EXTRAÑANDO LA ESQUISITEZ
EXTRAÑANDO LA ESQUISITEZ
Yúfereva Marina
¿Quién no anhela respirar el aroma exquisito del siglo XIX cuando la humanidad ya se apoderó de algunos medios necesarios de progreso sino todavía no se contagió de la prisa demente? Cuando la gente se movía en los carros con caballos. Cuándo las noticias no volaban con la velocidad en un abrir y cerrar de ojos desde un continente hacia el otro. Cuando la vida todavía tenía el carácter tranquilo y cuando la gente sabía gozar de cada instante.
"Señorita, toque este piano, le voy a cantar una canción divina…" Así iniciaban las historias del amor, desde las lecciones de música, desde los besos robados e inocentes. Los jóvenes en aquella época eran más temerosos y tal vez más tímidos. Las conversaciones eran más lejanas de las intenciones reales y quizás más exquisitas.
El amor refinado podía iniciarse hasta con el banquero en la cita personal cuando una viuda joven y llena de fuerzas llegaba al banquero para consultar los asuntos de herencia… Es obvio que aquí las relaciones empezaban a basarse en los intereses en todos los sentidos de esta palabra polisemántica… Como vemos el dinero continúa siendo el vicio de todos los tiempos.
La sastra diestra hacía su labor esmeradamente calculando cada puntada, atendiendo al cliente con el máximo respeto y atención. Los vestidos eran largos y requerían mucho trabajo.
El barbero no se apresuraba a cumplir sus funciones, pero hacía cada paso quietamente y con mucho cuidado para no dañar al señor. Y cada de sus movimientos estaba apreciado por el cliente a través del espejo pequeño. Y solamente los señores adinerados tenían tal privilegio de asistir la barbería.
El fotógrafo era como el mago, porque todavía la fotografía se consideraba a ser un milagro grandioso. Cada foto hecha por el fotógrafo reflejaba algún acontecimiento y era un hecho muy importante, porque la gente solía hacer las fotos solamente algunas veces durante toda su vida.
Los alumnos tenían los pupitres de madera para escribir con la tinta. Y ellos no tenían ni un celular ni una computadora para estar distraídos de sus tareas de casa tanto…
La vida era como la torta deliciosa la cual se come lentamente saboreando cada pedacito de ella… Y esta vida era representada en el acontecimiento anual en el museo de la ciudad de Azov en el sur de Rusia bajo el nombre "Noche en el museo" cuando los actores profesionales y amantes de este oficio teatral mostraban las escenas de esta vida involucrando en sus escenas al público curioso. Para conocer la historia hay que verla en vivo…
Los enlaces usados:
http://azovanta.ru/novosti/sumerki-v-gorode-azov.html
http://www.azov.info/new/8547/
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