Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Evolución de la Belleza

Instalación de arte conceptual del artista albanés Endri Dani. Foto: Marco A. López

Latinoamérica y el Arte Conceptual: una carta a un curador

 

Por: Ximena Jordán

Empiezo este artículo invitándoles a leer la siguiente carta-manifiesto, del artista chileno Andrés Ovalle. Después del mismo, viene mi artículo, esperando que ambos textos, el de Ovalle y el mío, se complementen para el infatigable análisis del frecuentemente cuestionado y controversial arte contemporáneo conceptual.

 

CARTA AL CURADOR-ENGAÑADOR

Sr. Curador de Arte Contemporáneo:

Le escribo para informarle que le quedan los días contados.

Hasta el cansancio hemos tenido que escuchar, leer y asentir a su oficio, a sus textos y a su filosofía llena de hipérboles “re-contextualizadas en el pretexto del texto suplan-perfecto”. Mierditas como esta, están en cada frase de su verborrea que nadie entiende, ni siquiera su séquito de artistas que compraron la pescá del arte contemporáneo. Este, no es sino un método para crear productos que no son arte, ejemplo de una cultura en decadencia cuyo engaño avalado por usted, ha terminado por aburrirnos, al insistir que debemos admirar esas mierditas pasadas por arte y hacernos creer que si no comprendemos sus postulados filosóficos y mecanicistas, “no tenemos el coeficiente intelectual suficiente para comprender”.

Le escribo para informarle que le quedan los días contados como engañador vestido de los colores de la institución o del mercado del arte que lo avala como “curador”. Usted profesa este cargo desde un sitial de prestigio robado durante décadas a los verdaderos artistas. Su trono de curador deja entrever lo más obsceno de la condición humana, engendrado en el arribismo, el elitismo, el clasismo y el mecanicismo, por la deshumanización del arte. Lo que es peor, usted propicia que todo lo anterior se cumpla desde el engaño y el control de las instituciones artísticas que le compraron a usted esta misma pescá, para revenderla.

Sr. Curador: usted no es más que un expropiador del sitial que le pertenece a los artistas del verdadero arte, de aquel que no necesita sus “hipérboles re-contextualizadas en el pretexto del texto suplan-perfecto”, sino que se necesita a sí mismo y al público común y corriente. Su mierdita, hoy termina por desparramarse en funditos de poder de las instituciones pero no llega al público del que Ud. se distancia y al que enjuicia como “tonto”.

En esta situación, el verdadero artista se encuentra acorralado y sacado de su sitial que Ud. le ha robado con su muñequeo político e intelectualoide. Pero tenga cuidado, porque ya nos hemos percatado de su proceder. Le informamos que hoy empieza a emerger como un poderoso gigante un nuevo arte, el que vaticina la muerte del anti-arte, la muerte del arte contemporáneo que Ud. tanto idolatra. Este, será reemplazado por AGÚ: el primer vocablo que dice un niño, origen de todo lenguaje e idioma; el despertar social de una nueva época. AGÚ le va a pegar 1000 patadas en el culo a todas sus “hipérboles re-contextualizadas en el pretexto del texto suplan-perfecto” que nadie entiende y que por lo demás, a nadie le interesan.

En definitiva, Sr. Curador, váyase al lugar de donde vino: a la filosofía.

Y si se no puede regresar, váyase a la chucha de su madre.

Atte.

Andrés Ovalle

 

Elemental, arte contemporáneo del artista mexicano Bosco Sodi, en el Museo Anahuacalli. Foto: Ximena Jordán

Elemental, arte contemporáneo del artista mexicano Bosco Sodi, en el Museo Anahuacalli. Foto: Ximena Jordán

 

 

AGÚ: campaña de prevención contra la epidemia del falso arte

He leído múltiples veces este escrito, porque lo considero genial y es esta genialidad la que me motivó a escribir este artículo, tras recibir la autorización del autor de esta carta de hacerlo basándome en su re-publicación e inspirada en su contenido. Menciono esto, porque esta carta ya cuenta con un lugar en la escena del arte: fue escrito el año 2013, a modo de manifiesto fundacional de un movimiento de arte reactivo al arte contemporáneo conceptual, creado por el mismo Ovalle y denominado AGÚ.

