NADA MÁS CRIMINAL EN UN PAIS DE INMIGRANTES, QUE UNA LEY DISCRIMINATORIA
NADA MÁS CRIMINAL EN UN PAIS DE INMIGRANTES, QUE UNA LEY DISCRIMINATORIA
(Don't panic, I'm Hispanic) (Un día sin inmigrantes/ A day without immigrants)
Don Bernardo Provenzano escribía sus pizzini en las afueras de Corleone
Desde Nueva York, Silvia Banfield ©2006
No sé si haz hecho la prueba de dejar un dedo pegado a un timbre, sólo por saber que el tiempo es también una cosa tonta, un juego sin dirección, un bocadillo divertido del ocio. El timbre trae a alguien sobre la puerta, sorprendido, y tú te estás riendo, matando ese tiempo y todo lo demás se vuela como vieja hoja de otoño o de calendario que arrojas al tanque de basura. Así también se desprende el tiempo, algo aturdido, de lo que fue. ¿Todo fue o va, o vendrá? Es mejor destapar una cerveza y sentir como se desprende la tarde en ese pequeño metal cuando da paso a la espuma. El ocio no cambiará el mundo en unas horas, ni detendrá los relojes en las horas fatales, porque alguien morirá, ese era su destino o alguien lo marcó antes que encontrara su trébol de cuatro hojas. El ocio es mi libertad, el paraguas que me recuerda el invierno, y sé que el ventanal me traerá otro verano. La noche que me espera en Praga o el ruido del ala cuerva de Poe, que me dice: Baltimore, Baltimore, son algunos deseos, páginas que seguiré recordando, porque ayer será otro día. Cáscara de los días, avara, solitaria, mordida por la sombra. Algo de eso hay, de lo que no queda, la noche arrojada al vacío. Necesitamos tal vez un sólo agujero para desaparecer, como vinimos. Yo dije una vez, déjame irme en un sólo clic.
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