EL COLECCIONISTA DE CREPÚSCULOS
EL COLECCIONISTA DE CREPÚSCULOS
Texto: Carlos Yusti
No aparentaba ser un vejestorio digno de asilo. Ni un carcamal abandonado por la familia. Mucho menos un viejoverde con un par de viagras entre pecho y espalda. Era sí pulcro. Estaba recién afeitado y tenía el desaliño propio de esos seres que más que importarle la ropa se preocupan por tener acicalada el alma y esto se le notaba por esa manera sabia de guardar la luz en su mirada.
José Saramago asegura que "al menos una vez en la vida, cualquier cronista o literato que no acaba de dar con un tema hace su glosa personal de la puesta de sol". Y en eso andaba yo por el malecón de San Félix. No tenía tema. O si tenía, pero como en estos días tengo el corazón bastante difícil, de tanto mierdeo político, estaba algo seco para articular palabras en la pantalla de la computadora. Bueno, pues sí que andaba descolocado ante mis perplejidades más íntimas y paseando en las tardes trataba de encontrarme para volver al cotilleo literario.