AGÚ es, a mi juicio, una iniciativa tan perspicaz como la Carta al Curador Engañador; por esto recomiendo indagar en este movimiento, creativamente expuesto en el siguiente enlace: https://aguandresovalle.wordpress.com/

Tanto la carta-manifiesto que acaban de leer como AGÚ, nacen del arte mismo, de la inquietud del artista Andrés Ovalle la cual – me consta - representa a muchos artistas y a espectadores quienes no concuerdan con la sobrevaloración de una tendencia artística por sobre las demás, en particular, con la del arte contemporáneo conceptual por sobre otras tendencias artísticas que gozan de formas estéticas más claras a la percepción y por ende, más abiertamente comunicativas.

Para mí constituye un desafío escribir mi visión de partir de las opiniones y sensaciones vertidas en esta Carta al Curador Engañador, porque soy curadora de formación y profesión. Aunque yo no comparto el nivel de disconformidad hacia el arte contemporáneo-conceptual al cual AGÚ hace referencia, sí entiendo, e incluso concuerdo, con varios sus postulados.

Voces directas son las que se aprecian en AGÚ; sin pretensiones de convencer, sorprender ni de “caerle bien” a nadie. Impresiones respecto al Arte Contemporáneo, que convertidos en ideas claras, gozan de una espontaneidad y visceralidad que considero necesarias de conservar en el trabajo con el arte, como un preciado tesoro que le otorga realismo a esta disciplina. Si no se les da cabida y atención a este tipo de manifiestos, el fenómeno del arte visual corre el riesgo de desconectarse de lo sensorialmente humano, tornándose en algo más parecido a la publicidad, imponiéndose a sus audiencias como una experiencia consumista e incuestionable al más puro estilo de la frase “McDonalds me encanta” (cómalo con gusto, aunque sepa horrible, pues así tal cual como dice la frase publicitaria, así a usted le tiene que gustar…).

 

Kindergarten. Instalación de arte contemporáneo por el artista alemán Gregor Schneider. Foto: Marco A. López.

Kindergarten. Instalación de arte contemporáneo por el artista alemán Gregor Schneider. Foto: Marco A. López.

 

Arte Visual, Contemporáneo, y Conceptual

Desde un punto de vista que toma como referente al espectador, podemos calificar al Arte Contemporáneo como aquel arte visual que nos es actual; creaciones que se conforman principalmente de elementos perceptibles por la vista y que fueron producidas durante el periodo que, como espectadores, consideramos como “nuestro tiempo”; el cual podemos ubicar en un rango aproximado de 10 años antes de nuestro nacimiento, hasta la fecha.

Otra distinción para el Arte Contemporáneo es aquella que ubica a este tipo de arte en un periodo de tiempo independiente del observador, establecido en relación al de las vanguardias artísticas europeas de la primera mitad del siglo XX. El ready made "La Fuente" (1917), del artista francés Marcel Duchamp, daría pie al comienzo del desenlace del apogeo de la vanguardias y al paulatino inicio del periodo del arte contemporáneo. Se establece esta aproximación, conectada con el surgimiento de una nueva sensibilidad y de un nuevo panorama tecnológico en el mundo occidental, enfatizados en parte por la Primera y la Segunda grandes guerras, considerando el vasto alcance de estos conflictos bélicos en lo que respecta los diversos ámbitos de desarrollo de las sociedades occidentales, incluyendo el artístico.

