Crítica
México. EntreVistArtista (EVA) / 14 de enero 2018
"Algunos quieren un texto (un arte, una pintura, lo que sea, pero 'creación') sin sombra, separado de la 'ideología dominante', pero es querer un texto, un arte, sin fecundidad, sin productividad, un texto estéril, como el mito de la Mujer sin Sombra. El texto (el arte) tiene necesidad de su sombra: esta sombra es un poco de ideología, un poco de representación, un poco de sujeto: espectros, trazos, rastros, nubes necesarias. La subversión debe producir su propio claroscuro." (Roland Barthes, El Placer del Texto).
He de confesar que me fascina la expresión "un poco de sujeto", tan inteligentemente humilde, tan elegante y precavida, tan conocedora, en definitiva, de los peligros -estéticos- que acarrea la inflación de un Sujeto que se auto presenta con la brutalidad y grosería de su propio Absoluto. ¿Y qué decir de la no menos hermosa frase, insuperable, de "la subversión debe producir su propio claroscuro"? que parece estar diciéndonos de la importancia de escenificar (eso es, de 'teatralizar') lo 'ilegible' de toda creación artística, como si ese caravaggiesco fundido en negro, o ese claroscuro, fuera la cifra de todo aquello que no hemos podido decir, que no lo podremos decir jamás, como siempre sucede en toda relación amorosa. Pero lo hemos intentado.
De ahí que la imagen (el texto), "toda imagen", se encuentra siempre en el límite de la visibilidad. Incluso la más fielmente representativa no es más reconocible que un "Cuadrado" de Malévich. Lacan, hablando sobre la experiencia amorosa, dice lo siguiente (habla el sujeto activo, el que necesita amar más que ser amado): "No te amo por tu bello rostro, tus labios, tu cuerpo... sino que encuentro bello tu rostro, tus labios y tu cuerpo precisamente porque te amo". Es decir: mientras te amo escribo un texto que únicamente puedo leer yo, pues está escrito en la lengua indescifrable que únicamente yo conozco: cuando me muera, o cuando el amor finalice, esa lengua se habrá perdido para siempre. Se diría que la frase de Lacan también la podría haber dicho Werther por boca de Roland Barthes en "Fragmentos de un discurso amoroso". Insisto: toda imagen se encuentra siempre en el límite de su propia visibilidad, como también sucede en toda realidad sentimental y afectiva. Y paradójicamente esa "falta de luz" es la mejor representación posible para significar (contemplar) un rostro, unos labios y un cuerpo profundamente amados y vividos hasta la más incuestionada ceguera, hasta la más luminosa y bella obscuridad. O al menos mientras la pasión (otro "texto") sea capaz de producir la subversión de su propio claroscuro.
ESTO NO ES FICCIÓN
Episodio VEINTE
HUMOR MUY NEGRO.
“You can run on for a long time… Run on for a long time… Run on for a long time… Sooner or later God’ll cut you down. Sooner or later God’ll cut you down…”
God’s Gonna Cut you down. .
Johnny Clash .
Por José Agustín Orozco Messa
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Cada año ingresa un número variable de alumnos a las distintas facultades de artes, regadas por el mundo. Un mínimo porcentaje está ahí por razones desconocidas. La mayoría, porque sienten que la vocación artística es lo que les gusta en la vida. Aunque cada uno es un caso independiente, hay historias que se repiten cada tanto en tanto.
El caso de Aarón puede ser uno de ellos. Ingresó a la facultad de artes plásticas para estudiar pintura. Como todos, tuvo que acreditar tres exámenes de conocimientos: tanto teóricos como prácticos para poder ganar un lugar en la matrícula. Como todos, se distinguió más en unos conocimientos que en otros. En su caso, mostró habilidades en el dibujo que llamaron la atención del cuerpo docente. Como siempre, el docente encargado de aplicar el examen a todos, le preguntó algo que le preguntarían repetidas veces durante las siguientes semanas:
― ¿Tú ya habías estudiado dibujo antes? ¿O no?…
ESTO NO ES FICCIÓN
Episodio DIECINUEVE
JUNTOS PERO NO REVUELTOS
“I’m breakin’ rocks in a hot sun… I fought the law, and the law won. I fought the law, and the law won… I needed money ‘cause I had none… I fought the law, and the law won. I fought the law, and the law won… […] Robbin’ people with a six-gun… I fought the law, and the law won. I fought the law, and the law won… I lost my girl, and I lost my fun… I fought the law, and the law won. I fought the law, and law won…”
I fought the law .
The Clash .
