PERFORMAGIA 1 A 7, ¿PERO, QUÉ DEMONIOS ES EL PERFORMANCE?
Performagia 1 a 7,
¿pero, qué demonios es el performance?
Araceli Zúñiga Vázquez y César Horacio Espinosa V.
No es un terremoto, no es un huracán… ¡Señoras y señores, ahora con
ustedes!:
¡Performagia!
(que sí es un terremoto, que sí es un huracán –apasionado– de arte/acción)
Iniciado en 2003, PERFORMAGIA se caracteriza como un encuentro internacional de performance y arte de acción, escenificado en diversas sedes de la República Mexicana, donde actuaron artistas reconocidos de todo el mundo. Ha sido también un foro de reflexión y análisis en torno al arte del performance, en donde pensadores y críticos destacados expusieron sus ideas en mesas redondas y conferencias.
De igual forma, Performagia ha sido una plataforma para apoyar y promover el surgimiento de nuevos talentos, mediante talleres y seminarios, así como al crear un concurso en el que un jurado especializado seleccionó los proyectos más cuajados, mismos que se presentaron en el marco del festival. A través de sus siete primeras emisiones, Performagia se convirtió en un relevante festival en este ramo de las artes de acción y en vivo.
Performagia 2, Ciudad Juárez
Para este año de 2011, Performagia tuvo un formato diferente a los realizados en años anteriores. En esta emisión se hizo la presentación de la colección de siete libros que recogen lo más destacado de los encuentros en torno al performance mexicano entre el 2003 y el 2010, reúnen fotografías de todas las acciones efectuadas y recopilan los textos de las conferencias y charlas que se impartieron.
Para ello, entre el 1º y el día 11 de septiembre, durante siete días se llevó a cabo una mesa redonda, integrada por tres especialistas; se proyectó, en video, un performance representativo de cada una de las emisiones, y se realizaron dos performances en vivo. El último día, a manera de clausura, tuvo lugar una jornada de acciones con algunos de los artistas seleccionados en los concursos.
http://www.youtube.com/watch?v=XUti4gQ1Hj8
Lorena Orozco, Pancho López, Araceli Zúñiga y César Espinosa
En tales términos, el 1 de septiembre el Museo Universitario del Chopo celebró la primera de las actividades a realizarse. La jornada comenzó con la exhibición de un video que recogía imágenes de diferentes actos performanceros, textos y noticias publicadas en periódicos de circulación nacional, desarrollados a lo largo de los años del festival, así como una breve remembranza acerca de las actividades acogidas por el Museo Universitario del Chopo y ejemplo de su intensidad artística.
Posteriormente, se integró una mesa con Alma Rosa Jiménez, directora del museo, como moderadora; Maris Bustamante, artista transdisciplinaria, maestra universitaria y realizadora y crítica del performance desde la década de 1970; Álvaro Villalobos, profesor universitario, investigador y artista de performance, y Elia Espinosa, investigadora de la UNAM dedicada a la estética y la historia del arte.
Jiménez señaló la vocación de un espacio universitario sensible al performance, que ha dispuesto recursos, capital humano e instalaciones para la realización de los encuentros. Atildó, particularmente, la labor efectuada por Pancho López, quien estuvo a cargo de los encuentros y tuvo a su cargo el proceso de edición de los siete volúmenes que resguardan la historia y la memoria de Performagia.
Por su parte, Bustamante aludió a la responsabilidad crítica, en el marco de un mundo especialmente problemático, de los discursos artísticos. El performance es un generador de alternativas, dijo. Mencionó también que el Museo del Chopo es único en su esfuerzo por promover un trabajo artístico tan particular.
2011: primera sesión, performance
Villalobos consideró la edición de los libros como la materialización documental de un proyecto con características divergentes y diversas demandas en torno a lo emocional, económico, intelectual, artístico. Se trata de documentos que introducen en la historia oficial el desarrollo de un evento como Performagia. El libro y el festival, por sus características de resistencia ante una realidad en crisis, son testimonio de la fortaleza de los latinoamericanos, creadores y artistas, frente a la contingencia y la escasez, sostuvo.
La investigadora Elia Espinosa leyó algunas reflexiones a propósito de los contenidos y aspiraciones estéticas del performance. Expuso que es necesario flexibilizar la historia del arte, una disciplina consentida y elitista, para que extienda y amplíe en su perspectiva otras actividades estéticas, no por periféricas menos contundentes y reales. El libro, indicó, le parece "hermoso por su sencillez y su honestidad". Igualmente, hizo una reseña minuciosa de los contenidos del mismo.