Como disciplina de conocimiento y desarrollo humano, los temas y contenidos del arte que es producido en un determinado momento, tienden a ir a la vanguardia de su tiempo. A veces, incluso parecen adelantarse a su época de origen. Esto es, de hecho, una de las peculiaridades del arte. Por esta razón, para la generalidad de los espectadores (aquellos que no se gana su sustento trabajando en el mundo del arte, sino que meramente disfrutan de él en su tiempo libre) la captación y comprensión del arte que le es contemporáneo, es con frecuencia desafiante. Este tipo de observador es ¡sin duda! uno muy influyente en la Historia del Arte, pues es el que determina el impacto social del arte.

Así, por ejemplo, mi opinión de una creación artística es la de alguien que trabaja profesionalmente en el mundo del arte y por ende no es representativa de la aceptación que esa obra de arte tiene en la sociedad de su tiempo, porque los conocimientos previos con que yo cuento al momento de percibir el arte vuelven especializada mi percepción del mismo, y por esto mi mirada no constituye aquella que conforma - en mayor medida - el fenómeno del arte. No son los teóricos, los críticos ni los historiadores del arte quienes determinan el nivel de recepción e impacto de una obra de arte en las diferentes sociedades, sino los espectadores mismos. Por esto, la aceptación e integración de los mensajes de una obra de arte por una sociedad no sucede necesariamente durante el periodo de la primera exposición al público de la obra, sino más bien ocurre cuando una determinada producción artística cobra sentido para la generalidad de las personas que efectivamente lo observan. Y ese "cuando" es, por cierto, indeterminable.

Aunque la noción de Arte Contemporáneo no está estrictamente definida, esto parece no presentar mayor inconveniente considerando que sus diversas conceptualizaciones no se contradicen realmente, sino más bien cooperan con su comprensión. Lo que sí está definido, es que el Arte Conceptual es un estilo de Arte Contemporáneo, una suerte de subconjunto dentro de él. Es decir, no toda obra de Arte Contemporáneo es de Arte Conceptual, no obstante sí sucede a la inversa. Y es el Arte Conceptual el que comúnmente acarrea mayores divergencias de opinión tanto entre sus observadores como entre sus críticos. Asimismo, es particularmente este, el estilo de arte criticado por el movimiento AGÚ. Aunque el autor de la carta se dirige expresamente al curador de Arte Contemporáneo, el contenido del texto da cuenta de que la disconformidad es en particular respecto al arte contemporáneo-conceptual, debido a que hay otros sub-géneros del Arte Contemporáneo que no se exponen dotados de la excesiva intelectualización  que es criticada por AGÚ, tales como el Arte Posmoderno, el Arte Sonoro, el Video Arte y la Performance.

 

Tablero. Arte sonoro por el artista mexicano Tito Rivas. Foto: Miguel Arvizu

Tablero. Arte sonoro por el artista mexicano Tito Rivas. Foto: Miguel Arvizu

 

 

Lo que distingue al Arte Conceptual como un estilo particular de Arte Contemporáneo, es que la explicación verbal con la cual el artista y/o curador complementa su creación artística es tan esencial al "ser de la obra de arte" como la creación misma en cuanto forma. Dicho de otra manera; las palabras que el artista expone asociadas a la obra de arte, son igual de importantes que la creación artística presentada en cuanto forma visual. Este tipo de arte es entonces, es tan intelectual como sensorial. Por esto, si no leemos todo lo que está ahí dispuesto para ser leído como parte de la obra de arte, no la entenderemos por completo ni nos generará el grado de impresión, sorpresa y reflexión que esa obra pretende provocar en el espectador. Y esto, nos desconcierta, pues el Arte Visual se califica justamente con dicho vocablo porque su principal vía de comunicación de contenido, debería ser la vía visual. Posiblemente, el Arte Conceptual suscita con frecuencia descontento en sus receptores debido a que el espectador se aproxima a un espacio expositivo de arte visual con la disposición y la expectativa de ver obra fundamentalmente visual, no obstante, se encuentra con objetos industrializados, textos, explicaciones y documentación que más que estimularle el sentido de la vista, le activan el intelecto. Esto último, siempre y cuando la obra sea buena, por supuesto, pues un arte mal hecho no va a estimular ningún tipo de respuesta en el observador.

