HISTORIAS DEL OTRO INQUILINO
HISTORIAS DEL OTRO INQUILINO
Después del diluvio, los escombros, la casa en un misterioso segundo aire
Por Rolando Gabrielli
UNO
El Big Bang, el agujero negro que se hizo luz, y nos transformó la Tierra en un gran bizcocho lleno de agua, conmemora su tragedia, de un tiempo aparentemente vencido, el círculo de la bestia que habita y anula las verdaderas inocentes bestias. Animales del mundo, Uníos...
Escribo junto a un río, mientras se derriba la mitad de mi casa, - propiedad privada, el largo sueño personal, espacio único, lugar reconocido desde la época de las cavernas- porque de lo contrario se desplomaría sobre mi propia humanidad y de quienes habitamos en ella, al filo de la navaja.
Durante largos años parché sus paredes como un samaritano, producto de la estafa de una constructora, que jamás aceptó los reclamos y cambió de razón social en la impunidad del mediodía, la hora en que los cuervos se instalan sus servilletas blancas en el Club Unión.
Las vigas separadas, ausencia de columnas en lugares claves de la construcción, terreno no adecuado, bloques rellenos de papel, y un sin fin de trampas subalternas, en la retórica de la supuesta viveza criolla, obligaron a una cirugía mayor, para evitar una inevitable desgracia.
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