ENCUENTRO CON EL MINISTRO DE TRANSPORTES
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Selección de un capítulo de la novela en redacción
“Los años perdidos del Transantiago”
Por Francisco Ramírez
"Los escasos transeúntes que caminaban por Carmen se detenían brevemente a mirar aquel cuadro un tanto extraño en el sector. ¿Qué hacían aquellos camarógrafos y todos esos jóvenes y muchachas tan arregladitos y pintosos esperando con expresión de ansiedad a la entrada de...? ¿De quién? De seguro eran periodistas, pues muchos andaban con micrófonos y grabadoras en la mano. Incluso, unos tres o cuatro a menudo aparecían en la tele. ¿Había sucedido algo extraño? ¿A quien esperaban?
Por supuesto, cedían a la tentación de quedarse un par de minutos a ver que pasaba, pero como no sucedía mucho –ninguna cara conocida o figura del espectáculo que arribase al lugar- decidían seguir su rumbo.
- Muchachos, el ministro ha tenido un retraso de última hora, pero llega en pocos minutos, así es que les pido un poco de paciencia.
El Encargado de Comunicaciones del Ministerio hacía lo que podía para tranquilizar a los profesionales de la prensa, quienes ya le habían manifestado que podían seguir en aquel lugar por muy poco tiempo más pues debían dar seguimiento a otras noticias.
- Pancho, en la PDI de Providencia van a mostrar a un tipo acusado de violar a su abuela con alzheimer y, te aseguro, eso a nuestros editores les interesa mucho más que una cuñita con el ministro. Yo me quedo cinco minutos más o sino me voy- amenazó Patricio Brain, reportero de Unidad TV.
- En serio, Pato, ya viene.
El grupo de periodistas reanudó su conversación, en medio de aquella tensa impaciencia. Eran las 10:13 AM.
Unos 20 minutos atrás, Valentina Canales de Radio Loa Loa le comentó por lo bajo a su amiga Paula Riffo, representante del diario La Quinta.
- ¿Qué diablos es eso?
Subiéndose en la vereda del frente, un furgón pintado de color verde claro fluorescente y con el slogan de “Transantiago Educa”, a cuyo costado aparecían dos jóvenes sonrientes y con poleras que llevaban el mismo mensaje, intentaba trabajosamente de estacionarse entre un Daewood y un árbol que le obstaculizaba moverse hacia delante.
- Me imagino que ahí deben traer a algunos locos pa que aparezcan entregando folletería, así como pa arreglar el mono- comentó Riffo.
- A estos del ministerio no se les va una con el fin de dorarte la píldora.
- No les queda otra con la mansa ni que cagadita que se mandaron.
- En todo caso.
(…)
Un poco antes, exactamente a las 09:18 minutos, el ministro de Transportes estaba a punto de despachar un breve correo electrónico quería enviar a su prima y había postergado desde hace días. No era un asunto de importancia, por supuesto, pero un par de líneas a la familia siempre podían justificarse. Sobretodo, si su pariente residía en Brasil. Le dijo que se encontraba muy atareado, pero bien, haciéndose cargo de cómo mejorar el transporte metropolitano, deber encomendado por la Presidenta y que exigía altas dosis de compromiso y dedicación. Por eso, la falta de tiempo para escribirle antes. Aparte de eso, no tenía mucho que contar. “Estamos haciendo algo realmente importante en Chile, eso me gustaría que lo supieras bien, amiga mía”. A las 09:20 había despachado las líneas y estaba listo para dar paso a una reunión agendada con su jefe de gabinete.
En aquellos momentos y en una oficina cercana se desarrollaba un diálogo un tanto tenso. Lo que el jefe de gabinete quería cerciorarse era que se le hubiese especificado correctamente a la prensa el motivo de la convocatoria. En otras palabras: el ministro no quería llevarse ninguna sorpresa “desagradable”.
- La pauta fue precisa y clara. Eso te lo aseguro, Mario. “El ministro de Transportes inaugurará un nuevo corredor exclusivo para buses del Transantiago en Avda Matta con Carmen, el que permitirá un tránsito mucho más expedito y reducirá aún más las frecuencias de los recorridos que circulan a diario por esta importante vía capitalina lo que redundará en un importante mejoramiento del servicio entregado a los usuarios del sistema de transporte público. Lugar: Carmen con Avda. Matta. Fecha y hora: miércoles 18 de marzo. 10:00 horas”.
