EL HABITANTE LÍRICO: "LOS DESTINOS", EL POEMARIO DE CULEBRANEGRA (2011)
El habitante lírico: Los destinos, el poemario de CulebraNegra (2011)
por Carolina Benavente Morales
cbenavem@gmail.com
Este poemario se lanza hoy sábado 10 de marzo de 2012 a las 20:00 h en el nuevo Centro Cultural Ciudadan@os, ubicado en Eduardo Castillo Velasco 2811, Ñuñoa, Santiago (todos invitados, entrada liberada). A continuación una breve reseña del libro.
Una trama de afectos recortada del enjambre citadino nos presenta Los destinos, el primer poemario de CulebraNegra (Salvador Troncoso Curivil, Santiago, 1975). Entre el vértigo y la mudez de la emoción, el autor nos envuelve con el halo poético de una historia de desenfreno y desaliento que transcurre en un rincón sumergido de la realidad chilena. Trama que, a pesar del título de la obra, se consuma líricamente mediante la conexión y desconexión constante de los personajes entre sí, un conjunto de amigos cuyos sentires y devenires santiaguinos parecen flotar en el vaho del tiempo.
Para materializar su propuesta, CulebraNegra ha enturbiado la expresión del sentimiento original mediante una fragmentación aleatoria y una recomposición libre del texto, el que resurge desde sus versículos aislados como una posibilidad entre otras, inexorable solamente al mirar la traza de lo acontecido. Asimismo, los procedimientos de censura, tarjado y collage empleados en esta autoedición de raigambre fanzinera dejan rastros gráficos en la hoja, insistencia de una huella en la desaparición, indicio de la multiplicidad de caminos que se entreabren cada vez que oteamos el horizonte estético.
Al preguntarle por esta obra, nos responde el autor: “Nosotros, los amigos, los extras en escena, armamos nuestro texto vivencial, todo está ficcionado. Los destinos habla de los ausentes, de los invisibilizados social, cultural y políticamente. Las figuras son mi encanto, espero que el lector encuentre una de su agrado”. Y la hemos encontrado, pues en las visiones libradas por el poeta emergen situaciones cotidianas y menos cotidianas preñadas de seductora opacidad, de la pasión a la traición y de la vivencia feliz de la amistad a la confusión, la sangre y la desintegración, dibujadas en la escritura como rememorando otras violencias sobre un velo paralítico de esperanza:
Vicente, Anita, Antonia desteñida, inmóvil con su relieve de arena. Piernas de plástico sobre el mesón, unas cuantas fotografías, un mapa marcado en varias encrucijadas, tinta y feromona.
(CICATRIZACIÓN)
El imaginario de perros, púas, muñecas y esquinas rotas desplegado en este libro nos recuerda que la eventualidad del amor sigue dependiendo de un golpe de dados arrojados sobre la existencia y que, a pesar de esto, sigue siendo una eventualidad cierta. Entre la lectura romántica y la sospecha biológica, entre la desolación y la resistencia, Los destinos nos libra al enigma de los apegos y los desapegos, los aromas, los sonidos, las confianzas, las traiciones y las nuevas ilusiones que surcan una ciudad surrealizada por la mirada conmocionante de su habitante lírico.
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