FÁBULA DE COSTUMBRE
FÁBULA DE COSTUMBRE
Por: Carlos Fonseca
Se ve acercarse un pequeño ratón por el pasillo mojado de la casa, su cola se arrastra en la loza pulida y el agua cada vez la hace más pesada. Viene con cara disgustada y lleva en la boca un metal destellante, aumenta su paso y sus patitas chapotean salpicando la pared de la casa. Al final del pasillo, esta acostado el gato, seguro, confiado, subestima al ratón. Reposa sobre una alfombra a la cuál el agua no ha llegado aún ni llegará, su cola está seca, y la mueve la brisa de uno a otro extremo, lo cuál le provoca bostezos y leves parpadeos; se está durmiendo, se rinde al sueño, ya está dormido. En ese instante llega el ratón y se le detiene al frente, apunta con el metal filoso a uno de los ojos del gato, pero queda quieto, alerta, no está convencido de que el gato este dormido, no se decide a dejar clavada allí su filosa aguja de tejer, y su cara se transforma, sus ojitos se llenan de honradez y decide perdonar al gato y regresar.
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