LA IMPORTANCIA DE LA NO ACCIÓN O PRACTICAS POST HUMANAS CON ANA MONTEIRO
La importancia de la no acción o Practicas post humanas con Ana Monteiro
Por Vicky Larraín Pizarro
LA EXPERIENCIA CON ANA.
Te quedas allí, en un espacio propio, observas, quizás algo suceda, solo quizás. Alguien coloca un elemento, algo que ya existe en la sala blanca: anteojos.
Volvemos a observar, no sé cuánto tiempo pasa, o no pasa. Da la impresión que sin realizar la acción el tiempo se detiene. Y es difícil, digo no accionar.
Solo esperemos, o dejemos que fluya nos dice Ana. La miro. La figura delicada y la energía decidida, sin moverse.
Casi ensimismada transformada en estatua viva. Espera. Y quizás lo que no está sucediendo o la inmovilidad que ella propone " hasta que realmente sientas que algo te lleva a una acción" esa inmovilidad ya es una acción, ya es un universo.
No pretendo entender, no al comienzo, estoy, estamos acostumbrados a un tipo de quehacer dinámico instalando un ego complacido. Un ego que nos pide impresionar o ir de un lado a otro para ver si algo "lo que sea" sucede para empujar la vida.
En estas prácticas post humanas experenciamos el fluir real de las cosas. De pronto se trabaja con globos o con sabanas. Y alguien entra al espacio escénico para inflar un globo, otro (a) coloca una sabana mas atrás, me levanto junto a Ana para inflar dos globos mas. Entre estas tres acciones ha pasado un tiempo relativamente corto. Una compañera are una ventana y después la otra. Alguien abre la puerta. La brisa entra y juega.
Y es de este modo que sin necesidad de nosotros el mundo de los globos vivientes aparece y se instala entregándonos una vida fuera de la nuestra, animada e inanimada. Un mundo donde los globos se tornan símbolos de situaciones en acción energética, Es como si hablaran, como si supieran. En realidad no importa. Es.
Bajo unas sabanas intentamos entender el elemento, adhiriéndolo a la piel y después de varios días de intentar la no acción, aparece lo imperceptible. Con el otro situado (a) cerca nos reflejamos en la escucha, en la respiración y vamos quedando en una suerte de trance meditativo.
Aparece entonces lo post humano.
Ana Monteiro desde ese lenguaje suyo con absoluta paciencia ha logrado que los asistentes comprendamos la importancia del dejar ser, de ser afectado y vulnerable al otro, por el otro.
El artículo que aparece en la web del espacio NAVE explica lo que la artista portuguesa ha venido a realizar a nuestro país:
A raíz de los filósofos contemporáneos como Agamben, Haraway o Latour hemos entrado en la era post-humana. La edad antropocéntrica está terminando. Como seres humanos, podemos empezar a pensar en nosotros como fuerza geofísica, parte de una constelación mucho mayor. En lugar de confiar en nuestro llamado sentido común -capacidad que supuestamente nos distingue de los otros seres, animados y inanimados-, tenemos que cultivar nuestro deseo de conectarnos con los demás, humanos y no humanos, si queremos alcanzar una convivencia sostenible en el mundo contemporáneo.
Este proyecto de investigación y creación, toma como punto de partida un abordaje post-humanista, neo animista y cosmopolítico a la práctica coreográfica. Adoptamos la noción de una comunidad posthumana como malla entrelazada de seres interdependientes. Por lo tanto, proponemos ampliar la noción spinozista de cuerpos compuestos como constelaciones de organismos que actúan unos sobre los otros, desplazando la predominancia de la agencia del sujeto humano para el encuentro entre distintos cuerpos.
Nos interesa cuestionar el “antropólogofalogocentrismo” y los principios del pensamiento binario occidental a través de la creación de un espacio para la exploración de lo híbrido, lo múltiplo y el parcial. Un espacio para el entrópico, lúdico y poético, para el afecto y la vibración de los cuerpos, a través de re-lecturas, re-construcciones del mundo en las cuales no hay una búsqueda de significados o sentidos únicos antes de una exploración y ocupación de ciertos estados de consciencia.
GRACIAS ANA.
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