Para finalizar la ceremonia que, como sostuvo Jiménez, era una fiesta llena de orgullo, se llevaron a cabo dos performances en el interior del museo: uno titulado La virgen de los catálogos a cargo de la artista y catedrática María Eugenia Chellet y el otro por parte de La niña Yared, ejemplos de una actividad artística desafiante e intensa.
Las siguientes actividades tuvieron lugar con la presentación de cada número de los publicados en la colección. El viernes 2 de septiembre intervenimos los autores de esta nota, Araceli Zúñiga y César Espinosa, para plantear una disquisición en torno al sentido artístico y sociohistórico del arte del performance, el cual tiene actualmente una existencia muy activa y efervescente en Latinoamérica, sin pasar por alto su desarrollo en otras latitudes.
2011, 1ª sesión, performance
Antes de dar paso a las ponencias que presentamos, aparece por aquí la voz de una de las artistas cuyas acciones performeras han sido de una intensidad decididamente estrujante, Rocío Boliver “La Congelada de Uva”:
Rocío Boliver, La Congelada de Uva
DrogadiAcción
(fragmento)
Haciendo performances es el único modo en que puedo vengarme de la vida que me tiene cogida de los huevos.
Es mi forma de pintarle mecos y burlarme de ella; de perder mi fragilidad frente a la vida y creer sobrepasar la muerte.
Envalentonarme, transgredir y no temerle a nada destruyendo los límites que me constriñen.
Esta es la gran posibilidad que me da la burbuja del Arte-Acción. Sin cordura, sin ortodoxia, sin reglas, sin cuestionamientos, sin lineamientos.
Aventarme de lleno a la locura y poder salir no sólo ilesa sino más lúcida, más cuerda.
Qué mejor que zambullirme en los temas prohibidos, perversos, censurados, señalados; para hacerme fuerte frente al camino del tiempo que me conduce a la destrucción de mi vitalidad, de mi encanto, de mi lucidez, de mi belleza, de mi fuerza.
El sexo, las drogas, las filias, el dolor, la escatología…
Arrancar a rasguños y jalones la máscara de esta gran mentira que ha creado el hombre, esta podrida forma de comunicarse unos con otros. Asqueada de la mentira cotidiana, de la aceptación de la hipocresía como pasaporte.
Me vomito sobre todos, me cago en sus jetas, los asusto y los hago sufrir, los pongo en jaque.
Congelada de Uva
Soy francamente dichosa cuando logro enmudecer a los que miran o escuchan o sienten lo que hago. Feliz de borrar sus estúpidas sonrisas de comercial, de tirarlos de sus baratos andamiajes y verlos caer y revolcarse en el vacío sin saber de dónde agarrarse, no les enseñaron este juego.
Electroshocks que aplico a las mentes dormidas, alienadas, que esperan que los divierta, que ilusamente cortejan con el cosquilleo del morbo y terminan apaleados, rebasados, mudos idiotas.
La neta como bofetada, eso es el performance.
http://www.youtube.com/watch?v=H63_rWyG8Ic&feature=related
Toma ahora la palabra, en primer término, Araceli Zúñiga:
Es mi deseo expresar las transformaciones
de los cuerpos en formas nuevas
Ovidio
Intervención de Araceli Zúñiga
¿Performagia?… ¿Qué significó Performagia para mí?
Desde luego, un universo paralelo, un salto cuántico, un espacio generoso para poder desarrollar los proyectos radicales de lectura y escritura del siglo que comenzamos a vivir.
No puedo dejar de asociar Performagia con Pancho López, con las Bienales Internacionales de Poesía Visual-Experimental, ni con otros proyectos que, en algún momento, han coincidido con Performagia, si bien no en tiempos reales, pero sí como otros hermanos simbioticos que han compartido artistas, proyectos e ideas.
Por ejemplo, en nuestro anecdotario de las Bienales de poesía visual-experimental siempre aparecen el Chopo y Performagia; así, mágicamente.
Performagia 9; taller de performance, por Paola Paz Yee y Pancho López
Porque las Bienales mexicanas han sido una especie de malpasión en nuestras vidas, con enormes satisfacciones pero también con vaivenes y torbellinos… parte del gozo y del retozo apasionados que han sido estas Bienales y nuestra Performagia… (¡Estas Bienales, ay! ¡Ay, estas Performagias!)
