Cuento. JUAN MAAL PRESENTA: PERLA
JUAN MAAL PRESENTA: PERLA
Columna: Ricardo Castro
Se despertó mas temprano de lo previsto, cansada, tampoco había podido dormir bien esa noche. "Saldría a trotar por el parque", pensó sentada en la cama con las rodillas abrasadas al cuerpo, tratando de despejar la mente y cargar las baterías para abandonar la cama. Era un proceso que últimamente se demoraba un poco mas de la cuenta.
Se dirigió al único baño del apartamento, se desnudó y luego de mirarse en el espejo desde todos los ángulos mientras se cepillaba minuciosamente los dientes, se sentó en la tasa con los codos sobre las rodillas a descargar la vejiga. "La mejor orinada del día" se dijo en voz alta, en medio de un placer casi orgásmico, mientras oía al grueso chorro alborotar la tranquila superficie del agua del sanitario. Regresó al espejo y se imaginó trotando desnuda vestida con solo los Nike y no pudo evitar una sonrisa, hubiera sido un bello espectáculo, pensó mientras se enfundaba en la gastada trusa de nylon.
Desechó el ascensor, bajó por la escalera los cuatro pisos, y sin detenerse salió por la puerta que daba al exterior del edificio y penetro la fría madrugada decembrina rauda como una flecha.
Era una rutina que la tonificaba y la ayudaba a superar la ansiedad y la tensión emocional, las endorfinas la mantendrían motivada el resto del día, y aunque el recado que había encontrado en su contestador el día anterior la había llenado de satisfacción, lo que de ello podía llegar a derivarse no dejaba de estresarla un poco.
La anciana nunca llamaba a nadie personalmente, lo hacía por intermedio de alguna de sus asistentes; tampoco "rogaba", ordenaba con la autoridad propia de quien lo ha hecho desde la cuna. Pero en esta ocasión, le había tratado con mucha deferencia, la quería en su despacho a las 10 AM.
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