Francisco Caraball, el encargado de la Unidad de Comunicaciones del Ministerio, recordó al pie de la letra la convocatoria de prensa que había despachado el lunes y martes desde su correo a la cadena de editores y periodistas especializados de todos los medios de prensa nacional televisiva, radial y escrita (de importancia “estratégica” para la cartera por supuesto: aquellos de bajo o nulo impacto en la opinión pública quedaban convenientemente excluidos de la pauta, así como los de tendencia abiertamente contestataria o crítica). No era que estuviera rindiendo examen ante Mario Pareto, sólo que le perturbaba el que su cargo pendiera siempre de una cuerda floja. Le gustaban los desafíos, por supuesto, al igual que servir al país en una materia de tan alta incidencia en la vida ciudadana. Sin embargo, nunca dejaba de aguardar por el día en que Presidenta decidiera remover al ministro y le liberarse así de seguir encadenado al maldito Transantiago. Eso, por supuesto, le fastidiaba aún más: que si bien la cartera de Transportes y Telecomunicaciones tenía bajo su alero una rica diversidad de divisiones de relevancia era precisamente esa picantería de las micros y sus incesantes problemas lo que monopolizaba su interés informativo. Su deseo, entonces, estaba perfectamente delimitado: tras el despido o traslado del ministro, podría poner nuevamente su nombre a disposición del Partido para que le nombrase en alguna otra dependencia, ojala no tan complicada como en la que se desempeñaba a diario. De todas formas, astucia, moderación y sigilo... Que tal fuera su anhelo, correcto; ser siquiera intuido en el pensamiento de tamaña deslealtad no lo era.
Pareto observó profundamente a su interlocutor.
- Creo que esto ya lo hemos hablado antes, pero tu compromiso debe ser absoluto respecto a minimizar todos los posibles focos de riesgo para el ministro en lo referido al Transantiago. Lo que pase en regiones o en otros ámbitos nos da exactamente lo mismo.
- Lo sé, Mario. No es necesario que me lo recuerdes. La prioridad 1, 2 y 3 de este ministerio es que la gente se mantenga tranquila y no reclame mucho por esto.
- Eso y, ante todo, preservar bajo blindaje al ministro para que su figura no se vea salpicada por las imperfecciones y fallas del modelo.
Sin percatarse muy bien del provocador alcance de sus palabras, Caraball respondió con rapidez.
- Esa es nuestra misión...
Al instante advirtió como la de por sí gélida expresión de Pareto se tornaba casi fulminante.
- ¿Nuestra?- El jefe de gabinete se toqueteó el labio inferior con los dedos pulgar e índice de la mano izquierda: preocupante señal.
- Eh, Mario, fue sólo un decir... ¿Alguna instrucción para el encuentro de esta mañana?
Pareto decidió guardar un silencio riguroso por algunos segundos: le pareció conveniente que el muy hijo de puta de Caraball se diera cuenta de con quien estaba tratando. ¡Periodistilla de mierda! ¡Quién se creía para ponerse al mismo nivel que un jefe de gabinete! ¿Hasta cuando tendría que lidiar con gente como esa? Lo más sano era tener paciencia. Tal vez para la próxima el Partido tuviera más tino a la hora de designar a alguien en Prensa. Aunque, si la decisión hubiese pasado por él, habría conservado a Cumplido en el cargo: era mucho más práctico, consciente y diestro en lo político que este tonto que tenía al frente.
- Me imagino que has chequeado bien los diarios de los últimos días para estar bien al tanto si ha salido alguna información perjudicial, falsa o tendenciosa que pudiera afectar negativamente contra la presentación del ministro.
- Sí, todo fue bien corroborado.
- ¿Te fijaste bien en los medios digitales esta mañana? Esos son bastante nefastos y andan viendo casos Watergate en todas partes. Lo complicado es que como son on line pueden aparecer en cualquier instante con alguna nota complicada...
- Los revisé todos hace una hora. Nada referida al ministerio. El lunes salió una reseña, pero breve, a una huelga de conductores del troncal 3 que exigían se respetasen sus contratos laborales, pero se trató de una movilización parcial y que ya llegó a acuerdo.
- ¿Huelga? No, te hablo de cosas importantes. ¿Eso es todo?
- Sí, parece que la semana comenzó tranquila.
- Me imagino que estos mal nacidos de tus colegas tendrán algo que achacar a algún otro ministerio. Para eso son expertos: buscar la viga en el ojo ajeno... En todo caso, ya volverán a molestarnos. Eso dalo por hecho. ¿Seguro que nada más?
Haciendo uso de sus capacidades de observación, durante toda la conversación Caraball se había concentrado en la solapada expresividad del jefe de gabinete, caracterizada por un mínimo movimiento de las facciones y los ojos al hablar. Todo ello, no obstante, resultaba inaplicable al registrarse su última declaración: su odio visceral a los representantes del gremio periodístico era tal que casi escupió sus palabras.
- Ahora que lo dices, hay algo, aunque creo que es tan menor que ni siquiera merece comentarlo.
- Dale.