Éstas –las Bienales– se desarrollaron de 1985 a 2009, a veces sobre ruedas (las menos) y muchas otras por caminos pedregosos o ya de plano a lomo de mulas –y no es metáfora– (las más). Como, sin duda, le sucedió a Performagia.
Platicaré aquí, brevemente, algunas anécdotas, y comprobaremos estas coincidencias entrañables de las que hablo. Para comenzar, diré algo de los faxes: las Bienales comenzaron en 1985 ¡ojo! y a muchos de nuestros artistas extranjeros no se les ocurrió nunca que entre México, Europa o Japón, pueden haber sus buenas doce horas, o muchas más, de diferencia.
2011; 1º sesión, performance
Y que los faxes que recibíamos en los años 80, enviados desde alguna otra parte del mundo, de día, acá nos llegaban durante toda la noche y la madrugada, tooooda la madrugada, con sus lapsos de espera que nos impedían echar una pestañita porque allí venía ya, llegando, oootro más y otro más. Y así durante días y madrugadas y madrugones y nosotros nomás resistiendo, resistiendo. Como en Performagia, a través de otros medios.
Sigo, en estas mini-memorias, con el bebé de la bienal, en el año 98, cuando nuestra querida Adriana Espinosa, artista visual, museógrafa y embarazada (todo al mismo tiempo), nos echó una manota de gato en la exposición en el Museo del Chopo, que llenamos totalmente con obra nacional e internacional (y nos faltó espacio).
Pues a nuestra amiga se le ocurrió que debía dar a luz allí mismo, en el mismísimo espacio museográfico. Finalmente, José Alejandro nació hasta el día siguiente, 20 de noviembre, pero quedó signado para siempre por su entorno de obras transgresoras y estridentes, como ha resultado ser este bebé de la Bienal; ya con un hermanito (por cierto, no nacido durante ninguna Bienal). ¡Uf!
Ni que decir del evento realizado en este Foro del Dinosaurio (entonces en otro espacio físico), en el año de 1996, con Dick Higgins, miembro esencial del movimiento Fluxus, quien intervino por primera y única vez en México, antes de morir, y su intervención se realizó en el Chopo –y asi, de alguna manera, en Performagia–.
2011, 1ª sesión, performance
Además de Enzo Minarelli, Arrigo Lora Totino, Ivette Román, Díaz Infante, Emilio Morandi y Giovanni y Renata Strada, Mónica Mayer y Víctor Lerma, Katnira Bello, Victor Sulser, Maris Bustamante, La Congelada de Uva, César Martínez y Miguel Ángel Corona y tantos otros más. En 1998 estuvo el vocalor Jaap Blonk, aunque en otras sedes, y su acción de desconstrucción y deconstrucción verbal nos ha quedado en lo que llamamos poesía sonora.
Sobre los libros de Performagia, me parecen un testimonio único, una memoria viva de lo que significó esta polvareda cósmica que, finalmente, nos regala con nuevos universos: los libros de Performagia.
Nunca como hoy, lo he dicho antes –aunque con las aproximaciones entrañables que dieron la fotografía, el cine, la radio y luego la televisión– habíamos estado tan cerca de mirar, sentir y tocar a nuestros sueños como lo hacemos ahora a través de las nuevas –e insolentes– tecnologías.
Desde la orfandad de estos tiempos, arribados ya a un nuevo milenio, observamos que si algún cambio se está dando en nuestros saberes científicos y cotidianos es en la manera en la que cognocemos el mundo; es el producido por nuestra cercanía con las máquinas que piensan (y sienten), productos del acelerado desarrollo científico y tecnológico del siglo pasado: el siglo XX. Y entre estas nuevas tecnologías ocupan un lugar destacado los libros, que, desde el lápiz y papel –sofisticada tecnología de la sociedad del conocimiento–, nos regalan hoy con estas nuevas galaxias desde Orión, cunero de estrellas.
Performagia 9, Blak Kat, We are robots
El arte es actualmente una fluctuación cuántica –afirma el poeta virtual argentino Ladislao Pablo Györi–, donde cada cosa puede al fin de cuentas ser incierta, improbable e indeterminada.
Encuentro entonces que este espacio generoso, (im)pío (desde el arte digital, el videoarte, el performance y la instalación), debe responder a estas traducciones de los saberes y los modos cotidianos a través del arte de nuestros días y su registro y documentación en los libros virtuales y físicos que hoy presentamos.
