Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

JULIANNE ROSE: INFANCIA, MUÑECOS Y ESPEJOS.

Por Ricardo Arcos-Palma

vistazo_critico@yahoo.fr

 

“Es inevitable asociar los criterios fáusticos

a la tecnología contemporánea. Hasta podríamos

insinuar que existe una cierta afinidad entre la técnica fáustica

 –con su impulso hacia la apropiación ilimitada de la

 naturaleza (humana y no humana)- y el capitalismo,

con su impulso a la acumulación ilimitada de capital.”

Paula Sibilia. El hombre postorgánico.  

   

El verano pasado en la ciudad de Aix-en-Provence, se llevó a cabo el SMART-AIX, Salón de Arte Contemporáneo, al cual fui invitado de honor como conferencista. Mi charla fue sobre la fotografía contemporánea en Colombia y América Latina. Pero si algo debo rescatar de esa experiencia fue el haberme topado con la obra y con la artista Julianne Rose, de origen australiano quien vive y trabaja en París. Al entrar al stand donde se encontraba su obra, me llamó la atención la factura, la limpieza del trabajo y el tema mismo. En este retorno a Revelado en Escaner Cultural luego de un gran silencio de varios meses, echaremos un vistazo crítico a su obra, pues en ella encuentro elementos interesantes que merecen ser analizados y así aproximarnos a su trabajo fotográfico aún desconocido en nuestro medio.

 

En la obra de Julianne Rose, existen dos elementos que me interesa poner en evidencia: el primero de ellos es el muñeco y el segundo es el espejo. Los dos elementos giran alrededor de la infancia. Infancia, muñecos y espejo configuran el imaginario fotográfico de la artista. Estos elementos se relacionan entre sí, acentuando un desdibujamiento o la desaparición de la identidad. El rostro de un niño, encuentra su doble en un maniquí. Pero el rostro del niño es tan irreal como el del maniquí. La artista juega con la indiferenciación y la mezcla de esos dos elementos. ¿Dónde comienza o termina lo natural y lo artificial, dónde comienza o termina lo humano y lo inhumano?

Sus fotografías elaboradas impecablemente en lambda controlado sobre aluminio, nos acercan a un universo donde el ser humano parece confundirse con su doble artificial. Rostros inhumanos que se asemejan sospechosamente a los reales, nos hacen pensar en un lugar donde la imperfección y los accidentes de la carne han sido eliminados. Los maniquíes de prêt-à-porter, sirven  de soporte para encontrar rostros humanos y convertirlos a través de la fotografía en algo frío, en un replicante que se asemeja al humano pero en la ausencia de la humanidad: es decir un objeto fotogénico, donde todo rastro de humanidad parece haber desaparecido.

 

  En la serie FleshAndPlastic (2006) la artista insiste en la plastificación de la expresión infantil. Un cierto juego macabro parece surgir, en esas nuevas identidades, donde los juguetes para niños, en su intento de acercarse al cuerpo humano, terminan plastificando rígidamente una expresión natural. La imagen doble del niño o del maniquí, se diferencian entre sí pero al mismo tiempo, y paradójicamente, se asemejan enormemente. Ahí radica quizá lo siniestro de esas imágenes: aquello que nos es extrañamente familiar decía Freud. En efecto, esas imágenes nos recuerdan algo, pero al mismo tiempo nos distancia de ese recuerdo algo lejano ya.

  

Jualianne Rose había desarrollado una serie un año antes denominada Live Dolls (2005) donde ya veíamos esa plastificación de la expresión infantil. Esto más allá de ser una simple manipulación tecnológica de la imagen fotográfica, es sin duda una crítica a la idea de la eterna juventud, que se vende sin reparos por los cirujanos plásticos en esta época donde se le teme a “los accidentes de la carne” dice nuestra amiga Paula Sibilia en su libro “El hombre postorgánico”. En esta serie los rostros artificiales de los niños se amalgaman con los de los humanos, humanizando poco a poco esos maniquís, en la mirada, en la boca.

 

 

En su serie KidsForSale (2005) la artista ya había puesto en evidencia y criticado  el carácter mercantil de la infancia; un niño Steve Fashion Photographer que se vende con todo los accesorios de fotografía, así como Marlene Medical se vende con los utensilios propios de una clínica. La infancia como un verdadero emporio mercantil, donde jugando el niño aprende a asumir roles propios en una sociedad de consumo. La artista en este caso fotografía niños reales, y los transforma en juguetes listo para ser consumidos, acumulados y destrozados por un infante deseoso de poseer toda la colección como sucede con el mundo de la Barbie.

 

 

En otra serie Armedresponse (2006) Rose revela un juego macabro, donde los niños maniquís se destrozan entre sí, se aniquilan con armas con las cuales simplemente jugaban. Estos personajes inmersos en un bosque, parecen devorarse entre sí, recordándonos que eso es lo propio del ser humano. La obra de Julianne Rose, esperamos, estará muy pronto en Bogotá, para invitarnos a pensar en el papel que desempeñan los juguetes de niños en la construcción de su identidad, en un mundo cada vez más atravesado por las fluctuaciones del capital y su consumo, en un mundo donde el juego de la guerra parece cosa de niños, en una sociedad donde la humano se mezcla promiscuamente con lo inhumano. La obra de Julianne Rose  nos revela sin lugar a dudas las grandes contradicciones del ser humano, subvirtiendo la candidez de la niñez en la perversidad de la adultez.

Bogotá, agosto del 2009.