Cuento. PERMISO PARA SUBIR A LA CORNISA DEL OLVIDO
PERMISO PARA SUBIR A LA CORNISA DEL OLVIDO
Por: René Rodríguez Soriano
Para Miguel Ángel.
Toqué las puertas de la risa y me burlaron. Pisé los adoquines, las esquirlas y las alfombras de un tequiero almidonado. Trepé los aposentos de la espuma, del miedo y del espanto. Me adentré. Anduve. Troté. Esquivé salté y me empujaron. Los verbos, los sujetos, los objetos (y el otoño, con su crujiente cortina de hojas idas), cedieron, me abrieron paso hasta allá, al mismo fondo del olvido.