Ya lo he mencionado antes: El universo de las nuevas vanguardias científicas, tecnológicas y artísticas de finales del siglo XX y comienzos del XXI resulta ser un nuevo BIG BANG, que nos explota en plena cara y donde los procesos de la experimentación se renuevan –al final del diluvio– con estos proyectos radicales de nuevas escrituras, impulsados por la búsqueda y producción de nueva información, así como y, por supuesto, de nuevo conocimiento.
El reto y el desafío ahora es ¿cómo valorar este arte bajo sospecha de estos tiempos de guerra? ¿Desde dónde? ¿Con qué palabras/signos? ¿Bajo qué dimensiones estéticas, científicas y de comunicación?
2011, 2ª sesión, performance
La distancia que nos separa de los niños, púberes y adolescentes, ya no se mide por generaciones: entre estos jóvenes de ahora y los adultos (de veinticinco años en adelante) la distancia ya no es generacional, es glaciacional.
Una medida cualitativa nos separa de los niños/cyborg: prototipos neurofisiológicamente adaptados a las nuevas formas de vida. Marañas inteligentes de circuitos electrónicos, redes servomotrices, canales hidráulicos y ojos/cuerpos que funcionan de manera interactiva con el mundo que les rodea, y, por supuesto, con las máquinas/madres que les nutren. Y las obras artísticas están signadas por esta diferencia.
Y “tienen que ver” con estos proyectos radicales de escritura y/o lectura pertenecientes a la nueva imprenta y al nuevo libro. Los que debemos leer con otra mirada. Y esto, con respecto al arte, es el desafío al que nos enfrentamos ahora. Performagia.
http://www.youtube.com/watch?v=kKCYjLjHgTQ
Maru Chellet, We are robots
La desaparición de los muros conceptuales entre arte y ciencia conformarán –lo hacen ya– los lenguajes signos (corrosivos) de los cuales nos hablan los nuevos filósofos de las ciencias y la estética de los tiempos de lo por venir, curiosamente amalgamados en disciplinas muy diversas. Desde semióticos no ortodoxos como Umberto Eco, Omar Calabrese y Pablo Espinosa Vera (Semioticsman), hasta matemáticos/filósofos radicalmente no lineales como Marvin Minsky, esa lente infrarroja que recorre la estética de las matemáticas, del arte virtual, de las inteligencias –las otras– las artificiales, o Eduardo Kac, padre de Alva, la conejita con su piel fulgor verde, producto del arte genómico o bio-arte.
Estamos mutando, dicen los científicos. Casa día somos otros, responden los artistas. Diferentes. No sabemos aún si mejores o peores, pero otros. Diferentes.
Eso es, precisamente, lo que observé y que fue, a mi juicio, lo más interesante de estas performagias : la “impureza” de las obras; transgredidos los géneros, transdisciplinadas las palabras, subvertidos los órdenes, rebasadas las líneas fronterizas del pensamiento lineal, salpicado por los lodos conceptuales de las Ciberculturas. Así como para las disciplinas/cultivos más ricas como son las formas PÍAS (performance, instalación, ambientación y arte digital), estas formas (im)pías brotaron a la superficie como las bacterias en la piel.
…”Qué cierre los ojos quien quiera mirar el infinito, dijo (alguna vez) el novelista checo Milan Kundera.
2011, 1ª sesión, performance de Martín Rentería
Y lo miraremos. En ello nos va nuestro futuro como especie/escritural (en estos momentos) muda, sorda y ciega. Autista. Indiferente. Colonizadora. Brutal. Con fronteras y bardas y muros y barreras y piedras sobre piedras y paredes de cal y canto.
Pero para eso es el arte. Para “poder ver”, derribando fronteras (pretensión genuina de esta Performagia y de estas charlas performateadas, desde la poesía visual/sonora/sinestésica/ experimental/multimedia específicamente).
What’s up performance?Un vaivén multidimensional (con el objetivo original de acercarnos a los alfabetos que –todavía– no conocemos).
Lo (ya) dicho: ¿Quién le puede decir a un niño que no cante o a una oveja Dolly que no se clone?
En eso estamos. Y en esa apuesta me la juego (desde la otra orilla, siempre).
Comentarios a Performagia
César Espinosa
Este libro, y los seis que lo acompañan, es un acto de MAGIA, no sólo porque constituye la memoria y testimonio del Encuentro Internacional de Performance –PERFORMAGIA– sino por ser una verdadera proeza y acto de tozudez creativa de nuestro gran amigo, el mago Pancho López, ¡enhorabuena!