- Ayer por la noche un bus del troncal 200 chocó una casa en Avenida Lo Ovalle, tras echar abajo la reja del portón y avanzar unos tres metros por el patio. Fue como a las 9 de la noche.
- No es tan menor. Aunque tampoco se le puede achacar eso al ministerio. Una pura irresponsabilidad del conductor, el que seguramente venía curado. ¿Algún muerto?
- No, ninguno.
- ¿Heridos?
- Afortunadamente, la familia no se encontraba en casa. No había nadie. En caso de que sí se hubiesen encontrado.
- Ese no fue el caso. ¿Ni muertos, ni heridos? ¿Así pasó?
- Ni siquiera al perro le pasó nada, porque estaba durmiendo en el patio trasero.
- Entonces, paja molida.
(…)
Mientras en Santiago y diversas regiones del país los ministros y ministras de gobierno concretaban su agenda de esa mañana y trataban de gestionar de la mejor manera que pudieran los lineamientos estratégicos que guiaban sus carteras respectivas, el automóvil negro dispuesto para las actividades del ministro de Transportes se desplazaba a cerca de 100 kms./hora por Avenida Matta rumbo al punto de inauguración del nuevo corredor y al encuentro con la prensa. Al volante, Alejandro Inostroza, funcionario del ministerio desde 2003; a su derecha, el titular del servicio; y, en el asiento trasero, el jefe de gabinete, Mario Pareto.
Un silencio tenso e incómodo, parecía haberse aposentado en cada rincón del vehículo. Tanto el conductor como el consejero esperaban que la furia del ministro se disipara y pudiera enarbolar frente a los medios la desenvoltura y prestancia que le caracterizaban. Sin embargo, le conocían: pocas cosas le irritaban más que la impuntualidad y él estaba incurriendo en tal imperdonable falta. ¡Cómo iba a contarles a los periodistas que su demora obedecía a que el seremi de la región de O´Higgins le había telefoneado con carácter de urgente para poner en su conocimiento que la Fiscalía finalmente había formalizado por fraude al fisco al encargado de la División de Estudios de la subsecretaria de Transportes! La situación le tenía realmente fastidiado. No: su comportamiento debería ser afable pero firme, tal como de costumbre. Lo otro, serían sólo excusas. Excusas, excusas, excusas: las odiaba y huía de ellas como la lepra.
A los costados del vehículo, algunos automovilistas alcanzaban a divisar a la autoridad y se sorprendían de su talante severo y preocupado: el hombre, reflexionaban, tenía algo verdaderamente trascendental en su mente. Otros, por su parte, hubiesen deseado tenerlo en la calle, frente a frente, cual sencillo ciudadano de a pie... y decirle unas cuantas verdades. No alcanzaban siquiera a enumerar los aspectos de su discurso y el intrépido BMW ya estaba fuera de su alcance.
A las 10:22 el vehículo llegó a su destino y se estacionó un poco más adelante del grupo de periodistas.
- Hola, ministro.
- ¿Cómo está ministro?
- Nos hizo esperar bastante hoy.
- Ya le estábamos diciendo al colega aquí que estábamos a punto de irnos...
- Usted sabe, ministro, las noticias suceden a cada segundo.
El ministro esbozó su mejor sonrisa. El ánimo desenfadado de los periodistas le reconfortó e hizo olvidar -momentáneamente- el desafortunado incidente sucedido en Rancagua.
- Discúlpenme, damas y caballeros. De verdad me surgió una labor puntual y de último minuto que motivó este retraso. Cuando quieran entramos en materia.
- Si puede ser al tiro, bueno sería, ministro. Me acaban de llamar al canal y tengo que estar en la sede de la UDI a las 11:30. Van a dar una conferencia en respuesta a los dichos del vocero respecto a que en la oposición aún quedaban “algunos dinosaurios con resabios dictatoriales”. Eso va a estar bueno- usando toda su coquetería, Margaret Alonso, reportera del diario El Nacional instaba así al ministro a ponerse en movimiento.
- ¿Empecemos entonces? – consultó a los periodistas.
- Démosle no más- dijo Enrique Smith de Canal 23-. Flaco, atento, tú sabis- instruyó luego a su camarógrafo.
- Bueno, estamos aquí para inaugurar formalmente el corredor Avenida Matta para buses del Transantiago, el que permitirá descongestionar de manera significativa las calles del sector. Además de eso, puedo anunciar que…
Furtivamente, Carlos se encontraba mirando la escena, asomando parte de su cabeza por la entreabierta puerta trasera del móvil de Transantiago Educa, el que se había dispuesto estratégicamente a metros de la autoridad para demostrar como el ministerio tenía a su gente trabajando y duro en las calles. “Así que este es el ministro. No tiene pinta de desagradable el flaco...", se dijo, reflexionando en si aquel era el hombre tan importante que había visto tantas veces en la TV”