LOS SIN- CUENTA DE ANDRÉS CÁRDENAS
LOS SIN- CUENTA DE ANDRÉS CÁRDENAS
Por Vicky Larraín
LA OBRA:
Surge en una suerte de geometría poética, un gran cuadrado donde el vértice va ajustando las memorias y sensaciones de cuatro personajes. Vestido plateado cual las canas que adornan el cabello de una mujer, que parece moverse en el recuerdo.
El reloj entrega un sonido implacable ..el del tiempo que pasa
Y sucede que pasa para todos hasta el día final de silencio, Esa frase, se encuentra con uno, te distingue en una identificación que para aquellos que todavía se creen inmortales resulta letal. Y allí la mujer en plateado vestida parece mirar un pasado que ya no se sabe si es presente o futuro de fantasmas todos perdidos.
En la escena aparecerán las fotos de cuando la juventud se hacia cargo de los fracasos y no importaba tanto como hoy, ese hoy de trazo a la vista, cercano el horizonte final.
Algunos movimientos te hacen entrar en el túnel de sensaciones casi perdidas al ritmo del texto de la poesía de Julio Barrenechea, poeta chileno en días de bohemia, que ya pasaron, parece decir ese juego de naipes en que se sumergen los personajes de este Sin-cuenta, asemejando la rueda de la fortuna.
Suave este trabajo a pesar de centrarse en un tema denso, suave porque la atmósfera sucede a modo de sueño leve, paso del tiempo que no pide licencia para adelantarse a uno a todos. La joven es ella misma así me da la impresión, ella a través de los ojos del director, que coloca sus propios fantasmas en los brazos de los demás. Es la pequeña luz que brilla intermitente traspasando la angustia del hombre que se mira a si mismo en un espejo que solo el, parece ver.
Alguien rueda, el otro lo ayuda a levantarse. Y de pronto todo se detiene para escuchar las notas que emergen del teclado, para escuchar la voz de esta cantante joven acompañando la obra, pero asimismo siendo parte de la misma al extender el cuerpo transformándolo en línea de horizonte.
En las fotos proyectadas, se ven los personajes, personas, en diversas edades y es como si fuera uno mismo, uno publico, recordando las fotos propias.
Los cuatro personajes se encuentran varias veces en este trabajo de expresión teatral, que mas parece una película por el enfoque de collage, o los colores que se expanden por el espacio y las sombras, sobretodo a las sombras.
María Eugenia Barrenechea hija del poeta, realiza ademanes delicados, sutiles como si fuese una reina así la veo, se mueve con cuidado, casi pensando cada paso, Jorge Olea actor bailarín seguirá moviéndose, hasta transformarse en un icono de danza, en un vértigo, y el joven bailarín que aparece en escena aporta en la obra el precedente de un antes que ya se fue, con fuerza y claridad.
Carola Holzapfel, la pianista, la actriz, la cantante siempre llenando el espacio, uno la ve la escucha, ella esta, allí presente.
Sin –cuenta una obra de teatro que incluye el imaginario de su director Andrés Cárdenas quien nos traslada a su propio mundo a través de gestos, movimientos, textos que aporta, cruces de vidas, yuxtaposición de avanzada. Percepción quizás.
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