ERARTA
ERARTA
Por: Marina Yufereva | Марина Юферева
Miles y miles de personas de todo el mundo llegan a Rusia y se enamoran de la ciudad de San Petersburgo, la capital norteña de Rusia, en la cual se enfoca la cultura en su propia aura… Aquí la cultura está en cada piedra, en cada esquina, en cada sonrisa humana, en cada gesto y palabra… El aire huele de cultura. Quizás la culpa esté en la historia de la ciudad construida con un solo objetivo, de ser la capital, de entretener a los emperadores, de mostrar el lujo de Rusia al resto del mundo… Y hasta el día de hoy esta creencia se ha quedado en el pueblo, que lo mejor de la cultura se concentra en San Petersburgo. Y naturalmente lo más moderno también.
Entre las decenas de museos existentes en el territorio de la capital norteña rusa se destaca el museo Erarta, el museo y las galerías del arte contemporáneo.
El museo Erarta – es el más grande museo privado del arte contemporáneo en Rusia. Su misión principal consiste en recoger, exhibir y popularizar las obras originales de los artistas contemporáneos. Según sus tareas la actividad del museo contiene muchos proyectos de exposición, la revista-catálogo del museo, excursiones y programas de educación. El museo Erarta está orientado para el público más variado y trata de dar al espectador la chance de abrir el arte contemporáneo para sí mismo y de encontrar en él lo que le parece más interesante.
Erarta es un proyecto muy abierto, proyecto en el desarrollo. El museo cuenta de 2000 obras de más que 140 autores, las cuales representan diversas regiones de Rusia. Además de la pintura, que es el núcleo de la colección, están presentados también la gráfica, la escultura, las instalaciones y otros tipos de arte contemporáneo.
El principio de selección de las obras para la colección no es la estimación desde el punto de vista del rating del autor o su pertenencia a alguna corriente en el arte. Los cuadros se eligen juzgando los que puedan dar un impulso al ser humano para crear y para conocerse a sí mismo.
El museo está ubicado en 5 pisos. Las galerías del museo no están limitadas por las leyes de algunos estilos ciertos del arte contemporáneo. Hay exposiciones personales y de grupo, de los artistas famosos y de los jóvenes. Todas las exhibiciones se renuevan regularmente igual como el espectro de los artistas.
Las figuras abstractas de colores tiernos reviven en el cuadro creado de papel comprimido, de acuarela y de guache por Sabir Gadzhíev y Svetlana Gadzhíeva, tal vez recordándonos las fabulas de Hans Cristian Andersen. El centro de la obra es la cara de la mujer y todo alrededor representa su vida, sus ideas, sus sueños, su pasado y futuro simultáneamente. Ella está presente en todas las capas del tiempo, está fija y está sintiendo la caída libre.
Hay que prestar atención a que el papel comprimido con la pintura por encima da la sensación de hoja mojada y al secarse comprimida, la hoja que navegaba en las aguas de algún estanque hasta que alguien tuvo la suerte de agarrarlo. Aquella imagen se encuentra en el almacén de los regalos particulares (precisamente las obras de los artistas jóvenes).
Otro espécimen el cual pudiera adornar cualquier aula de física u oficina de científicos se llama “Nanoabeto”. Su autor es Nicolay Kopéykin, una de las personalidades populares y reconocidas de San Petersburgo. Nicolay explica que “Nanoabeto” es un tributo a las nanotecnologías. En el primer estante está ubicado el dispositivo de nanotecnología, en el segundo – el reloj, en el tercero – la molécula del alcohol.
En los pasillos cerca de la escalera están colgadas las placas con aforismos muy llenos de contenido. Son los aforismos jóvenes de su espíritu. “Yo me doy cuenta del mundo solamente en el momento, cuando lo pinto” por Anatóliy Zaslavskiy. “Yo soy artista. Yo puedo hacer todo. Pero pinto lo más importante” por Aron Zinshtein. “La pintura no se morirá. Ella misma puede matar a cualquiera” por Piótr Shvetsóv.
El pintor de Moscú, Serguey Lakotko, nos muestra de modo grotesco y trágico la interacción de las vidas real y virtual en la estatua de una enorme letra L como en el juego Tetris caída sobre un hombre, subrayando este modo muy popular de pasar el tiempo – pasándolo con los juegos virtuales, en Internet, chateando en web- páginas… Se siente la amenaza de que un día lo que era virtual puede aparecer de repente en el mundo real y caer de repente por encima. Dos mundos que sobreviven juntos y se reflejan uno a otro, pero en este mismo fenómeno consiste la trampa que puede causar las consecuencias graves. Y el nombre de esta obra no deja ninguna duda en los resultados – se llama en inglés “Game over”. Es particular que la entrada misma a las primeras galerías empieza en esta obra. Es un efecto extremadamente inesperado para el visitante, lo que amplifica la idea principal de la obra.
