EXPLORATRICES
EXPLORATRICES
Desde Costa Rica, Rodrigo Quesada Monge 1
I
Rara vez uno se encuentra con algún escritor que le cuente o le hable de lo que podríamos llamar "mujeres viajeras", "exploratrices" como las llama bellamente una escritora norteamericana, Mary Louise Pratt, en un excelente ensayo sobre libros de viajes y transculturación. El asunto no es tanto la clase de viajes que sean capaces de hacer, sino el nivel de compromiso con que ellas saben emprenderlos.
Cuando desde la segunda parte del siglo XVIII la historia de Occidente está cargada de viajes de todo tipo hacia toda clase de sitios, el espectador imparcial y apasionado al mismo tiempo se encuentra con la sorpresa de que la gran preocupación entre las manos de estos viajeros, varones, son esencialmente las clasificaciones. Las mujeres parecieran tener menos esta clase de obsesiones pero las sustituyen con otras no menos absorbentes: la observación etnológica y no meramente aquella, tantas veces practicada por los hombres, que tiene que ver con la observación de valles, montañas, lagos y picos.
El balance entre observación y clasificación, manifiesta haber dejado indiferentes a los hombres quienes, estuvieron más interesados en el nivel de participación que cada una de esas actitudes demanda. Pareciera más imperial la clasificación. La observación, contemplativa y nada transformadora, se redujo entonces a una "visualización" de los problemas y angustias de los "otros", sin que en ello vaya nada que tenga que ver con la beligerancia de las llamadas "damas de los pantanos", las esposas de los viajeros que entregaron sus vidas en el descubrimiento de las fuentes del Nilo, por ejemplo.
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