Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Evolución de la Belleza

 

 Colección de Canicas. Foto: http://casadorada-say.blogspot.mx  Colección de Tapas de Botella. Foto: http://www.colchonero.com

 

Coleccionismo: el objetivo de no tener fin

 

El verdadero coleccionista ama sus piezas, goza con ellas y sueña con aumentar el volumen de su colección.

Se mueve por pasiones, no por intereses.

María Marco Such.

 

¿Quién no empezó alguna vez una colección? Para responder esta pregunta, es probable que nos remontemos al periodo de nuestra infancia y adolescencia. En estas épocas de la vida disponemos de suficiente tiempo libre, en el cual nos abocamos a la comprensión de nuestro entorno y a la búsqueda de nuestra identidad. Esto, nos motiva a iniciar actividades que nos faciliten estos procesos, entre ellas el coleccionar. Para comenzar una colección, suelen ser fuente de motivación las relaciones familiares, así como aquellas con nuestros pares; si nuestros padres, abuelos, tíos, primos o bien nuestros buenos amigos coleccionan algo, tendemos a sentirnos motivados a iniciar también nuestra propia colección.

Curiosamente, la pregunta a responder es por las colecciones que alguna vez “empezamos”…no por aquellas que terminamos. Una colección se reputa de tal porque nunca acaba realmente, constituyendo una acumulación incesante de objetos en torno a una misma línea temático-estética que los enlaza, determinada y elegida por el coleccionista y por ende, relacionada directamente con sus intereses y gustos. Una colección deja de alimentarse con el fallecimiento del coleccionista o bien cuando el coleccionista la dona o la vende en durante su vida. Curiosamente, aún en estos casos no se habla de que se “completó” una colección, y no creo que esto corresponda a un mero uso del lenguaje sino a que en la medida de que existan elementos que tengan las cualidades para formar parte de una colección, esta podría continuar enriqueciéndose, al menos hipotéticamente. No obstante, también es importante considerar que una colección está intrínsecamente ligada a su coleccionista, por esto los elementos que la componen y el destino que finalmente se le dé a la colección dependen principalmente, de las decisiones de quien le dio origen.

 

Colección de tazas antiguas, cuidadosamente expuestas. Foto: http://decoracion.in   Colección de teteras, cuidadosamente expuesta. Foto: http://karmucaycuquino.blogspot.mx

Colecciones de tazas antiguas y teteras, cuidadosamente expuestas. Foto: http://decoracion.in y http://karmucaycuquino.blogspot.mx

 

El coleccionismo es una actividad que realizamos en nuestro tiempo de ocio; aquel “tiempo de recreación que un individuo puede organizar y utilizar de acuerdo a su propia voluntad”. Esta recopilación progresiva de objetos es un acto más interesante de lo que aparenta; coleccionar no es un simple hobbie, sino uno que goza de complejidad sicológica e intelectual. Debido a sus peculiaridades, es un pasatiempo de aquellos que develan cualidades específicas de quien lo practica. Por medio de su colección, el coleccionista da a conocer - a los demás y primordialmentea sí mismo - aspectos relevantes de su persona tales como sus intereses individuales y sociales, sus obsesiones, sus carencias materiales y/o afectivas e incluso sus anhelos de perdurar en la memoria de las futuras generaciones. Esto último, se da mayoritariamente en los casos de coleccionistas que gozan de un alto poder adquisitivo que les permita reunir objetos que, debido a su valuación en dinero, no serán desperdiciados…o al menos no lo serán tan fácilmente.

Niños y adolescentes se benefician especialmente al cultivar una colección, pues al hacerlo acrecientan su imaginación y su capacidad de concentración; ambas habilidades fundamentales en el desarrollo de la inteligencia. Los coleccionistas que tienen entre 8 y 21 años, por lo general buscan - ya sea consciente o inconscientemente - descubrir y cultivar facetas de sí mismos a través de la recopilación, organización y contemplación de los objetos que coleccionan. Por otro lado, un coleccionista adulto nos da cuenta de una parte de su biografía mental y emocional a través de sus tesoros coleccionados, de la manera en cómo los preserva e incluso del modo en que los comparte con los demás (Pinillos, 2009).

Es común que las colecciones satisfacen necesidades sicológicas del coleccionista, aunque hay algunas que responden a afanes más bien sociales de quien colecciona, relacionadas a la obtención de cierto estatus. Sin perjuicio de lo anterior, la mayoría de las colecciones tienen un valor subjetivo para su coleccionista, que sobrepasa con creces el valor económico que puedan alcanzar los objetos coleccionados. A veces, el valor en dinero de lo coleccionado puede ser muy bajo, como es el caso de colecciones de elementos tales como etiquetas de productos adorados por el coleccionista, corchos de botellas de vino, imanes tipo souvenirs de diversos lugares del mundo, llaveros, etc. Estas colecciones gozan de un gran valor intangible, constituido por el contenido intelectual, emocional y biográfico que el coleccionista le asigna a cada uno de los objetos que componen la colección, así como a la narrativa conceptual que este construye en torno a los mismos.

