PRÓLOGO DE BIBLIOTECA
PRÓLOGO DE BIBLIOTECA
Desde Chile, Raúl Hernández
Leo un prólogo de Charles Bukowski del libro "Pregúntale al Polvo" de John Fante. En él habla de cómo, escudriñando en una biblioteca añosa, logra encontrar un libro que lo hace saltar como gato en un brasero. Había descubierto a Fante luego de tardes y tardes en que su mejor amigo (o amiga) habían sido esas repisas, esos lomos, esas páginas abiertas con las hormiguitas que luego se apoderaban del reflejo de aquel ojo alcohólico y funesto.
Este prólogo lo leo en la Biblioteca de Santiago. La nueva biblioteca de Santiago. Más grande que la cresta, un elefante de concreto. Llego sudando (obvio, escribo en verano o lo que queda de.) y bueno, la mochila al casillero.
Ahora estoy adentro. ¿Es esto una biblioteca? me pregunto. Veo niños, adultos, ancianos, rebeldes, simpáticos, gigantes, enanos, morenos, albinos, con bicicleta, a pie, mojados, secos, llegando a la biblioteca, cerca de computadores con Internet gratis para todos los usuarios (computadores pantalla plana, lindos) y secciones varias para todos los gustos.