Pancho López
Para gran fortuna por parte de las artes no convencionales, Pancho dispuso del auspicio institucional de la UNAM y del Museo Universitario del Chopo para llevar adelante tan destacada empresa a lo largo de esos siete memorables años –2003-2010– y más aún para lograr la edición de la correspondiente memoria. Puso toda su pasión en estos libros: sangre, sudor y terquedad irrebatible.
La colección de libros que ahora nos ofrece se aúna a la muy escueta bibliografía existente en México sobre el arte del performance, y más aún referente a este tipo de experiencias en nuestro país.
Los volúmenes recogen tanto conceptualizaciones y recuentos de trayectorias de artistas destacados en el campo del performance, junto con imágenes de sus intervenciones, como también las nuevas propuestas que aventuran los jóvenes performeros, así como ponencias de comentaristas y artistas pensadores, amén de críticos, cuyos planteamientos acerca del arte del performance y del devenir artístico de nuestro momento fueron expuestos en mesas redondas y conferencias en el marco de cada festival, lo que posibilitó la integración de un prolífico testimonio documental.
2011, 4ª sesión, performance
Según la estadística que ofrece el comunicado del Museo, a lo largo de las siete ediciones de Performagia se escenificaron 266 performances, con intervención de 153 artistas, se integraron 21 jurados, se sustentaron 50 conferencias o charlas individuales, hubo 12 mesas redondas (con 57 participantes), así como diez talleres, dos acciones colectivas, tres seminarios (con 18 ponentes) y dos exposiciones fotográficas.
Con el propósito de realizar un somero comentario al segundo de estos volúmenes, evento en el que tuve oportunidad de participar, quiero destacar en primer término el hecho singular de que este festival de Performagia se llevó a cabo, en mayo de 2004, en el Museo Universitario del Chopo y en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, a través de su Instituto de Arquitectura, Diseño y Arte, donde tuvo como sede a la Escuela de Artes, mejor conocida como La Perrera, además del Museo de Arte de Ciudad Juárez.
“Juárez es la vorágine...”
Para aquel entonces, Ciudad Juárez ya contaba con la lamentable fama de ser el escenario del asesinato en serie de mujeres, el centro del “feminicidio” (cuando apenas comenzaba a utilizarse este término). La ciudad empezaba a ser el gran centro de la guerra del narcotráfico con la estadística de homicidios por completo desbordada.
En ese tenor, aunque sin darle mayor énfasis por parte de los anfitriones en Ciudad Juárez, la ponencia de Emiliano Villareal Jiménez, titulada “Juárez es la vorágine...”, anota que “La ciudad tiene una población multicultural con necesidades y visiones del mundo diferentes, por décadas aquejada por graves problemas sociales; (entre ellos) visiblemente el incremento acelerado de la inseguridad pública, la violencia flagrante y la ausencia total de justicia”.
Y agrega: Ciegos parecemos estar también los integrantes de la academia de arte en Juárez, a los que parece eludirnos por momentos el hecho evidente de que los procesos industriales y demográficos en nuestra ciudad poseen una dimensión cultural compleja, (…) a la cual Performagia vino a insertarse justamente en ese contexto (y) nos ayudó a querer ver cada día más, a deshacernos un poco de nuestra ceguera”.
Planteamiento sobre el cual terció, en su momento, Araceli Zúñiga cuando inquiría: “¿Qué significó estar en esta ciudad injustamente famosa por la no resuelta hasta ahora extrema violencia de género (feminicidios); ciudad a veces malhumorada ¡y vaya que tienen razón para ello!, a la cual se le ha llamado en ocasiones la sede del holocausto de género? Para mí, por lo pronto, me resultó de un “sabor” fuerte, salado y ácido, ‘sintiendo’ todo el tiempo una cuerda tensa de resistencia contra esta ‘estigmatización’ de su ciudad –invisible, por supuesto– de la sociedad civil y de las chavas y chavos clase media y estudiantes con quienes convivimos”.
Pero, ¿y cómo se come el performance?
Por otra parte, en este comentario quisiera referirme a la percepción y puntos de vista con respecto al arte del performance que ofrecieron varios de los expositores de las mesas redondas. Las referencias y citas que voy a presentar son una parte mínima de sus ponencias y aparecerán aquí descontextualizadas de su versión original, por lo que me excuso por anticipado hacia los respectivos autores.