 

Colección de piezas de locomotora, parte de la colección de Tharsis. Foto: http://eiffellab.com

Colección de piezas de locomotora. Foto: http://eiffellab.com

 

En ciertos casos, los elementos que componen una colección son re-posicionados por el coleccionista respecto a su función primaria. Así pasa, por ejemplo, con las colecciones de objetos cotidianos tales como piedras, servilletas y autos de juguete. Para conformar este tipo de colecciones, el coleccionista lleva a cabo un proceso creativo importante, una suerte de ready made paulatino, por medio del cual saca de su contexto objetos diseñados con una utilidad práctica y los transforma en depositarios de ideas, memorias y emociones que le son muy propias, y que por ende no comparte siempre del todo con sus pares.

Un tipo de colección que no se inicia desde una perspectiva tan “romántica” como la expuesta anteriormente, es aquella mediante la cual el coleccionista tiene la finalidad de llamar la atención en sociedad, o bien de sentirse perteneciente a un grupo socio-económico determinado. Constituirse en coleccionista de ciertos objetos que tienen un alto valor en el mercado, es una manera de dar cuenta de un poder económico fuerte, que genera excedentes en el ingreso; una holgura económica que se da a conocer a los demás al lucir un conjunto de bienes costosos tales como autos antiguos, obras de arte y antigüedades de fina manufactura. En estos casos minoritarios, la relación del coleccionista con sus objetos es un poco más confusa, debido a que los elementos de la colección a veces son adquiridos meramente por la inversión económica que conllevan y/o por el estatus social que está relacionado con su posesión; quedando el placer estético, la conexión emocional y la curiosidad intelectual como motivaciones alternativas, o a veces incluso inexistentes.

¿Puede una colección ser funcional en el sentido práctico? Aunque no parece haber un acuerdo en este punto en la literatura disponible al respecto, yo postulo que para que una colección sea realmente una colección y no una mera acumulación de objetos, la contemplación de los objetos que la componen debe trascender a la funcionalidad que – eventualmente – ciertos bienes coleccionados puedan tener. Si cualquier reunión de objetos similares entre ellos constituyese una colección, ¡todos seríamos coleccionistas! de calcetines, tenedores, aretes…etc. Así, por ejemplo, una mujer con alto poder adquisitivo puede adquirir una cartera de piel de cada una de las marcas más costosas del mundo de la moda, para combinarlas con sus variados atuendos. Aunque llegue a poseer más de cincuenta carteras, esto no la vuelve coleccionista de carteras si el uso que esta mujer les da es primoridalmente funcional: ocuparlas por turnos para combinarlas con su ropa. A la inversa, si un coleccionista de autos antiguos, una vez por año, los conduce para un desfile, su colección no se transforma en una acumulación de autos, pues la contemplación de estos coches continúa siendo el motivo principal por el cual este coleccionista los posee, cuida y resguarda.

 

Colección de monedas danesas. Foto: http://coleccionesdemonedas.blogspot.mx

Colección de monedas danesas. Foto: http://coleccionesdemonedas.blogspot.mx

 

Cabe distinguir que, para efectos de este análisis, consideramos la contemplación en cuanto parte de la percepción estética, aquella que tan bien explica Octavio Paz en su ensayo “El Uso y la Contemplación”. Es este tipo de contemplación la que vuelve a los objetos coleccionados únicos para el coleccionista, contenedores de una historia que va desde la decisión de empezar a acumularlos, pasando por la búsqueda de cada uno de ellos, la emoción al hallarlos y el esfuerzo para conseguir los medios para adquirirlos, investigarles cada una de sus características…etc. Así, el coleccionista contempla sus objetos con la misma detención con la que observa una obra de arte y los preserva como sus tesoros, incluyendo incluso aquellos que estén físicamente deteriorados.

