DIEGO SIERRA: CRONISTA PLÁSTICO
"palo+", Intervención en espacio público, Plaza de Bolivar, Bogotá, 2010
Diego Sierra: Cronista plástico
Jorge Restrepo
En su compromiso con la comunicación Sierra se enfrenta al mundo, venciendo inclusive a sus propios huesos que parecieran reflejar lo que de forma brillante captura y procesa de su entorno. Él me atrapó con una imagen del mapa de Colombia, en vídeo de dramático audio y contundente correlación con nuestra guerra e inequidad: palomas que no logran comer el maíz, palomas que se entretienen con unos pocos granos que el autor dispone para completar su propuesta.
Sierra articula, teje y se enfrenta –sin miedo a las heridas- a las cargas históricas, a la verdad, al contacto con el otro. Su obra habla por sí sola, hoy logro que él cuente y complemente sus crónicas plásticas –como él mismo las llama- con las que ya me ha revolcado en más de una ocasión… Espero la siguiente foto que publique Sierra, para comprobar, una vez más, que el arte no ha muerto. Que el arte vive y que hay muchas personas que sin esta expresión sentirían que sus vidas son vacías.
Sierra se acercó en una interesante intervención al Museo de la Independencia Casa del Florero al símbolo de la libertad colombiana, ocurrida el 20 de julio de 1810. En las escuelas nos contaron en clase de historia que para agasajar al Oidor don Antonio Villavicencio, los criollos fueron a la tienda del español Antonio Llorente a pedir prestado un florero que dispondrían como adorno en lujosa mesa. La negativa de parte del español, quien no quiso prestar el florero, desencadenó –supuestamente- una trifulca que creció hasta lograr la independencia. Crónicas posteriores dicen que no hubo pelea por el florero, sino por una venia que alguien le hizo al “chapetón” Llorente, como eran llamados los españoles de forma despectiva en la colonia.
Jorge/Las palomas en la Plaza de Bolívar…¿Hablamos?
Diego/ Sí Jorge, esta obra tiene que ver con el bicentenario de la independencia.
“palo+” es el resultado de hacer varias intervenciones en la Plaza de Bolívar de Bogotá, que me llevaron a entender las dinámicas de ese espacio. La Plaza es un contenedor de historias y relaciones simbólicas que allí se tejen, donde cada elemento tiene una carga cultural establecida. En esta obra, el maíz, las palomas y el mapa de Colombia -el territorio-, sumados a significantes de fondo, como el palacio de justicia se conjugan para interrogar al espectador. Allí las palomas –tan simbólicas- que se encuentran en primer plano, sólo tienen la posibilidad de comer unos pocos granos de maíz que conforman el mapa colombiano. Una película transparente de vinilo adhesivo es la metáfora de la barrera que encontramos en lo cotidiano: la vitrina.
https://www.behance.net/gallery/PALO/8939235
Piezas en cerámica, Venezuela, 2011
Jorge/Una herramienta, otra, muchas piezas hiperrealistas. Me impactó la fuerza de cada una de éstas.
Diego/ Me viene a la cabeza la película “Tiempos modernos” (Modern Times) de Charles Chaplin, 1936. Para mí, construir una propuesta abarca muchas capas que están mediadas por el tiempo y un conjunto de necesidades que mutan y se entretejen, pero que siempre buscan la sencillez en el resultado plástico. Uno de mis primeros interrogantes fue el tornillo y la tuerca, y cómo estos elementos tan simples modificaron nuestra vida y el paisaje; esta propuesta nos habla del trabajo, del esfuerzo –vida- y de lo frágiles que somos en este tiempo donde la mano de obra es desplazada por máquinas.
¨"Totuma de chicha", Intervención del Florero de Llorente, Museo de la Independencia, Bogotá, 2014
Jorge/Intervienes –a raíz de una convocatoria- una de las piezas de historia colombiana más significativas, el “Florero de Llorente” en el Museo de la Independencia. En esta obra contrapones una totuma al florero…apropiándote del mayor símbolo nacional del desencadenamiento de la independencia. ¿Cómo surgió la idea?
Diego/ No fue una idea, fue un proceso largo que articuló muchos puntos de vista. He seguido una línea constante con el maíz y sus múltiples relaciones con la cultura, tales como la chicha. Algo que me nutrió inicialmente fue la intervención en el Chorro de Quevedo, lugar de esparcimiento donde en las chicherías de la colonia –sitios donde se alcoholizaban con bebida fermentada de maíz los esclavos, indígenas, mestizos y criollos en busca de la catalización de sus penas-. Hablo de penas, porque en la colonia casi todos perdieron: los negros su arraigo africano, y los indígenas sus estructuras socioculturales y su tierra. Los criollos eran ganadores a medias, pues sólo hasta la independencia alcanzaron verdaderas posiciones de poder. También me nutrió una investigación histórica que hice sobre los muiscas y llegué a nuestros días.
Me surgieron muchas preguntas ¿por qué somos una sociedad que toma tanto licor? ¿Tal vez por los problemas y tristezas de estos tiempos? ¿Cómo serían las noches de los esclavos y los indios al ver castradas su cosmogonía y libertad? ¿Cómo podían vivir una forma de libertad? Sólo en su imaginación y en los momentos en que compartían chicha con totuma podían soñar y reconocerse y tejer puentes entre deprimidos, aunque su entorno fuera denso y oscuro.
La primera vez que llegué al museo de la independencia a hacer teoría de campo, no me sentía identificado con ese espacio, pues pensaba que allí no había nada que representara a los campesinos, indios, negros y criollos que dieron su vida por la concepción de una nación libre para todos. Tampoco encontré una genuina representación de la “Revolución de los comuneros” -tan solo en el parque de la indecencia hay una piedra recordándolos. En ese análisis –he saltado de obra en obra tal como fue mi construcción del proyecto- busqué algo que reuniera todo lo que somos: la bebida ancestral, la chicha, como hilo conductor en el proceso de independencia.
http://esferapublica.org/nfblog/el-robo-del-florero-de-llorente
https://www.youtube.com/watch?v=P7vlcWS_8M8
Jorge/ Te he visto sufrir profundamente, de una forma multimodal.
Diego/ El sufrimiento hace parte de mi ser, no porque sea masoquista, ¿pues a quién le gusta vivir con dolor? Siempre digo esta frase: si la vida nos ofrece desechos (mierda) hay que hacer con ellos un hermoso jardín. El dolor te hace más reflexivo y humilde, en mi caso reina un estado de incertidumbre donde todo tiene que ser cuestionado. El dolor te lleva a la muerte pero te acerca más a la vida, te hace más fuerte, pausado, en mi caso es como si mi cuerpo tuviera 70 años que debo convertir en fertilidad de propuestas…
Bogotá, octubre de 2015