desde una visión populista y glamurosa, entre luces y pasarela nocturna, en circunstancias en que a plena luz del día, sucedía una procesión simbólica que fue reprimida por las mismas mujeres representantes de ese mismo aparato estatal, que finalmente despliega la figura masculina del Estado en su versión violenta y en el despliegue de su estructura patológica.

Estas cuerpas aparecen en la superficie de la visualidad conformadas por el número cinco, que en numerología habla de la conexión del mundo material con el inmaterial, citando la estrella de cinco puntas, cuya cabeza indica el firmamento, sus brazos abiertos buscan la libertad, y sus pies, el arraigo, apegados a la tierra. En este caso las mujeres portan una corona fúnebre, compuesta de flores rojas que forman una gran cruz. La figura de la cruz señala la eternidad encarnada, lo infinito en lo finito, en el cruce entre la verticalidad vinculada al mundo inmaterial, y la horizontal, relacionada con la materia. De manera que estas mujeres van caminando en el intersticio de ambas, entre el plano material e inmaterial, en el intersticio entre la vida y la muerte, como si fueran nuestras muertas que no se van, almas en pena, por permanecer en la búsqueda del desocultamiento de sus asesinatos.

En esta acción, la vida generada a partir del acto sexual como mecanismo reproductivo de la humanidad, a la vez, evoca la muerte que este acto provoca cuando atenta contra la libre voluntad y el deseo. La mujer, trazada en estas coordenadas pone en crisis los supuestos de la vida y los supuestos de la muerte, en esta tensión presentada en la vivencia de la cruz de flores, que tapando el rostro de la mujer, la levanta en el anonimato del sexo violentado.

Por una parte, se desplazan desde la Pérgola de las flores, emergiendo en el plano urbano como un rayo, verticalmente, en la aparición incómoda de la luz, que durante el trayecto va interceptando la mirada del transeúnte, para luego, llegando al punto neurálgico: La Moneda, dar el salto hacia el desplazamiento horizontal e inmóvil en un operativo hacia la muerte. De esta manera la relación entre el desplazamiento vertical y horizontal vacían la realidad de camuflajes ilusorios, dejando en evidencia el atosigamiento de la verdad, en el encandilamiento colectivo y el desborde simbólico.

Qué hacer con la verdad cuando aparece inescrupulosamente en la escena de un cotidiano trivial?, corte, aparece un: “corte!”. De esta manera opera la fuerza policial, intenta dar un corte a ese chirrido de lo real que interrumpe. El problema es que al realizar el corte, lo que hace es cristalizar la trampa del inconsciente, es imposible el corte, ya que, ese acto de retirar la evidencia, lo que hace es subrayar aquello que se muestra (usando la frase jungiana): “Lo que resiste, persiste”.

Performance Cheril Linett
Colaboran :Mariella Silva, Fernanda Lizana , Isidora Sanchez y Daniela Parra.
Texto: Lucia Rey
Fotografia : Gonzalo Tejeda.

Cheril Linett
Nace y reside en Santiago de Chile. Su obra es entrar en el imaginario profundo de un cuerpo critico que cuestiona e indaga constantemente los roles sociales, de género y sexuales, y la violencia de los sistemas "normalizadores" con que el poder opera.
A través de una investigación encarnada y construida desde su propia identidad, suele compartirnos trazas autobiográficas que atraviesan la dimensión mas intima del ser creador-a.
Su trabajo es un abordaje ontológico que al expandirse, da cuenta de las problemáticas del contexto social, político y cultural en el que estamos inmersos. Pensar su obra supone examinar desde un punto de vista critico las conexiones mas perversas que traman la constitución del estado, las autoridades, las filiaciones familiares y la metáfora de la casa.

http://sincronizateperformance.blogspot.cl/p/textos.html

https://archivoustednoestaaqui.wordpress.com/cheril-linett/

https://galeria-ciela.culturalspot.org/exhibit/fQLSeOuX_6czKQ?position=0%3A0

http://ciela.cl/?page_id=99

https://www.arteallimite.com/2016/06/cheril-linnet-o-el-desborde-vital-de-la-autogestacion/

https://www.youtube.com/watch?v=Ml4dwUNh9UA&t=11s

https://www.youtube.com/watch?v=d9ASfMzPpfA