Cuento. LA HIJA...
LA HIJA...
Yván De Silenus
Papá está loco. Papá no tiene remedio. Papá nunca despierta. Vive preocupado
sexualmente por mí y apenas distingue el sentido mismo de las cosas que lo
envuelven. Cuando deja la puerta entreabierta de su estudio, cuando tarda
perdido en los trasbastidores del teatro, mientras mamá lo aguarda dócil,
incierta, aprovecho y dejando mi velocípedo olvidado por la casa me cuelo a
la penumbra de su estudio. Siempre me ha fascinado estar aquí. Tocar las
páginas de sus libros, palpar sus máscaras africanas, chinas, japonesas.
Siempre me ha gustado pasar los pies sobre la alfombra cardenal de su
despacho y contemplar esos poetas confusos detrás de los cristales de los
marcos.
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