El mural Diego Portales: arte público, callejero y social
El mural Diego Portales: arte público, callejero y social
Por: Ximena Jordán
Arte público: Muralismo
Concebimos como arte público aquél que se emplaza o realiza en espacios urbanos comunes; una plaza, una esquina, un parque...etc. Dentro del arte público está el Muralismo, siendo éste un arte visual público que tiene como soporte los muros de una obra arquitectónica de la ciudad, entre ellos un edificio, un puente, una casona de gobierno y otros. A diferencia del grafiti y del arte de la calle (street art), el mural tiene afanes de trascender en el tiempo como obra de arte. No participa de la intrínseca marginalidad y del carácter efímero de las otros dos tipos de arte público nombrados, sino que sin dejar de ser un arte visual popular y no convencional, se proyecta a largo plazo en el tiempo, en cuanto a sus dimensiones, al diseño en que se basa y al mensaje que comunica. El mural quiere quedarse ahí donde está, para ser apreciado por la mayor cantidad de personas posible a lo largo en los años venideros y por venir. El soporte del mural, muros inmóviles y de grandes dimensiones, hace que este anhelo sea posible en la mayoría de los casos, pues los edificios y las demás construcciones de una ciudad también se piensan para estar ahí por años, ojalá por siempre...o casi siempre.
Un mural temporal
En Enero del 2009, se inaugura en la Alameda de Santiago, sector esquina Portugal, un mural temporal. Quizás no es el único de su especie en el mundo, pero al menos es el primero que yo conozco. Los murales convencionales embellecen una obra arquitectónica ya acabada. Se constituyen como una obra de arte que da significancia estética a la parte de una edificación que es pública, es decir, que da a la calle.
Sin embargo, este mural tiene como soporte a la construcción misma del Centro Cultural Gabriela Mistral, la cual avanza día a día con planes de ser terminada en dos años a la fecha. Como construcción, ésta tiene un cierre perimetral, el cual marca los límites de la construcción misma. Ese cierre perimetral es un muro de madera instalado ahí mientras la construcción se lleva a cabo. Es este muro el que se tomaron los integrantes de la ONG cultural Nodo Ciudadano. Este grupo jóvenes profesionales del área del arte y del diseño, dotados de una contagiosa inquietud artística y social, crearon y ejecutaron talleres de pintura y Muralismo para familias y jóvenes habitantes de quince comunas periféricas de Santiago.
Una vez concluidos estos quince talleres, Nodo Ciudadano, asistido de otras organizaciones con objetivos similares, consiguió el lugar, el transporte, los materiales y la alimentación necesarios para que los alumnos de cada uno de los talleres desarrollados vinieran a crear conjuntamente su obra final. Fueron tres semanas de entretenido y arduo trabajo, de mucha interacción social y de muchos cruces de opiniones y de colores…hasta que el mural quedó mayoritariamente acabado.
El cierre perimetral de la construcción del Centro Cultural Gabriela Mistral es el soporte de este mural. La construcción estará lista en dos años a la fecha. Una vez terminada, se retirará el cierre perimetral y con ello, acabará la vida de nuestro naciente mural.
Subsanando la vulnerable estética urbana
Las construcciones de por sí entorpecen la ciudad y la perjudican estéticamente. Son intervenciones temporales que contaminan visualmente. No hay belleza posible en una construcción en proceso, y si la llegase a ver habría que ser MUY creativo para encontrarla. También contaminan acústicamente. Meten mucha bulla, llega a ser desesperante. Por último, y como si esto fuera poco, contaminan el aire, pues del proceso de construcción emanan necesariamente una serie de partículas que quedan flotantes en el aire, listas para ser inhaladas por los transeúntes o por los residentes cercanos.
Los artistas creadores de este mural lograron embellecer una construcción en proceso. Le dieron una función artística y estética al muro de la construcción que da a la Alameda. Al muro que ven los santiaguinos al pasar caminando por la Alameda, o bien viajando en sus autos, taxis o transantiago. De sus mismas palabras obtuve la siguiente declaración: “este mural es para todos los santiaguinos, para los oficinistas, los barrenderos, para todo quien use la calle. Nuestra intención es que desde el transporte público que toman diariamente para ir a sus trabajos, puedan mirarlo y alegren su jornada. Así es el arte público, es para la masa de gente sencilla, que no necesariamente entiende de buen arte, pero que sí sabe disfrutarlo”
Interactivo e inclusivo: conceptos definitorios de este mural
Al visitar el mural me paré a contemplarlo desde la vereda Sur de la Alameda, desde donde se puede apreciar más fácilmente en completitud. Me impresionó durante una hora la cantidad de personas que vi fotografiándose en el mural, especialmente adultos con niños a su cargo. Y eso que todavía no se inaugura formalmente y por ello, todavía no recibe la cobertura mediática que merece y todavía no tiene título.
Ya es un ente activo en el entorno visual donde se posiciona. Los transeúntes se detienen a investigarlo con la mirada y se llevan un registro de él en sus mentes y en sus cámaras. Probablemente muchos de ellos lo critican, otros lo alabarán, otros no le darán ninguna opinión precisa. Lo que queda clarísimo al observar el mural, es que los paseantes interactúan con él; cada uno desde su tiempo y desde su subjetividad. Es un mural bajo en altura, y eso hace que el observante no se sienta sobrepasado por las ilustraciones al momento de intentar captarlas en su totalidad. Es un mural largo y angosto, así como Chile. Será por eso que este mural es justamente una ilustración narrativa del mapa geográfico-cultural de nuestro país. De este modo, no sólo todos los paseantes pueden percibirlo visualmente, sino que también pueden entenderlo.
Esto último es una característica propia del Muralismo como movimiento artístico; la capacidad de este tipo de obra de ser captada temáticamente por un público masivo, el cual se interesa y se siente identificado por el tema planteado por las ilustraciones que lo componen.
Víctor Bravari, director general de Nodo Ciudadano complementa esta reflexión: “este mural no es sólo interactivo, sino que por sobre todo es inclusivo. Su proceso de creación comprendió habitantes y artistas de quince poblaciones periféricas de la capital. El rango de edad de los artistas varió desde niños hasta adultos jóvenes. Durante la ejecución de la obra, se integraron a ella graffiteros, ilustradores y muralistas nacionales connotados, quienes no sólo nos dieron su opinión y directriz, sino que también cooperaron con sus creaciones, embelleciendo y enriqueciendo nuestro mural”.
Es decir, estamos hablando de una creación artística que es transversal en lo geográfico, social y profesional, la cual está dirigida a un rango de espectadores igualmente transversal, pues por la Alameda pasamos todos…
Cuando se encuentre con este trabajo de arte público en la Alameda con Portugal, le sugiero que no lo juzgue como lo que probablemente usted concibe como una obra de arte: algo pulcro, solemne, misterioso y silencioso. Lo invito a mirarlo como un fenómeno estético-social de alcance pictórico-visual. Simplemente, imagine la emoción de esos artistas que viven en las afueras de nuestro Santiago, al intervenir en un espacio tan importante como la Alameda central. Imagine cómo trabajaron a pleno sol, entre risas, discusiones y conversaciones, para darle una identidad visual al proceso de construcción de lo que hoy conocemos como el Centro Cultural Gabriela Mistral (http://www.gam.cl/).
Ximena Jordán
Máster en Curaduría del Arte, Melbourne University
Licenciada en Estética PUC
Imágenes: gentileza de Víctor Bravari y ONG Nodo Ciudadano.
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