MARINICE COSTA Y LA MULTIEXPRESIÓN EN LO ARTÍSTICO

Francisco Arroyo Ceballos

De la Asociación Española de Críticos de Arte

francisarroyo@eresmas.com

En ocasiones la necesidad por expresar o desgranar lo que a su alrededor acontece lleva al artista a presentar su obra por muy diferentes caminos los cuales no interfieren entre sí sino que, al contrario de lo que pudiéramos creer, éstos se complementan y adquieren mayor sentido al ser conjuntados, al formar parte de un “todo” expresivo el cual no tiene mayor función que la de informar al contemplador de las inquietudes o posicionamientos del creador de dicho trabajo.

Esta multiexpresión artística (pintura, instalación, grabado…) es la que sin lugar a dudas encontramos en la obra de Marinice Costa, una autora que tiene a bien dirigir sus pasos en varias vías para así difundir de una forma más correcta lo que de singular determina para ser representado en busca de la propia identidad.

Basado en el desarrollo de lo abstracto en toda su obra se condensa el juego formal que supone la recreación del movimiento en diferentes planos, la utilización de lo geométrico, del contraste a la vez que la organización espacial que acontece en dicho conjunto.

Estructuras muy singulares (sus instalaciones) compiten por divulgar el concepto más apropiado como máximo exponente de un lenguaje no verbal en el que el emisor da rienda suelta a su capacidad de transmitir al contemplador toda una serie de sensaciones.

El movimiento en las mismas es rasgo fundamental, interviniendo sobresalientemente en la capacidad de dicho trabajo para formar parte de un cosmos organizado a la vez que estructurado.

Si hablamos de estructuración es de vital importancia indicar o destacar su obra pictórica ya que en ella hay un mayor registro de alineación espacial, de contraposición en los planos los cuales hacen o provocan, junto con la utilización del color, mayor dinamismo.

Lo geométrico se intensifica y muestra en formas muy versátiles que deambulan entre la línea recta y la curva como pretendiendo plasmar dos mundos bien diferenciados aunque destinados a entenderse.

El tratamiento del color y su contraposición determinan el resultado final singularizando y dando armonía, delimitando espacios y provocando que unos planos destaquen más que otros.

Con respecto al grabado puedo constatar que es una de sus vertientes más elaboradas en cuanto a dificultad de la abstracción se refiere. En los mismos las formas, centro del universo creado, son difíciles de delimitar debido al gran engranaje que conforma todo el contexto.

En resumen, un trabajo bien concebido, de calidad y singular elaboración, en el que destaca de manera notable la utilización de diversas vías de transmisión como básico elemento de todo un proceso en el que la materia es referente y guía.