NECROLOGÍA DEL EXISTENCIALISMO
NECROLOGÍA DEL EXISTENCIALISMO
Desde Costa Rica, Rodrigo Quesada Monge
En el año en que recordamos el centenario del nacimiento de Jean Paul Sartre (1905-1980), algunos críticos, poetas y filósofos encontraron el momento oportuno para adelantarse a declarar la muerte del existencialismo como corriente filosófica y de pensamiento del siglo XX. Esta pose necrológica llegó un poco tarde para otros, sobre todo porque el acercamiento entre marxismo y existencialismo, transitorio màs que ninguna otra cosa, los obligaba a declarar la muerte de todo aquello que alguna vez tuviera algo que ver con las ideas de Marx. Los entusiastas y perentorios sepultureros del marxismo querían borrar de la tradición del pensamiento occidental todo posible contacto històrico con corrientes de pensamiento otrora supuestamente impolutas de ateísmo, materialismo, o de antropología filosófica que pudiera recordar el paso de Marx y de su herencia por Occidente, como si su pensamiento tuviera raíces y orígenes completamente diferenciados.
La vuelta al existencialismo de Kierkegaard y Schopenhauer, ignorando a Sartre, significaba esencialmente que, debido al filtro del materialismo històrico aplicado por éste último, los valores primigenios del mismo, debìan ser recuperados para revitalizar algunas categorías analíticas que habían perdido su poder explicativo de la sociedad contemporánea, tales como la angustia, la fe, la responsabilidad histórica y sobre todo la libertad.