UNA BIOGRAFÍA DE LUIS CERNUDA
Una biografía de Luis Cernuda.
Antonio Rivera Taravillo (Melilla, 1963). Luis Cernuda. Biografía. Años españoles (1902-1938) (Barcelona: Tusquets. Colección Tiempo de Memoria 68, 2008) 450 páginas. Luis Cernuda. Biografía. Años de exilio (1938-1963) (Barcelona: Tusquets. Colección Tiempo de Memoria 68/2, 2011) 388 páginas.
Por Rodrigo Quesada Monge
Soy un apasionado lector de biografías y autobiografías. Tengo en la memoria algunas de ellas, plenas de belleza, erudición y sabiduría, como las escritas por Peter Ackroyd sobre Charles Dickens; o la de André Maurois sobre Disraeli; o la de Geoffrey Wall sobre Flaubert; o la de Peter Kropotkin sobre sí mismo, para mencionar solo algunas. Todas han tenido un enorme poder de evocación para la labor que realiza el historiador que llevo dentro, cuando ha querido recuperar los olores, los sabores y saberes de una época determinada; así como los aciertos y yerros, grandezas y miserias de los grandes hombres y mujeres que estudian y biografían.
Una historiografía francesa y anglosajona reciente, ha puesto el énfasis en el estudio de biografías y autobiografías, como plataformas analíticas y existenciales para devolverle al lector la posibilidad de experimentar el mismo pulso, las mismas ansiedades, angustias y pasiones de los seres humanos biografiados, que retrotraen consigo sus épocas, eventos y procesos económicos, sociales, políticos y culturales en los que estuvieron involucrados. Ello ha permitido que para el estudio de un determinado periodo histórico, se hayan desarrollado métodos, teorías e instrumentos prospectivos, entre los cuales las biografías y las autobiografías han jugado un papel central. Se puede llegar a ser un experto en el período victoriano en Inglaterra; es decir, los años en que la reina Victoria estuvo en el poder (1837-1901), rebosantes de expansionismo, imperialismo y civilización burguesa; pero sin una biografía de ella, de la reina, de la persona, de la mujer, nuestra pericia como historiadores estaría incompleta. Y para eso está la magistral biografía de Victoria, escrita por Philippe Alexandre y Béatrix de l’Aulnoit, la cual es también, la historia de su tiempo.
Pues eso, precisamente, nos hace el estudioso y consumado traductor español Rivera Taravillo con su impresionante biografía de Luis Cernuda (1902-1963). Porque, si alguien estaba esperando una historia literaria, política y humana de la generación del 27, junto a la figura gigantesca de Luis Cernuda, este ha sido el momento en que tal añoranza ha sido colmada plenamente. La vida cotidiana, los cotilleos, las pequeñas intrigas y zancadillas propios del mundillo artístico, académico y político de la España que ha heredado las frustraciones y amarguras del escandaloso 98, están recogidas en esta biografía con un nivel de detalle que lo dejan a uno sin aliento. La masa de documentos, entrevistas, visitas a bibliotecas y archivos, públicos y personales, nacionales y extranjeros, es un verdadero bocadillo, para el investigador interesado en la historia literaria de una generación de genios creadores, que no tiene parangón en los anales de la lengua española; a no ser que hagamos la excepción con el Siglo de Oro.
Esta biografía de Cernuda, nos devuelve al hombre, al poeta, al esteta, al dandy, contra el telón de fondo de una época en España, que aún conserva su deliciosa textura provinciana, los resentimientos, abismos y delirios por la pérdida del imperio a manos de una fuerza colosal pletórica de modernidad y sentido común. A la España del 98 la superó y la dejó tendida en el suelo la revolución industrial, que arrolló también los viejos ideales, romances e ilusiones imperiales de otras épocas y períodos históricos. Esto es historiado, sin cabe el término, con una solvencia exquisita por parte de Taravillo, quien manifiesta esa habilidad insuperable que tiene el historiador curtido, para detectar y reconstruir los pequeños detalles, las emociones, afectos y acciones escondidos y discretos; no sólo siguiendo los altibajos de la poesía de Cernuda, sino también los de otros poetas y creadores del momento, como Gerardo Diego, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, García Lorca y muchos otros que pasan por esta biografía, no como fantasmas sin contorno, sino perfectamente bien dibujados, con trazos generosos, subjetivos y apasionados, que no descuidan tampoco sus pequeñas miserias.
La evolución espiritual y artística del poeta Luis Cernuda es seguida paso a paso con una beligerancia y obsesión estéticas que nos deslumbran. Taravillo se da el lujo de reconstruir escenarios, perímetros y ambientes en los que fueron escritos determinados poemas, ciertas cartas, misivas y hasta mensajitos elaborados al calor del azar. Los amores de Cernuda, su protegida homosexualidad, sus convicciones políticas y estilísticas están tratados con una elegancia pocas veces vista en esta clase de biografías, excusa fácil, en manos incompetentes y malintencionadas, para que las pasiones ocultas de los biografiados sean, con frecuencia, material inflamable del chisme y la maledicencia.
El proceso idiosincrático e ideológico que decanta las posiciones políticas de Cernuda, en vista del estallido de la guerra civil en 1936, fue trazado por Taravillo de forma paciente, sin prisas, lo que le deja al lector la oportunidad valiosísima para acompañar al poeta en su lucha cotidiana, llena de contradicciones, dudas y desaciertos, cargamento doloroso y abrasador de su viaje hacia el exilio, primero en Inglaterra y finalmente en México, donde muere de súbito. Taravillo nos permitió ver al poeta llorar por su deseo insatisfecho de comprarse una lujosa camisa de seda, un inhallable par de zapatos de charol, un traje de sastre hecho a mano, o el libro más anhelado de sus amados poetas franceses. Lo vemos transitar por las calles de su malquerida Sevilla, visitar sus tabernas preferidas, salir y relajarse en sus playas más amadas, con sus compañías más íntimas y siempre malagradecidas. La tarea de seguir al poeta, trecho a trecho, en la arquitectura de un poema, que toma forma ante nuestros propios ojos, es uno de los aciertos más valiosos y por el cual deberíamos estar profundamente agradecidos con Taravillo. Porque es sumamente difícil dejarse llevar por el biografiado, casi siempre reticente a compartir con nosotros sus alquimias personales, para que nos meta en su taller, en su fábrica, en su probeta poética y nos permita solazarnos con él, una vez que la pieza literaria haya finalmente cristalizado. En esta biografía veremos restallar los poemas de Cernuda con la certeza de las bellotas al caer, madurando y maduros, en curso y redondeados, con el preciso estilete de quien renuncia a nimiedades cuando la creación llama.
Definitivamente el lector encontrará en esta biografía de Taravillo sobre Luis Cernuda, algo de esos brillantes y generosos ejemplos de lo que es escribir con pasión sobre nuestros poetas más amados. Pero al mismo tiempo hallará también las pequeñas casitas, las plazas, bulevares, parques, bares, muelles, ríos, bosques y edificios de una España que ya no existe, la España que se llevó para siempre la tragedia de la guerra civil.
San José, Costa Rica, 18 de marzo de 2012.
Rodrigo Quesada Monge (1952), historiador costarricense. Catedrático jubilado de la Universidad Nacional de Costa Rica. Premio Nacional de la Academia de Geografía e Historia (1998). Tiene varios libros sobre historia económica y social de América Central y del Caribe. Varios de sus artículos circulan en revistas nacionales y extranjeras. Su último libro es una novela titulada El poema perdido de Aurora Cáceres (San José, Costa Rica: EUNED, 2010).
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