OJO POR OJO, DIENTE POR DIENTE!
OJO POR OJO, DIENTE POR DIENTE!
Cheo Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.
Ya en el génesis, según nos relatan los estudiosos de la teocracia más antigua de la Historia, existía el hecho de tomarse el derecho a usurpar la vida de los semejantes.
La cuestión comenzó ya con Caín, quien en un juicio sumarísimo, al parecer el motivo fue la envidia o, tal vez, ya en aquellas épocas existiría lo que más tarde los romanos denominaron como el "derecho de propiedad"; la cuestión es que el tal hermano, más malo que el natre decidió tomarse la justicia por su misma mano. Claro, esto no asentó nada de bien a los únicos habitantes de por entonces, y decidieron expulsarlo por asesino. A su vez, el juez de Abel fue ajusticiado por otro semejante, que seguramente también era familiar o ya pariente suyo. Y desde entonces el derecho a matar a cuanto se sale de la raya es ya una cuestión legal y muy constitucional.
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