Performagia, ciudad de Querétaro
Así, el después extinto realizador teatral Juan José Gurrola, en su ponencia “El impoder del pensamiento” hizo gala de su inevitable gesto provocador. No sólo informa que quizá los primeros que hicieron performance en México fueron Alejandro Jodorowski y él; entre sus conceptos en torno al arte del performance planteó que el performer debe darse cuenta de su situación, porque “Es usado por curadores, por museos, como changuito. ¿Por qué? Porque no cuesta, porque trae su propia parafernalia, porque incita al morbo de la gente a ver cosas…”
Expone, también, que el performance pertenece a una filosofía estética que renuncia a toda relación con el arte, a todo lo que sugiera una reflexión sobre la forma y el contenido del arte.
Si lo entienden, afirma, el performance no existe, el performance debe ser inverosímil, a tal punto que no se vea la oportunidad de extraer un significado. El performance debe ser un dique que detenga toda creatividad; debe hacer imposible la interpretación en el tiempo y el espacio,
Y continúa: El evento es hermético, inabarcable, impenetrable. Es más, debería ser un candado para la conciencia, una tranca a la óptica del paso del tiempo y de las experiencias. A mí no me interesan las experiencias. Tampoco es un producto de la intuición.
Pero sería refutado, en su oportunidad, por Carlos-Blas Galindo, que en su ponencia “El artistizado soy yo (el junior de la cultura)” polemiza respecto de la postura propuesta por Juan José Gurrola, sobre la idea de que un performance que se explica y se ensaya no es performance.
Yo discrepo, dice; la improvisación total, que es una herencia de las neovanguardias, aún proviene del teatro, no es performance. Tenemos la obligación de planear un guión implícito o explícito. A mí me parece horrible cuando alguien trata de romper algo que no se rompe, o descolgar algo que no se descuelga, o de pegar algo que no pega. Es espantoso. Hay que hacerlo antes por lo menos unas veinte veces.
Por su parte, la crítica y profesora de arte y performera Mónica Mayer desarrolló su ponencia acerca del performance y la educación artística. Su exposición es rica en experiencias y conceptos, entre los cuales viene al caso recoger la idea de que el performance es el patito feo de la educación artística. Que yo sepa, expresa, no se incluye en ningún plan de estudios oficial de primaria, secundaria o preparatoria. En la mayoría de las licenciaturas no existe, aunque haya maestros y alumnos que lo ejercen.
Hace notar la circunstancia de que el arte acción es efímero, por lo que la documentación es la única manera de transmitir este conocimiento. Pero no hay conciencia institucional de la relevancia que tiene la documentación para la historia y para la educación artística.
El artista valenciano Ángel Pastor en su ponencia “Arte de accion / arte/vida” expone que el arte en general va a ser performativo, refiriéndose seguramente al de los tiempos que vienen: inmediato, efímero, renunciará a los valores estéticos y técnicos y recogerá la interdisciplinariedad, lo contextual o lo relacional. A lo que yo anoto que esa mutación, o esa cuasi disolución del arte, ya se dio o la estamos viviendo.
Por otro lado y en diferentes escalas, señala Pastor que la performance rompe con el imperio de la obra de arte como objeto, ataca al sistema establecido de mercado, no permitiendo la separación del artista de su obra, mezclando vida y arte, pasando el artista a ser sujeto y objeto de la obra de arte, reuniendo artista, obra y audiencia en un mismo momento (el momento de su producción o ejecución), introduciendo definitivamente lo efímero y la “realidad presente”en la obra de arte.
Entre otras definiciones sustanciosas, apunta que la performance se enmarca en la línea del arte contemporáneo que sustituye la representación por la presentación. La performance, en su origen, no representa sino que es.
Héctor Rosales, sociólogo, urbanista y latinoamericanista, al referirse a los universos de sentido del performance indica que éste constituye un desafío cognoscitivo de gran interés. “Quiero imaginar los contoneos del performance, sus movimientos oscilantes y atractivos, como ingredientes lúdicos que forman parte de sus estrategias de seducción”.
Añade proponiendo que la o el performance sería, junto a las dimensiones objetiva y subjetiva de la cultura, una tercera dimensión que tiene que ver con la acción, con la ejecución, con la realización, con la praxis, o aunque parezca tautológico, con la performatividad.
Alude a la dimensión performática de la realidad y al hecho de que, dentro de ésta, sea necesario compartir el espíritu de exploración contestataria que hay en el performance artístico. Quizá por esta razón casi todas las ciencias sociales y humanísticas se han acercado al performance.
