DE MARGINADOS Y NUEVOS CREYENTES
De marginados y nuevos creyentes
Por Walther Maradiegue
wmaradiegue@hotmail.com
¿Ignoran que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se hagan ilusiones: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los pervertidos, ni los ladrones, ni los avaros, ni los bebedores, ni los difamadores, ni los usurpadores heredarán el Reino de Dios.
(I Cor 6,9-10)
La Virgen mira distante y cariñosa desde lo alto de la Iglesia todo el año, cuando llega el único día en que le toca descender el pueblo se llama Fiesta. Es ella, la de la mirada implacable y cariñosa, la del carácter fluctuante, la que durante todo el año “mira” a todo el pueblo, y a aquellos que la tengan en su morada. La mirada de la mamita es invencible, todo lo ve, todo lo sabe: "El misterio de la Virgen de la Puerta está en sus ojos. Mire Ud. a la Virgen de la Puerta y habrá mirado su propia conciencia, lo que es en realidad un efluvio divino... La mirada de la Virgen es algo excepcional, primero por la forma de sus ojos, es un poco jaladita la Virgen y tiene ojos bastante profundos, pero en esa profundidad está el misterio de la Virgen".(1)
Esta fuerza en la mirada la conocen la legión de “marginados” que acuden todos los años a la Virgen: “Negros” esclavos,” gitanos”, homosexuales, y una incontable legión de inmigrantes que acuden a La Virgen de la Puerta en Otuzco (La Libertad – Perú), para pagar promesas, pedir favores y mostrarse ante el pueblo. La presencia de los negros esclavos y los gitanos se ha convertido a través de los años en danzas con mucho colorido y tradiciones familiares que se transmiten entre generaciones.
Pero existe un grupo de personas que todos los años se acerca a Otuzco, y son distinguibles por todos los demás fieles de la Virgen, son homosexuales que habitan en los alrededores del Cerro El Pino, en el distrito de La Victoria, en Lima. Su devoción fue impulsada y alentada por sacerdotes franceses en décadas pasadas, durante el apogeo de la Teología de la Liberación en el Perú. Inclusive en los 90, cuando el Sida causaba estragos dentro de la comunidad travesti del Cerro El Pino, todavía custodiaban la imagen de la Virgen. Pero ahora el nuevo párroco ha censurado su presencia en las celebraciones, por lo que tampoco cuentan con la custodia de la imagen. (2)
En la religiosidad popular el ritual es completo y absoluto, un desfile de colores, formas, ritmos, texturas son la forma y el fondo, el pasado de lo recibido –lo sufrido y lo gozado-, el presente inestable e incontrolable, y el futuro que siempre promete algo que se espera mejor. Este ritual tiene muchas alusiones a probables rituales religiosos prehispánicos, según lo que se puede apreciar en las crónicas de los primeros españoles llegados al Imperio Incaico, y a las escenas iconográficas que se pueden apreciar en huacos, textiles y murales de diferentes culturas preincaicas.
¿Cómo es que entonces la comunidad travesti de un barrio limeño puede apropiarse de una devoción católica y reinterpretarla para sentirla suya? Este artículo no pretende dar respuesta a esta interrogante, pero propone poner especial atención a que estamos contemplando una fe que se fortalece en la medida en que se muestra. La historia de esta comunidad ha sido motivo de muchos reportajes en prensa durante los años de su apogeo, por lo que se hizo conocida en su tiempo. Conocidos son también los desfiles que esta comunidad realizaba en las calles del Cerro El Pino, que atraían la atención de residentes y visitantes.
Esta fe, al mostrarse le permite a los ejecutantes reflexionar en el hacer de este ritual, pero también le permite a los espectadores ser conscientes de quiénes participan, qué representan y qué se busca con este hacer del ritual. Al igual que ciudadanos dentro de un sistema político donde no tienen espacio de participación y propuesta, son creyentes dentro de una religión donde reciben un rechazo escatológico.
La Virgen continúa mirando a todos los que bajo su manto se acogen: los que en un principio fueron negros esclavos que se escaparon de una hacienda azucarera en La Libertad, acudieron en busca de su ayuda y en agradecimiento a su protección bailan todos los años frente a ella. Ahora esta marginación la sufre otro grupo social, los travestis, que no cuentan con un lugar en el cielo del catolicismo conservador ni en la tierra de gobiernos miopes a los movimientos sociales y ciudadanos que se forjan bajo la mirada de Ella, que todo lo ve.
(1)Los Esclavos de la Virgen de la Puerta: Historia y Ficción del Pasado – Luis Millones.
(2)Giuseppe Campuzano - Conversación personal
Fotografía: Annie Bungeroth
Febrero 2012
Walther Maradiegue
wmaradiegue@hotmail.com
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