 

 OXXO, arte conceptual por el artista mexicano Gabriel Orozco. Foto: Marco A. López. 

OXXO, arte conceptual por el artista mexicano Gabriel Orozco. Foto: Marco A. López.

 

Latinoamérica espectadora

Como puede suceder con cualquier estilo de arte visual (Barroco, Realista, Dadaísta, Surrealista…etc.), comprendo que el Arte Conceptual no le guste a mucha gente y respeto que a muchos les dé pereza visitar exposiciones de este estilo.

Sin perjuicio de lo anterior, reconozco asimismo que no todos quienes trabajan en el mundo del arte están atentos a los gustos de los espectadores; existen curadores, teóricos, gestores e historiadores del arte que descalifican las preferencias de las diversas audiencias que visitan los espacios expositivos, en vez de considerarlas como lo que a mi juicio realmente son: un factor relevante y determinante para la escena del arte visual actual y por ende, para la Historia del Arte, la cual se compone justamente de los sucesos artísticos que ocurren día con día, no solo de lo que escriben "idealistícamente" los teóricos y los curadores, sino también del nivel de aceptación, integración o rechazo de los públicos a las obras de arte visual a las cuales se ven confrontados.

Igualmente, considero comprensible que a los latinoamericanos en particular el Arte Conceptual “nos cueste trabajo” e incluso que, una vez habiéndolo observado, a muchos simplemente no les guste. Postulo una razón de índole cultural: la cultura latinoamericana no prioriza la intelectualización como herramienta de percepción de su entorno, como al parecer lo hacen algunas culturas europeas tales como la alemana y la francesa. Y como el Arte Conceptual es justamente la intelectualización exacerbada del arte...he ahí una complicación en el encuentro de nuestra cultura con este tipo de arte.

 

POIEIN. Arte conceptual del artista albanés Endri Dani. Foto: Marco A. López.

POIEIN. Arte conceptual del artista albanés Endri Dani. Foto: Marco A. López.

 

En nuestra captación e integración de la realidad, los latinoamericanos le damos prioridad a nuestra percepción sensorial (a partir de nuestros órganos de los sentidos), emocional (a partir de las emociones que esta genera en nosotros) e intuitiva (a partir de nuestro presentimiento). En consecuencia, percibimos nuestro entorno con nuestro cuerpo, con nuestras emociones, con nuestra intuición y (últimamente)… auxiliados de nuestro intelecto. Estas cuatro herramientas para entender nuestro entorno se complementan, sin embargo será nuestra cultura en primera instancia y secundariamente nuestra personalidad, lo que determinará cuáles de estas vías de percepción se nos faciliten más y consecuentemente, cuáles de ellas ocupemos como predominantes al momento de entender un suceso. Y el arte ¡es un suceso! es algo que acontece delante de un observador, por lo tanto, nos desconcierta que para entender una obra de Arte Conceptual lo primero que se nos solicite sea ponernos a pensar. Si la percepción intelectual no es normalmente nuestro punto de partida para conectarnos con nuestro ambiente "en general", ¿por qué nos vamos a dar la molestia de hacerlo para percibir una obra "supuestamente de arte"? 

 

Artistas engañadores

Generalmente, es necesaria una conceptualización (es decir, una explicación verbal) de la obra, en todos los estilos de arte visual. Esta, será breve o extensa, dependiendo de cada caso y de la opción expositiva del artista o del curado. Empero surgen un problema cuando se cae en un exceso en la aplicación de este recurso; en una atribución ilusoria de significado verbal a una obra visual que no logra expresarlo, salvo....en el caso del Arte Conceptual, pues este estilo nace justamente a partir de ese exceso.

