CAJA NEGRA 1977-2013
Caja Negra 1977-2013
Fondart, 2017
Tapa rústica. 416 p.
Por Patricio M. Zárate
De reciente publicación, este libro propone mostrar en profundidad los procesos artísticos y culturales vividos por el colectivo Caja Negra, estableciendo un antes y un después dentro de la indagación histórica sobre las artes visuales en Chile. Por primera vez en nuestro ámbito una orgánica de carácter informal, completamente independiente y autónoma, es capaz de construir su propio relato, demostrando que sin premisas o preceptos previos es posible fundar la historia desde abajo.
Siguiendo el trazado y accionar de los directores de esta agrupación, la edición identifica en este libro al menos tres etapas claramente identificables. La primera a fines de los años ’70, bajo la conducción de Sebastián Grey, cuando recrudecía la persecución y la tortura en tiempos de dictadura, generando cultura alternativa específicamente con la realización de eventos y acciones artísticas afines al teatro, la música y la poesía. Adquiriendo una postura más beligerante y contestataria ya entrado los años ´80, participando de acciones públicas en el momento de mayor movilidad social, estudiantil y sindical. Si bien es cierto es posible afirmar que existe un arte que se identifica con las acciones contra la dictadura militar, las diversas instancias, agrupaciones o movimientos existentes reaccionaron de manera diferente. En el caso de Caja Negra, este se activa de acuerdo a los episodios que se vivieron, de mayor o menor apertura, de más o menos movilidad social y política. Culminando esta etapa en el proceso previo al plebiscito del año 1988, acontecimiento donde participaron activamente en eventos para lograr la inscripción electoral de los jóvenes. Posteriormente en la transición democrática, Fernando Van de Wingard, inicia un periodo de experimentación enfocado específicamente a las artes visuales, invitando artistas provenientes de distintas escuelas de artes, conformando talleres y haciendo exposiciones colectivas. El libro se extiende de manera más amplia en la última etapa liderada por Víctor Hugo Bravo, la más visible y reconocida, con acciones de arte, intervenciones y residencias artísticas tanto fuera como dentro del país, transcurso que culmina con el cierre de los talleres en Irarrázaval 2345, cumpliendo un ciclo de 30 años de funcionamiento en el mismo lugar.
Esta publicación cuenta además con una importante base documental que da cuenta de las distintas actividades realizadas por la agrupación, con afiches, invitaciones, catálogos y registro de exposiciones. Además, considera a los artistas más destacados del colectivo, seleccionados bajo criterios muy acotados, entre los que se cuentan, la permanencia y continuidad en Caja Negra, la exhibición de una obra consistente y al mismo tiempo pertinente, que fueran un referente sobre las nociones y conceptos con que habitualmente trabajan los integrantes de este colectivo. También se consideró aquellos artistas que, sin tener una permanencia regular en ese espacio, han participado de forma ocasional en sus curatorías y exposiciones, demostrando el constante influjo que ejerce este grupo en el medio artístico local bajo la modalidad del trueque y la colaboración, otras de las variables que hacen de este territorio artístico un espacio singular.
Caja Negra nunca pretendió establecer una marca, su influencia ciertamente es más postrera y dice relación con una postura, una manera de ser y de estar. De hecho, lo más llamativo de esta agrupación, es su falta de pretensión, hacer arte sin distinciones o pretensiones engañosas. Su orgánica y forma de trabajo corresponde más bien a organizaciones de predisposición nómada, en términos estrictos, de sobrevivencia: se vive y se hace arte con lo que se tiene, sin mayores reparos, manteniéndose siempre en el borde, casi a punto de caer. Para entender este tipo de iniciativas, más que fijarse en los medios para alcanzar un fin, hay que pensar en la disposición, en las condiciones desde donde se hace arte. Las condiciones precarias desde donde se elabora esta propuesta, obliga a recurrir a una economía de carácter doméstico, de bajo costo, determinando finalmente el uso de materiales, lo modos de producción, gestión y puesta en escena, situación que a la larga obligará a plasmar una identidad propia, en términos reales muy difícil de reproducir. Por otra parte, Caja Negra anticipa varias de las operaciones que muchos de los artistas realizan en la actualidad, inclusive las supera por el tipo de modalidad de producción y gestión, donde la autoría no tiene un rol principal, ni tampoco el carácter individual de cada obra, integrándose bajo el concepto de prestación o colaboración.
Anexa a esta publicación la acompaña una segunda de carácter pedagógico, instrumento que sirve para su aplicación en el aula y de ayuda para los profesores de artes visuales. Esta versión es un breviario o una síntesis muy acabada del libro principal, contiene actividades para realizar en clases, propone nociones y conceptos sobre el arte contemporáneo y permite una mirada amigable y cercana con la historia de Caja Negra. Este ejemplar surge de la empatía y la necesidad de sacar el arte del reducto de los privilegios, para hacerlo más cercano a las personas. En ese sentido coincide con uno de los principios más importante de Caja Negra, hacer de la experiencia artística algo habitual e inmediata, sin mayores restricciones o premisas. Confeccionar un instrumento pedagógico es de suma importancia para la apreciación de las artes visuales en Chile, percibida muchas veces como lejana y distante de la enseñanza escolar, y ciertamente también servirá de incentivo y apoyo para los alumnos que actualmente cursan la carrera de pedagogía en los distintos centros de formación del país.
Patricio M. Zárate
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