Performagia 6; taller de Bartolomé Ferrando.
Toda relación social estaría mediada por las capacidades performáticas de las personas y múltiples actividades o eventos en vivo, como los bailes, los juegos, los ritos, las manifestaciones políticas, las marchas, los deportes, las fiestas, el teatro o la danza, remiten a una dimensión expresiva sin la cual los fenómenos comunicativos no podrían realizarse.
El performance permite la experiencia del instante, es un arte donde la inmediatez adquiere significado. El performance permite la experiencia del instante, es un arte donde la inmediatez adquiere significado.
Todos los elementos de un performance aparecen amalgamados y recodificados, configurando así una representación estética dueña de un lenguaje propio. El sentido profundo del performance es trastocar la estructuración coherente del mundo, de lo habitual, de lo que acríticamente se acepta como “realidad”.
Las pasiones, las perversiones, los tabúes, los traumas, los recuerdos de la niñez, las aficiones, la posición política, los factores culturales y sociales, las ideas religiosas, los pensamientos, las reflexiones y un largo etcétera del performancista como portador de los miedos, fantasías y atavismos culturales. Su cuerpo es a la vez significado y significante.
En su participación, Fausto Gómez Tuena, artista y docente de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, intitulada “Ecos de performagia en la perrera”, expone que la supervivencia del arte se torna problemática, pero no porque el arte no pueda tener una existencia significativa bajo condiciones extremas de “verdad”, tampoco porque los medios de comunicación sobrepasen la función representativa del arte, ni siquiera porque la realidad sobrepase la imaginación del artista, sino por el continuo debilitamiento de la distinción entre el ser y lo que le rodea, que hace que se desvanezca el concepto de realidad junto con el concepto de identidad.
El yo ha perdido la voz de la experiencia, ya no busca en sí mismo y se convierte en la voz de nadie, dice citando al poeta Gabriel Celaya.
Frente a lo cual, el arte del performance es un arte reflexivo que mira hacia adelante y hacia atrás tratando de proteger lo esencial en una era de extremos, una época donde se mezclan, chocan y unen las realidades.
Y enuncia que lejos de ver la tecnología como un simulacro, estos artistas la incorporan sin reparos de múltiples maneras, a través de las computadoras, el fax y el video.
La profesora y artista del performance María Eugenia Chellet, al hablar sobre “El vaiven del performance”, nos informa que en este Segundo Encuentro se recibieron más de setenta proyectos de todo el país, dentro de una variedad de propuestas atraídas por la multisustancia de la palabra performance. Acciones que incluyen danza, circo, actos de sadomasoquismo, rituales, estatuarias, sanaciones, autoconfesiones, homenajes, música, sensaciones y simulaciones.
En esto último reside uno de los principales equívocos del performance; habría que distinguir la frontera entre la realización de una acción con todas sus implicaciones y consecuencias vitales que se añaden a las experiencias anteriores y la simulación o el simulacro de la realización de una acción que representa y entretiene haciendo creer, pero que no se suma a las experiencias anteriores y mucho menos transforma la experiencia del espectador.
Tras lo expuesto hasta aquí, quisiera mencionar que la mayoría de estos puntos de vista coinciden con la búsqueda de identificar al arte de la acción con las matrices de la vida cotidiana, como lo ha teorizado la investigadora y artista mexicana Katya Mandoki (en La Prosaica).
http://www.youtube.com/watch?v=S2Lpz-wozE0
La disolución del arte y el nuevo entorno icónico-escenográfico
Y trataré de concluir enunciando una serie de puntos míos, que quedarán abiertos para ulteriores debates. ¿Qué nueva orientación sobre el arte ha emergido en la apenas transcurrida primera década del siglo XI? ¿Hasta qué grado las nuevas tecnologías y la indigesta ensalada de los pos-pos-posmodernismos siguen prolongando, con vida artificial, al caduco siglo XX?
Al mismo tiempo, la actualmente en curso “disolución del arte” puede suponer una intensificación de las formas de la experiencia (como reintegración utópica del arte a la sociedad), o la pura consagración del dominio del espectáculo (como triunfo de los medios de comunicación de masas); eso es justamente lo que está en juego.
