PARÍS NO ERA UNA FIESTA
PARÍS NO ERA UNA FIESTA
Por Leo Zelada
Como todo escritor latinoamericano yo también había crecido con la ilusión de conocer París. Mi vía crucis y desengaño empezarían cuando en la estación Sur de Madrid daría inicio a alcanzar este sueño tan largamente anhelado al comprar mi boleto de bus Madrid-París por Eurolines . Al llegar a la estación unos minutos antes de la hora de salida e ingresar al bus, de súbito me tope con un "cabeza rapada" vestido con jean y casaca de cuero quien estentóreamente lanzaba besitos volados hacia mi persona . Recordé que hace unos días se había oficializado el matrimonio gay en España , más era improbable que este tipo de practicas progresistas se dieran entre los grupos neo-nazis europeos, los nuevos vientos de la extrema derecha no llega a tanto, irónico pensé. Así que luego de estas rápidas deducciones, saqué como conclusión que todo esto era una simple burla de estos xenófobos y que yo me la tomé como una grave afrenta; me enfilé entonces decidido a llegar al bus pase lo que pase gritando "qué te pasa imbécil" al agresor mayor. Ante esta actitud tan decidida el neo-nazi retrocedió unos pasos y los otros neo-nazis empezaron a rodearme y yo , sin darme cuenta, atravesaría ileso entre los aturdidos racistas, y así pude alcanzar el bus. Los neo-nazis quedaron perplejos ante mi actitud suicida, mas luego de unos segundos de confusión, se enfilaron rápidamente hacia unos árabes que les parecieron unos bocados más apetecibles que yo, su servidor- para acometer sus acciones segregacionistas, quitándoles el agua y agarrándoles a golpes impunemente.
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