Cuento. GOLPE DE LUZ
GOLPE DE LUZ
Desde Montería, Córdoba, José Manuel Palacios
"¡Oh lancinante algarabía de los humildes menesteres! Y de los bajos oficios.
¡Oh inacabable necesidad de las manos que ofrecen su trabajo!
¡Oh codicia fatal de las manos que reciben el trabajo!"
El sueño de las escalinatas.
Jorge Zalamea.
Una lanza de luz atravesaba la ventana y le daba directo en la cara. Pascual era un hombre viejo, de rostro ajado y moreno, pero bonachón. Era largo y por todas partes las arrugas le forraban los huesos. Cuando reía mostraba los dientes largos y le subía la alegría a los ojos como un gusano. La luz lo despertó y se sentó sobre la cama. Los pies descalzos sintieron el tacto de la tierra húmeda por el rocío del amanecer. Sentado se estrujó la cara y los ojos para despertarse bien. Se paró despacio, con pasos de viejo, y caminó hasta la mecedora donde tenía la guayabera blanca.
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