Por José Agustín Orozco Messa
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Como se ha narrado en entregas anteriores. Transcurrían los primeros años de la década de los ochentas, del siglo pasado, y Aristeo Cano Mina ya estudiaba en el glorioso conservatorio de la universidad local. Luego de salir airoso de los exámenes de admisión por pura casualidad. Como también ya sabemos, Aristeo soñaba con ser una estrella del rock’n’roll. Razón por la cual, se había asociado con sus condiscípulos y compañeros del conservatorio, referidos por los apodos de: “El Payo”; “El Tribilín” y “El Piraña”. Identificados así, respectivamente, porque uno era un ignorante burro sin modales; otro tenía la misma personalidad ingenua del personaje de Walt Disney y, según algunos, también compartía sus atributos físicos. Y, el último, por tener una tremenda dentadura similar a la de los peces carnívoros. Cabe mencionar que, a “Tribilín”, también le llamaba Aristeo, cuando estaba de buen humor, “Super Tribi”. Por las mismas causas ya mencionadas.
Juntos pero no revueltos, formaban una anónima banda de incipientes aspirantes a roqueros que, precisamente por ser anónima, carecía de nombre. Todo esto, ya se ha explicado en el Episodio Once. Así como sus vicisitudes para ensayar y tener material sonoro para interpretar, hipotéticamente, algún día en público… Entonces, ese día llegó de la manera más inesperada y, se puede decir, que gracias al gobernador que reinaba en la provincia donde ellos vivían.
ESTO NO ES FICCIÓN
Episodio DIECIOCHO
Los cuentos que yo cuento…
[Part TWO, viene del Episodio 13]
Dedicado, otra vez, al gran maestro Joaquín Sabina.
“Sepan Cuantos…” Este cuento lean… .
Don Alfonso Reyes Ochoa .
Parafraseado por J. A. Orozco Messa .
Por José Agustín Orozco Messa
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[En el dramático capítulo anterior, es decir, el episodio Trece, pudimos ser testigos de cómo, le veían la cara de zonzo a nuestro anti-héroe: Acacio Prieto Urdangarín de los Montejos. Quien, como ya se explicó, era Prieto por parte de padre y Urdangarín de los Montejos por parte de madre, según ella, de ancestros del país vasco. Pero, si no lo leyó, le invitamos cordialmente a que primero lo haga para mayor entendimiento del tremendo drama que se contará a continuación. Nada más tiene que hacer clic en la parte superior de su pantalla. Exactamente donde dice Cuento’s blog. La liga lo manda a la página donde están todos los cuentos. Allí busca el fatídico Episodio Trece y listo. Aclarado el asunto, ¡continuamos!]
Pues bien, mientras el maestro Sabina cantaba, de su célebre disco Física y Química:
“…¿Cómo haré? ¡Que al final!, los cuentos que yo cuento acaban tan mal…”
¡Lejos de dejarse amilanar! Acacio Prieto Urdangarín de los Montejos, decidió no cejar en su empeño de buscar trabajo… Lo malo, para él y para todos aquellos que hacían lo mismo que él, fue que decidió seguir buscando dentro de las filas burocráticas gubernamentales…
Bueno, hay gente que no entiende a la primera… Ni la segunda, ni la décimo novena pero bueno. Las cosas sucedieron así:
ESTO NO ES FICCIÓN
Episodio DIECISIETE
Eudemonología…
“…Regla Número 17: Puesto que toda felicidad y todo placer son de carácter negativo, mientras que el dolor es positivo, resulta que la vida no tiene la función de ser disfrutada, sino que nos es infligida, hemos de padecerla; por eso degere vitam, vita defungi, scampa cosi [vive la vida, la vida se termina, escapa a los peligros]…”
Arthur Schopenhauer,El Arte de ser feliz, 1998 .
Por José Agustín Orozco Messa
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Nadie sabe bien como empezó, supongo que, porque nadie le dio importancia. ¡Es más!, lo más seguro es que nadie se dio por enterado. Aunque toda la comunidad, de aquel tiempo, supo del final. Me imagino que poco ayudaba el que, por en esas fechas, la Facultad de Artes estaba llena de personajes de lo más raros: por ejemplo, estaban los “punks”. Pero no es que fuesen unos verdaderos punks como los que recientemente estaban apareciendo, en esos mismos años, en Inglaterra. Estos no traían los cabellos pintados con colores primarios ni secundarios, mucho menos, se clavaban alfileres ni seguros en la piel de las orejas ni aletas de la nariz. Tampoco usaban el característico corte de cabello como si el peluquero fuese tu peor enemigo y rematado con las puntas paradas, que varias décadas más tarde, pondrían de moda los dibujitos japoneses del personaje Dragon Ball Z.