Colección de miniaturas mexicanas. Foto: www.etsy.com/mxEn la actualidad, la práctica del coleccionismo ha tendido a disminuir debido a ciertas condiciones de la vida contemporánea, entre las cuales encontramos el acceso a la tecnología virtual, cuyo uso se extiende cada día, ofreciendo bienes tales como música, libros, películas y fotografías, en formato digital y disponibles “en línea”. Con esto, se hace innecesario acumularlos físicamente y disminuye la posibilidad de que formen parte de una colección. Otra razón para no coleccionar es que los espacios habitacionales son actualmente reducidos; esto genera la necesidad de elegir pasatiempos que ocupen el menor lugar físico posible. Asimismo, la corriente de vida anti-consumo promueve la menor adquisición y acumulación bienes posibles, lo que puede interpretarse como una tendencia contraria al coleccionismo. Finalmente, los cambios de residencia, de ciudad e incluso de país constituyen movimientos muy comunes en la vida actual; estas situaciones nos desmotivan a alimentar una colección porque no sabemos por cuánto tiempo podremos resguardarla y velar por ella. Un caso conocido de este último problema al coleccionar, es el del muralista mexicano Diego Rivera, quien coleccionó piezas de arte precolombino desde los 8 años y cuando se fue a estudiar a Europa a los 21 años de edad, deja su colección a cargo de su madre, quien años más tarde se ve forzada a venderla por motivos supuestamente económicos. Un ejemplo patente de que, en la mayoría de los casos, nadie se hace mejor cargo de su colección que el mismo coleccionista (1).

 

 ¿Es la situación económica una razón para no coleccionar? Afortunadamente, no lo es: una interesante colección puede componerse de objetos no costosos, tales como envoltorios de golosinas (o de cualquier producto del interés del coleccionista), marcadores de libros, piedras recogidas en diferentes lugares del mundo, muñecas artesanales, llaveros, imanes para el refrigerador, ¡etc.!. Si se siente motivado a iniciar una colección, simplemente eche a volar su imaginación y aterrízela en algo que le atraiga, que esté al alcance de su bolsillo y que ocupe poco espacio físico. En particular, Latinoamérica es un continente con abundancia de manos maestras, creadoras de bellezas en miniatura, contenedoras de historias y conocimientos dignos de coleccionar… 

 

 

Mtra. Ximena Jordan

Curadora de Arte y Gestora Cultural

ximejordan@gmail.com

 

Nota al pie:

(1) La historia tiene un final feliz, pues a la vuelta de Diego Rivera de Europa, este reinicia su colección la cual hace crecer hasta más de 41,000 piezas que deja como legado expuestas y resguardadas en su obra magnánima, el Museo Anahuacalli (http://www.museoanahuacalli.org.mx)

 

Referencias:

- El coleccionista y su tesoro: la Colección. Isabel Pinillos Acosta, 2009. URL: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2487611.pdf   Descargado en Oct., 2016.

- El coleccionismo. María Marco Such, 1999. URL: https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/9884/6/Marco%20Such,%20Mar%C3%ADa_5.pdf  Descargado en Oct., 2016

- El Uso y la Contemplación. Octavio Paz,  1973. URL: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4895343.pdf  Descargado en Oct., 2016.   

- Definición de ocio en http://definicion.de/ocio/

 

 

Imágenes:

Imagen 1: http://casadorada-say.blogspot.mx/2013/08/colecciones-y-cosas-guardadas.html

Imagen 2: http://www.colchonero.com/colecciones_de_todo_tipo-itemap-14-121592-4.htm

Imagen 3: http://decoracion.in/ideas-y-trucos-para-decorar-la-casa/ideas-decoracion-colecciones/

Imagen 4: http://karmucaycuquino.blogspot.mx/2014/01/colecciones-en-orden.html

Imagen 5:  http://eiffellab.com/las-colecciones-de-tharsis-reabren-sus-puertas/

Imagen 6: http://coleccionesdemonedas.blogspot.mx/2013/01/las-colecciones-de-monedas-danesas-dan.html

Imagen 7: https://www.etsy.com/mx/listing/266997087/cocina-mexicana-miniatura-coleccion

Me gustó el artículo de las colecciones pues es una forma de arte que une a todo tipo de personas: niños, viejitos, millonarios, pobres, artistas, mineros, universitarios, científicos, artistas, iletrados, miembros del hampa, vagos y financistas, en fin, la humanidad entera puede y practica esta actividad. Esto hace particularmente interesante leer sobre ella y analizarla con una óptica ilustrada y amena. Felicito la idea de ilustrar al lector sobre manifestaciones artísticas o estéticas que pasan inadvertidas si alguien no las ilumina como ocurre en este ameno e innovador artículo.
Los incas coleccionaban su pelo y uñas para facilitar su recolección al momento de la resurrección. Yo coleccionaba insectos, en lindas cajas con plumavit y con vidrio pero ahora me da pena haber "fijado" tantas inocentes criaturas, ¡me da pena hasta matar las moscas! También tenemos la colección de conchas de mi mamá digo. Hermosa colección de pequeños caracoles de todo el mundo. Mi esposa colecciona miniaturas y sombreros que son la estrella en nuestras reuniones familiares.

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