UNA IDENTIDAD MÚLTIPLE, MULTIPLICIDAD REDUCIDA A SINGULAR. 247, Chunky Move, Australia.
Creditos: Chunky Move, James Pham and Leif Helland.
Una identidad múltiple, multiplicidad reducida a singular. 247, Chunky Move, Australia.
Por Jessica Parra Nowajewski
English Version here
Estamos contenidos en preguntas, deseos y la apariencia de un ser único, consciente de su particularidad. El ser construido con identidad, con la nostalgia presente de una denominación homónima. Ese disco que es homónimo, autentico y que define la autoría, pero que en la percepción puede transferir rasgos distintos al del creador o poseedor de la identidad.
Si se definiera la autoría de cada uno desde el ser mismo que vive la vida de ese cuerpo con mente independiente, ese ser no estaría solapado, quizá, de la identidad que ha adquirido a partir de la toma de muestras de otros seres, cuya singularidad deseamos captar de una manera u otra. Para muchos, esa adquisición sí es consciente, y prevalece sobre la formación del individuo desde la autenticidad. El pretender ser un ser único, sin pensar en la originalidad biológica, es sinónimo de una autoestima en busca de brillo o aceptación, a partir de la sensación de soledad y pertenencia. Uno pretende y quiere. Y quiere que lo quieran, de una manera u otra. O al menos que se le estime o repudie. Ser el carbón que brilla más que el resto para luego reducirse a cenizas, desaparecer en esa masa gris que luego es reintegrada al sistema. ¿Es la sociedad un reducto de personas o es esta la que maneja el devenir de los seres que interactúan en ella? ¿Cómo abordar el comportamiento nuestro desde la generalidad?
Los personajes de ‘247’ enfrentan el dilema de la soledad y la pertenencia, no solamente de ellos como persona sino que de ellos hacia la persona anhelada o querida. El no querer estar rodeado de seres, la sociedad, para luego sentir el soporte inerte de ésta o capturar una relación que evite un vacío, y por otro lado el no querer entregar demasiado de ellos y desaparecer como individuo en una relación.
El lenguaje corporal acompañado de espejos que revelan la multiplicidad, la búsqueda, la apropiación de la identidad y de la sociedad se prolonga hacia los espectadores, que en esta oportunidad están menos inmersos que en ‘An act of now’. Sin embargo, esta falta de integración corporal hacia la obra se podría obviar debido al nivel de integración que los personajes realizan hacia la conversación, las preguntas y el pregonar de ideas que se deslizan durante los setenta minutos que 247 vive en escena. El recurso de audio real conversacional es el que primordialmente entrega las claves para la interacción. Si bien los espejos son un buen respaldo y generan, dependiendo de la coreografía y del número de bailarines en el escenario, un retrato más palpable de la experiencia como seres humanos, cuando la danza vigorosa y la personalidad de cada bailarín entran en escena el nivel de entropía aumenta justo hasta un punto en que este recurso es imperceptible, y es exactamente ahí, cuando el espectador y la obra alcanzan un excelente nivel de integración, absorbiendo, compartiendo y demostrando contenido. Por momentos da la impresión de que esta obra es una pieza, parte de una performance de tres o más actos. Es ahí cuando el proceso de creación de Anouk Van Dijk y sus 247 días de creación en Australia, se hacen notar. Es una obra de origen, una investigación de nueva apropiación de la identidad de este país a la cual le queda mucho por explorar. Es sólo el principio.
Ficha Técnica
Formato: Danza
Nombre: 247
Fechas: 15 al 23 de Marzo de 2013
Compañía: Chunky Move, presentado en asociación con Malthouse Theatre
Director/Coreografía/Concepto: Anouk Van Dijk
Composición y diseño de audio: Marcel Wierckx
Diseño de escenario: Michael Hankin
Diseño de iluminación: Niklas Pajanti
Diseño de vestuario: Shio Otani
Cuerpo de baile: Leif Helland, Lauren Langlois, Alya Manzart, James Pham, Niharika Senapati, Tara Soh
Links:
Dance Massive http://dancemassive.com.au
Chunky Move http://chunkymove.com.au
Malthouse Theatre http://www.malthousetheatre.com.au/
A multiple identity, multiplicity reduced into singular. 247, Chunky Move, Australia.
by Jessica Parra Nowajewski
We are immersed in questions, wishes and the appearance of a unique being that is conscious of its own particularity. A being built with an identity, with the always present nostalgia of a homonymous denomination. The homonymous disk, authentic and defining the authorship, could nonetheless be perceived as a transfer of attributes, very different from those of the creator or the identity holder.
If we could define the authorship of each being from the self who is living the life of that body with an independent mind, that being would not be concealed, maybe, from the identity acquired from the samples collected from other human beings, whose singularity we wish to capture from one way or another. For most of the people, these acquisitions are conscious, and prevail over the development of the self and the authenticity. To pretend to be a unique being, without thinking in the biological originality, is synonymous of a self-esteem looking to shine or to be accepted, coming from a sensation of solitude and belonging. We pretend and we want. And we want to be loved, in some manner… Or at least to be liked or detested. Wishing to be the burning coal shinning over the rest, but then turn into ashes, and finally disappear in that grey mass which is returned to the system. Is society a stronghold of individuals, or is society driving the evolution of the people interacting amongst it? How to approach our human behaviour from the generalisation?
The characters of ‘247 days’ confront the dilemma of solitude and belonging, not only as a personal feeling but expanding it to their beloved ones; not wanting to be surrounded by people, society, only to feel the void support or to capture a relationship to avoid the emptiness, and, at the same time expecting to evade the feeling of annihilation of the individual at the moment of giving too much of itself into a relationship.
The corporal language mixed with the mirrors in the stage reveals the multiplicity, the continuous search; the appropriation of the identity and the society is extended to the audiences, who in this opportunity are in a less immersed atmosphere than in ‘An act of now’. Nevertheless, this lack of corporal integration with the performance can be omitted because of the level of contact achieved through the conversation, questions and storytelling that each character is executing during the seventy minutes on stage. The live-conversational-audio resource is the one giving the clues for interacting. Mirrors are a good ally, and depending on the number of performers and the choreography, they generate a more tangible portrait of the experience as human beings; when the dance is vigorous and the personality of each performer is reflected in the scenery, is when the entropy increases until reaching the point where mirrors are an imperceptible resource, and it is exactly at this moment when the immersion arises to its maximum and the public and the performance are fully merged, absorbing, sharing and displaying its content. At moments ‘247 days’ looks like a piece of a more extended play, a third of a more developed story. It is then when the days of Anouk Van Dijk developing this piece in Australia, 247, are reflected. ‘247’ is a piece of origin, an in-progress research assimilating a new identity from this country. This is only the beginning.
About
Formart: Dance
Name: 247 Days
Dates: March 15-23, 2013
Company: Chunky Move
Director/Coreographer/Concept: Anouk Van Dijk
Composer: Marcel Wierckx
Costume design: Shio Otani
Set design: Michael Hakin
Lightning design: Niklas Pajanti
Sound operator: Nigel Brown
Performers: Leif Helland, Lauren Langlois, Alya Manzart, James Pham, Niharika Senapati and Tara Soh.
Links:
Dance Massive http://dancemassive.com.au
Chunky Move http://chunkymove.com.au
Malthouse Theatre http://www.malthousetheatre.com.au/
Enviar un comentario nuevo