Mikel Heredia y El Movimiento

Toda expresión del sentimiento implica necesariamente un acercamiento al básico desarrollo de lo asimilado, un reflejar de manera fidedigna, no lo que la realidad nos enseña sino lo que nuestros ojos captan y nuestro cerebro transforma en anacrónicas respuestas a un entorno que pareciera sacado de un individualismo formal no igual, no general a todo un conjunto social.

El fundamento que hace o da valía al trabajo realizado es la capacidad que el autor tenga para promover nuevas ideas o mecanismos expresivos, nuevas líneas, formas de expresión o desarrollos teóricos.

Es en éste último sentido en el que Mikel Heredia encuentra su vía de escape y en el que promueve una nueva concepción o elaboración teórico-práctica como base del proceso intuitivo en su obra.
 

Su teoría del movimiento sobre el plano parte del alejamiento de lo fotográfico y de la transmutación e ideología del punto y la línea sobre el plano de Kandinsky produciendo intencionadamente el movimiento de los mismos, su desplazamiento o curvaturas para provocar las sensaciones deseadas como pueden ser sustantivaciones tales como velocidad, caída o rebote.

Alejado de la clásica interpretación del movimiento Heredia pretende innovar estudiando el mismo, recreándose en lo de que inédito supone forzar planos y trayectorias para dar más de sí, para acrecentar una tridimensionalidad pictórica asemejándola a la realidad del proceso cinematográfico en el que lo patente es la exaltación de dicho movimiento.
 

La sinergia del cosmos y la figuración plasmada es constatable, engrandece el estudio elaborado del movimiento y lo eleva al terreno de lo simbólico, simbolismo que da carácter e impregna de vitalidad toda la obra.

A la vez que el autor cultiva en su trabajo la difuminación de espacios puntualiza en la lateralidad del espacio coordinando y acompasando el mismo, marcando un riguroso ritmo del cual es imposible escapar, haciendo partícipe al contemplador no sólo del movimiento creado sino también de la compleja fusión entre lo dinámico y lo inamovible.

Movimiento estético y elegante al servicio del espectador.

Francisco Arroyo Ceballos
De la Asociación Española de Críticos de Arte AECA