A veces sometidos a los sufrimientos físicos nosotros no perdemos el sentido del humor, hasta comprender que estamos en el puente vacilante entre la vida y la muerte, seguimos echando bromas, sonreírnos, tratamos de mirar con los ojos brillantes. Es decir no aceptamos la muerte cualquiera que sea, luchamos con todo el resto de las fuerzas físicas y morales y usamos el humor como si fuera la medicina mejor en el mundo para curarnos… El artista Valeriy Lukka en su obra “Nuevas impresiones” representa el ser humano pintado por colores con el cuentagotas hecho de una manguera fina atada a la obra. Es evidente que el pintor ve el proceso médico con un gran toque de humor, comprendiendo que cualquier experiencia, hasta en la cama del hospital con el cuentagotas metido en la vena, puede estar interpretada como nuevas impresiones. La relatividad existe en todo, hay que gozar de cada momento de esta vida y reírse a pesar de todo. La influencia psicológica de este cuadro se intensifica por los colores vagos, por ausencia de los contornos bien marcados, por la impresión de alguna niebla en los sentimientos, por las pinturas echas en desorden.
En la escultura “Carga bendita” del pintor de San Petersburgo Leonid Kolibaba, podemos ver un hombre con un pez enorme sobre la espalda. Así se mezcla el simbolismo cristiano y pagano, es decir que los primeros cristianos todavía creían en los dioses de la naturaleza y para ocultar sus creencias tenían que disimularlo representando a Jesús Cristo en el modo de pez. Pero esta figura de pez a la vez hace pensar en algún dispositivo volador, como si fuera un hombre atado a un cohete con aletas, el cual va a volar ahora. Mientras tanto se siente la carga pesada, aunque para el hombre quien lo lleva eso no es un obstáculo, se nota que él está moviéndose con energía, aspirándose a su destino.
No menos impresionante es la obra de Marina Fiódorova “Cada uno tiene su propia puerta” donde las figuras de madera implican diversas vidas y diversas rutas, asegurándonos que no se puede seguir a alguien y entrar en la misma puerta, eso nunca va a ocurrir, cada uno tiene sus propias chances. Las protagonistas de esta se parecen a los elementos del juego infantil. Hace un rato producían los juegos de futbol, donde los futbolistas eran figuritas parecidas a estas, movidos por cuerdas o varillas (como un taca-taca). Así es la vida, nosotros también somos juguetes, en las manos del destino.
Hay que prestar atención a que los nuevos creadores no dejan los temas eternos como el destino y el hombre. El cuadro de Piótr Tatárnikov “En las manos del destino” se siente la burla evidente a la humanidad, donde la persona se presenta en calidad de un payaso rogador y el destino en calidad de una figura hecha de oscuridad con la careta como el símbolo de que nunca sabremos la cara real del destino, si se ríe o nos lastima o nos ayuda, jamás se ve cuál es su expresión.
Cerca de esta obra está ubicado el bolsillo plástico en el cual se acumulan las mejores opiniones escritos por los espectadores ordinarios. Cada uno puede tomar estas hojas y luego leerlas. No son opiniones profesionales, son las visiones de la gente normal que interpreta el arte sin basarse y clavarse en lo más clásico y típico de la pintura.
En las pinturas de Vladímir Ovchínnikov el modo de representar la realidad se refleja en los colores vivos, en los contornos destacados, en la ausencia de las matices como suele ser en la pintura habitual y clásica. El cuadro “La orquesta descansa” es bastante humorístico, donde descubrimos la rutina de la existencia, la gente descansa como puede, uno está durmiendo con las notas por encima de la cara y el cigarrillo en la mano, dos hombres están jugando barajas, el cuarto está limpiando la trompa del instrumento, mientras el quinto está observandolos a ellos. Todos los hombres son parecidos por sus figuras y dos tienen las mismas caras, lo que hace más evidente el efecto humorístico. Además se nota la cruz, lo que implica alguna institución religiosa donde la gente debería tener respeto a la religión o a la institución y comportarse conforme a las reglas, sobre todo no jugar a las barajas y no fumar. La esencia humana es tal: existen las reglas y siempre existe la tentación de violarlas lo que aprovechan con éxito los protagonistas del cuadro.
