Crónica. EPÍLOGO. Las reglas, las reglas, las reglas
EPÍLOGO. Las reglas, las reglas, las reglas
Desde Chile, Gonzalo León.
Las reglas siempre han sido un desafío para mí. Las reglas me han parecido un reto, quizá no para romperlas bruscamente, pero sí para vadearlas de alguna ingeniosa manera.
Recuerdo mi infancia, cuando mi madre me mandaba a comprar algo y me advertía: "Pero eso sí, sin quedarse con el vuelto." Sin embargo, yo no hacía mucho caso y sí me quedaba con parte del vuelto, aunque era tan ínfima mi apropiación (un peso de esos tiempos) que mi madre dejaba pasar la falta. En cambio, cuando mi hermano menor cuando comenzó a imitar mi costumbre, lo hizo con tanto descaro que la reconvención de mi madre no se hizo esperar. "La cosa es que no se note", recuerdo haberle dicho, mientras observaba sus bellos cachetes de niño de seis años y, sobre ellos, las lágrimas que surgieron luego de unas buenas nalgadas.
Para mi madre, esta subversión de las reglas comenzó mucho antes. Cuando tenía tres años me encantaba contestar el teléfono.
Enviar un comentario nuevo