Después de las vanguardias, con su programa ético y ontoepistemológico, y de las posvanguardias finiseculares inmersas en el mediaescape de la ilusión mediática y la virtualidad, llegamos de nuevo al “retorno de lo real” con una realidad tecnoestética basada en las emergentes cartografías de la representación, de la permutabilidad de los signos y del radicalismo constructivo, la simulación, la artificialidad y la digitalización multi/ transensorial.
Al turismo y el nomadismo artísticos y a los no-lugares y la eclosión geoestética; era global, momento de la inmediatez en todos los ámbitos, de nuevas suplementariedades y referentes flotantes… Del arte Entertainment y las nuevas estrategias de resistencia artística… En suma, la hiperestetización de la realidad y de la visualidad.
¿Podremos inventar un futuro, una imaginación crítica, una nueva metaforología de la imagen, darle a la imagen el carácter cognitivo que se le ha negado?… De hecho, en la acción, en las artes de la duración, sigue actuando como sentido privilegiado la visión, lo escópico, con su problemática de derroche y exacerbación en el vigente orden técnico-mediático.
El arte de la acción se origina en la era de la negación del objeto de arte tradicional, que es presencia en un contexto centralizado; por ende, el performance encarna de nuevo la desaparición del objeto de arte que niega con ello su genealogía. (Cito aquí al escritor y artista César Cortés.)
Sin embargo, se ha dicho que esta nueva manera de experimentar el arte se basa en la construcción de una idea del vacío con respecto a lo ya nombrado por los aparatos mediáticos, que clasifican y conducen los significados.
Por ende, la velocidad tecnológica contemporánea muestra un desborde de sentido que trasciende al objeto y las definiciones que se hacen de él en un tiempo determinado. En todas las dimensiones de la vida actual enfrentamos una sobreabundancia de sentido. Como apunta el filósofo argentino Alejandro Piscitelli: “El dualismo de la epistemología y la ontología se desvanece en el monismo radical de la tecnología”.
Al mismo tiempo, como ya hemos visto en las diversas intervenciones, el performance supone un acercamiento hacia lo cotidiano, a las experiencias normales y habituales de las gentes, aunque desde un énfasis crítico o extremo, haciéndolas resaltar en buen modo para rechazar el automatismo con que aceptamos códigos y señales que norman nuestra cotidianidad, y al mismo tiempo para reescribir este mismo entorno icónico-escenográfico que conforma la naturaleza inmediata del existir de cada día. Diríamos que Performagia.
Y esto es todo por ahora... El acto de magia ha terminado.
Bartolomé Ferrando
REFERENCIAS Y FUENTES:
Fotografías mesa redonda 2º Sesión, Gabriel Esther de Dios, y performance 1ª sesión: María Eugenia Chellet.
http://www.youtube.com/watch?v=kKCYjLjHgTQ
http://www.flickr.com/photos/rodrigojardon/3586183159/
http://www.youtube.com/watch?v=XUti4gQ1Hj8
http://bullafina.com/video/videos/XUti4gQ1Hj8/1/1/performagia/Performagia
http://www.flickr.com/photos/rodrigojardon/sets/72157623290111146/detail/
http://www.youtube.com/watch?v=S2Lpz-wozE0
http://www.flickr.com/photos/rodrigojardon/3579008656/in/photostream/
Araceli Zúñiga Vázquez es escritora, poeta experimental y promotora cultural. Investigadora/guionista de radio y televisión educativa (TV-UNAM, Radio UNAM, Radio Educación). Ensayista sobre ciberculturas y vanguardias artísticas. Asesora de proyectos transdisciplinarios sobre arte y multimedia. Miembro del consejo editorial de la revista virtual Clon, de la UAM Xochimilco. Miembro del Consejo del Instituto de Semiótica y Cultura de Masas, centro de investigación y análisis crítico, A.C., Member of IASS/International Association for Semiotics Studies. Miembro del consejo editorial de la revista Escáner Cultural. Curadora y promotora de videoarte, video independiente y video experimental. Co-cordinadora de las diez Bienales Internacionales de Poesía Experimental, A.C.
César Horacio Espinosa Vera. Mexicano. Escritor, docente, poeta visual. Creó y ha sido coorganizador de las Bienales Internacionales de Poesía Visual y Experimental (1985-2006). Autor de libros y ensayos sobre poesía, arte, política cultural y comunicación, uno de ellos -en coautoría con Araceli Zúñiga- La Perra Brava. Arte, crisis y políticas culturales, del cual una selección de textos aparece en Ediciones Especiales de esta revista virtual.
e-mail: poexperimental@gmail.com
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