Lo que ve el vecino
Videoarte en Montevideo
Tras la pared que me separa con la siguiente habitación escucho el programa que debe estar viendo mi vecino en el hotel. El animador habla sobre una muestra de videoarte uruguayo que se realiza en un centro cultural de Montevideo en la cual se exponen obras de los artistas entrevistados a quienes presenta a continuación:
Silvia Cacciatori cuenta que comenzó su obra realizando collages de papel. Le atraía la saturación en los colores. Estas composiciones las traspasó luego a un soporte digital y más tarde las animó. La oigo decir "actualizar software es actualizar hardware" y "las herramientas digitales han estado relacionadas a un grupo de gasto económico". Luego agrega "en la edición, bajar la calidad de los efectos es una codificación económica".
Paula Delgado reconoce en el video a una herramienta tentadora con el cual se pueden multiplicar los subproductos de una obra o acción. A continuación asevera que el valor de la copia hay que aprender a conceptualizarlo, lo que en el ámbito local es tarea de artistas y galeristas.
En este momento el animador presenta un video de Delgado llamado Cómo sos tan lindo. Escucho las voces de hombres que responden preguntas en off al estilo entrevista acompañados de una música de fondo. La artista agrega que su obra aborda temas de género, que está tocando el "otro" género tras haberse cansado de ver sólo mujeres desnudas.
A través de la conexión que robo de una oficina cercana encuentro un par de fotogramas de Cómo sos tan lindo.
Es el turno de Julia Castagno, quien dice que su aproximación al videoarte estuvo no en la estética sino en "hacer sin saber hacerlo". Agrega que el discurso aparece en la edición, en el formato (creo que habla del soporte utilizado, sea video, film, animación, etc.), a través de ese código define lo que se deja fuera y lo que se dice. El animador le pregunta algo y ella confiesa el aburrimiento que normalmente siente ante el videoarte. Un segundo de silencio y ambos estallan en risa. Asevera que en su método de producción siempre da espacio al error.
Comerciales. Pienso que el volumen aumenta considerablemente y ya estaba alto cuando comencé a escucharlo. Imagino cosas que el vecino podría estar haciendo y que la tele no me permite escuchar. Considero fugazmente su intimidad. Acomodo la almohada en mi cabeza y apoyo toda la oreja sobre el papel mural.
Continúa el programa. El artista Javier Abreu confiesa que en su relación con el videoarte, aparte de la técnica, le faltaba el contenido, el vínculo existente entre "algo que decir y cómo se dice". Habla de su obra El empleado del mes quien en sus palabras es "un cronista social, un espejo distorsionado... es ficción pero demasiado parecida a lo real". Busco imágenes de esta obra y encuentro registros de performances en las que el Empleado se presenta en su uniforme de McDonald´s sonriendo constantemente. En una de ellas, realizada en el Museo de Artes Visuales de Montevideo, se dispuso sobre un plinto como estatua viviente. Una de las señoras que observaba dejó algunas monedas a sus pies. La estatua comenzó a moverse, se agachó y le dijo al oído: "¿Usted cree que por dos pesos voy a mover el culo?".

Se escucha ahora uno de sus videos llamado El Candidato. Este registra conversaciones que mantuvo con políticos a los cuales interrogó sobre sus modos de entender el arte. Abreu lo explica como "un licuado de entrevistas en el que se utilizan visiones del teatro total utilizado por un régimen fascista" e indica que esas posturas funcionan como envases para contener un discurso. Menciona a Hitler. Precisa que discurso político e imagen textual son cosas separadas y que la contradicción entre estos gestos rígidos y la sonrisa del Empleado es igual a la contradicción en un discurso político. Termina diciendo que la risa es una máscara política.
El entrevistador agrega "Abreu se aisló del trabajo técnico voluntariamente porque su intención es llevar la idea a cabo, a su realización. Hoy trabaja como asistente de sala en el espacio Plataforma del Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay. En esta función aprovecha de aprender cómo reacciona la gente a los diferentes códigos que emplean las obras. Lo hace con tiempo.. observa mientras trabaja". Otra pausa y una música de fondo.
Decido contactarme con el Empleado del mes en los próximos días.
El programa continúa y se escucha un panel de conversación en el que la voz de Silvia Cacciatori reclama que a la gente se le acostumbra a ver videoarte como a la tele. Luego explica que lo que hace el videoarte es intentar desmontar esta estructura. Julia Castagno diagnostica que un grupo mayor a veinte personas que estén hablando de su entorno le parece saludable (imagino que habla de los videoartistas congregados en la muestra); agrega que viajando como encomienda, el videoarte gana movilidad en el mundo y versus objetos e instalaciones, el traslado es más barato (recuerdo lo caro que es enviar un dvd entre Argentina y Chile, pienso que comparados con las cartas que viajan en categoría documentos subvencionadas por la red de correos internacional, el soporte físico de video no es competencia para los archivos impresos).
La voz de Paula Delgado continúa: "El contexto se permea en el video, en la obra.. no hay límites" y "Lo que avanza es la producción del arte contemporáneo, luego llegan los nombres y las categorías". Castagno confiesa "Todo lo que hice mal me gustaría no volver a hacerlo".
Apago el computador, salgo a caminar. Afuera un niño me dice "una moneda amigo". Pienso en el empleado. Pienso que tengo hambre.
Murmuro "no" y sigo caminando rumbo a la casa de Clemente Padín quien me recibirá con té y pan con manteca y dulce de membrillo.
Enviar un comentario nuevo