En “Gran maestro de ajedrez” el héroe está viéndose en el espejo y evidentemente está jugando con sí mismo, por lo que cerca de la mesita de ajedrez no hay ni una silla más. Y aunque al principio todo parece cotidiano, ya se nota la ventana con la reja, las paredes pintadas hasta la mitad y la figura muy rara en bata blanca en el espejo. Tal vez sea un doctor quien contemple a su enfermo muy pensativamente, con la gota de compasión al gran maestro, que no ha encontrado a nadie para hacerle compañía en el ajedrez y menos a sí mismo. Y el local parece ser un manicomio. Esta tragicomedia se revela según el escenario psicológico y profundo.
Anastasía Bazanova expresa sus conceptos en pintura en el modo similar al de Vladímir Ovchínnikov. “La mañana” huele a frescura ultra exquisita donde la muchacha absolutamente desnuda se está poniendo la media en la luz de la mañana. La obra está llena de la energía buena, los montones de impulsos positivos se arrojan a los espectadores y recargan de felicidad: la juventud, la frescura, los nuevos retos - ¿qué más hace falta para ser feliz?
En la obra de Vyacheslav Mijáylov “El Salvador” donde se presenta la tela con la cual se lavó el Salvador hay un toque de antigüedad como si fuera de veras la tela real con la imagen quedada de Jesús Cristo. La mirada eternamente triste y afligida del Jesús en conjunto con la técnica específica cuando sobresale la pintura de la superficie nos remite a dos mil años atrás, nos penetra hasta el fondo de nuestras almas y nos hace sentir pecadores desobedientes y empezamos a preguntar a nosotros mismos “¿Y fue el sacrificio necesario? ¿Lo merecemos?”
En el cuadro de acuarela de Marina Fiódorova hay una ironía muy evidente “What can I do?” (En traducción del inglés significa: ¿Qué puedo hacer?) Y este pensamiento se destaca sobre la cabeza de la protagonista bella y aristocrática lo que interrumpe cualquier regla de acuarela como técnica. Tal método de poner frases, de enlazar letras con la pintura se usa en otros trabajos de los pintores contemporáneos.
Nicoláy Sázhin en el cuadro “Catalina II y sus favoritos” nos da el informe estadístico de cuantos favoritos tenía esta mujer célebre y cuánto dinero había gastado en cada uno particularmente lo que hace este informe sumamente curioso. “Cinco hermanos de la familia Orlov – 17.000.000 rublos, los hermanos de la familia Zubov – 3.500.000 rublos, Potiómkin – 50.000.000 rublos, Zavadovskiy – 1.380.000 rublos, Vasílchikov – 1.000.000 rublos, Lánskiy – 7. 260.000 rublos, Zórich – 1.420.000 rublos, otros favoritos – 8.500.000 rublos, la suma es 95.000.000.” Y la emperatriz esta dibujada como la mujer enorme como si el pintor quisiera expresar su generosidad a través de esta figura y con ayuda de estas frases se entiende en cual esfera era generosa la emperatriz y a cuales bolsillos navegaba el dinero del tesoro público.
En la exposición en el museo Erarta de la artista japonesa Nana Yorifudzhi llamada “Renacimiento” y hecha en el honor de la tragedia sucedida en la primavera de 2011 en el territorio de Japón hay una aura pacífica igual como en todos los conceptos de la cultura japonesa, los cuales nos educan a ser pacientes, laboriosos y atentos a la vida del alrededor. La catástrofe tuvo lugar pero la Tierra sigue girándo y las plantas siguen creciendo como este trébol pintado en el cuadro. Crece y alegra, sin angustias, sin dolores, sin pensamientos graves.
En el cuadro de Vyacheslav Mijáylov “Lucha” el volumen se ve en relieve, los perfiles de los protagonistas están contorneados y llenos de diseños intrincados pero en total se representa el simbolismo donde el pintor nos deja pensar y tener ideas en vez de prestar atención a las bellezas del cuerpo humano como si nos convenciera de que la forma es nada, y el contenido es todo.
El arte contemporáneo en Rusia está destruyendo los cánones, volcando toda la esencia del arte clásico, pero éste sigue existiendo a pesar de todo porque el don el cual posee cada artista no se puede ocultar en los rincones oscuros, él se emite como la luz de la mañana y no nos deja indiferentes. Y renovando el aforismo “La pintura no se morirá. Ella misma puede matar a cualquier” por Piótr Shvetsóv podemos asegurar “El arte contemporáneo no se morirá” mientras se abran nuevos museos de arte como este museo Erarta en San Petersburgo.
Todas las fotos están hechas por mí misma en el museo Erarta en la ciudad de San Petersburgo.
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