Siendo la excesiva conceptualización de la forma artística una característica supuestamente exclusiva del arte conceptual, hay artistas plásticos que se aprovechan de la disponibilidad de este recurso y sin estar creando arte conceptual integran a sus obras cientos de bellas e intrigantes palabras para complementar lo que no lograron expresar visualmente. Esto, a mi juicio, es un desacierto que cometen algunos artistas y curadores, el cual también creo es criticado por la Carta al Curador Engañador. En este sentido, esta carta probablemente va dirigida tanto a los curadores y a los artistas engañadores; a los primeros de forma directa y a los segundos de forma implícita. Recuerdo uno de estos casos hace unos meses, cuando me tocó trabajar para una exposición en la cual la artista postulaba que su obra visual, consistente en papel pintado, picado y pegado en una superficie bidimensional, "hablaba del silencio". Nadie sacaba a la artista de esa nube, cuando lo cierto, es que por más que la artista se haya inspirado en el silencio para pegar aleatoriamente papelitos picados y pintados de colores sobre una tabla, esa experiencia propia, interna y por ende absolutamente subjetiva de la artista no convierte a su trabajo visual en "trasmisor del silencio" si las formas visuales que componen la obra no generan en el espectador una sensación silenciosa (y de hecho, no la generaban).

Por lo general, es un dato de interés para el espectador conocer la inspiración de un artista, pero esto no debe involucrar que el artista trate ilusoriamente de convencer al observador (e incluso al curador) de que su obra logra expresar conceptos a los cuales ni siquiera se aproxima en su visualidad, aún en los casos en que estos conceptos hayan inspirado la obra. Inspiración creativa no equivale a significante estético; hay que distinguir. Y no hacer esta distinción, constituye, a mi juicio, un engaño generalmente con intenciones de dotar a la obra de una complejidad de la que posiblemente carezca. Aquellos artistas que quieran que sus palabras primen por sobre sus formas creativas estético-visuales, que se dediquen al Arte Conceptual, con todo el desafío que este estilo de arte implica. Y quienes prefieran crear desde cualquier otro estilo de arte visual, que no sobre-conceptualicen sus obras, pues el resultado es, honestamente, un poco ridículo.

 

La Propuesta, arte conceptual por la estadounidense Jill Magid. Foto: http://www.jillmagid.net/projects

La Propuesta, arte conceptual por la  artista estadounidense Jill Magid.

Foto: http://www.jillmagid.net/projects

 

Ver para opinar

Esta reflexión podría continuar y continuar...no obstante, prefiero más bien incitar a los lectores de este artículo a que visiten las exposiciones de arte que tienen a su alcance. Si se topan con una muestra de arte conceptual, hay que darse el tiempo de leer el discurso que le es asociado. Si no es un plan atractivo leer esta "plaga de palabras" en un museo, es válido y pues por ende, no lo hagan y busquen otro tipo de arte para su disfrute. Si una vez leyéndolo, no les gusta la conceptualización verbal de la obra o no les parece coherente, esta será una percepción tan apropiada como si les hubiese gustado.

Admito que el arte conceptual bien logrado (por ejemplo, el expuesto en las imágenes de este artículo) a mí, Ximena Jordán, me gusta. Y mucho. Sin embargo, los profesionales del mundo del arte debemos comprender que quizás este no es el estilo arte de más fácil recepción para nuestra cultura latinoamericana y que esta es una circunstancia esencial de considerar e integrar al trabajo curatorial que llevamos a cabo en nuestras sociedades, en vez de caer en el error de ignorarla e incluso de descartarla, como asertivamente nos lo advierte en su manifiesto el movimiento AGÚ.

 

Ximena Jordán.

Curadora de Arte y Gestora Cultural

Correo electrónico: ximejordan@gmail.com

 

Imagen de portada: POIEIN. Arte conceptual del artista albanés Endri Dani. Foto: Marco A. López.

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