No señor, estos eran una pandilla de estudiantes de semestres intermedios que estaban muy trastornados, por decir lo menos. Para que se entienda, si ese día hacía mucho calor, el grupo de los punks decía: ¡vamos a meternos al agua! Entonces, se desnudaban en medio del salón de clases y/o taller de pintura, abandonaban la clase junto con sus trapos y bajaban corriendo las escaleras hasta llegar al patio central de la antigua Facultad de Artes. Lugar donde había una señorial fuente de azulejos llena de agua. Y saltaban en ella como si fuesen niños chapoteando en una alberca de plástico.
Sin que les importara que el resto de la comunidad escolar los estuviese viendo con los ojos muy abiertos. Mucho menos, que toda la gente que pasaba por la banqueta de la calle, a escasos diez metros de donde ellos chapoteaban, también los estuviese viendo: pegar de gritos al más puro estilo de Tarzán y dar de brincos en el agua; bueno, eso sería lo de menos, pero los punks se salían de la fuente para corretear por los pasillos así como “diosito”, o por lo menos, sus padres los trajeron al mundo. Años después se supo que al director de la facultad de aquellas épocas, le llegaron a inquirir las autoridades superiores en la rectoría, sobre ese grupo que solía pasearse desnudo impunemente por toda la Facultad de Artes.
Esto SI es FICCIÓN
Episodio DIECISÉIS
LIBER MYSTERIORUM
“…Mwlfgab pywfg)btagn Gh’tyaf nglyf lgbya…”
The Black Tome of Alsophocus .
Howard Phillips Lovecraft & Martin S. Warnes
Por José Agustín Orozco Messa
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Por cuarta vez, Mario dijo:
― Es el Necronomicón.
Y por cuarta vez, dirigí la mirada hacia lo que parecía una corteza de árbol, toda arrugada en su superficie, que Mario había depositado sobre la mesa de centro de mi casa.
― Pues a mí me parece un pedazo de árbol o un montón de basura.
Mario fumaba nervioso. Viéndolo bien, tenía un aspecto pálido cadavérico con matices verdosos pero, como Mario siempre había sido un drogadicto, pues ese era su color natural desde años atrás.
― ¿Es una broma, cierto? Ya sé. Te envió Andrés para reírse de mí, ¿no?
Mario siempre había tenido una mirada huidiza, cuando hablaba con alguien veía hacia todas partes menos el rostro de su interlocutor. Respondió.
― No, no me manda Andrés.
― Entonces te manda Víctor, ¿no?
― No me manda Víctor.
― Entonces, ¿quién carajos te manda?
― No me manda nadie. Eres escritor, ¿no? ¿Te debe de interesar un libro como éste, no?
― Pero ¿qué libro, ni qué ocho cuartos? Esta madre que estás dejando aquí es un montón de basura, ¿Cuál Necronomicón?
ESTO NO ES FICCIÓN
Episodio QUINCE
PROMETEO
“…porque vista cosa es que en este mundo no nacen todos los hombres iguales, así en generosidad como en virtudes…”
Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España .
Bernal Díaz del Castillo .
Por José Agustín Orozco Messa
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Como suele suceder, Benito Nieto Alegre nació en el seno de una familia como tantas. La madre era ama de casa y encargada de “criar” a sus hijos. Lo que debía entenderse como ser pedagoga, enfermera, cocinera, administradora y lo demás que hiciera falta. Mientras el padre era obrero en una empresa de la nación, lo que se pensaba, significaba que sería una empresa sólida por el resto de la eternidad. Quién iba a pensar, menos adivinar, que esa eternidad se acabaría en menos de dos décadas a futuro. Porque el gobierno iba a privatizar todas esas empresas y habría despidos en masa por todo el país. Engrosando las, ya de por sí, gordas filas del desempleo. Pero, en ese momento, todo parecía estar bien. Sin embargo, en la realidad, para la madre de Benito la expresión criar a los hijos venía significando: darles de comer a sus horas; gritarles cuando estuvieran haciendo mucho escándalo; regañarlos cuando no hicieran lo que se les dijo debían hacer y mandarlos a dormir temprano. La palabra pedagogía ni siquiera formaba parte del vocabulario familiar.
Junto con Benito Nieto Alegre existían otros tres hermanos: dos hombres y una mujer. Todos mayores que Benito, quien casi vino a nacer de chiripa cuando no se le esperaba. Aunque, se dice que en este país: todos los mexicanos nacieron cuando no se les esperaba. Al menos, sucedió así: durante todos los siglos anteriores finalizando con el XX. Si bien, en lo que va del siglo XXI no se ve un gran cambio nacional en las estadísticas de natalidad. Sea como fuere, el caso es que entre sus hermanos y Benito existía una brecha generacional. Cuando vino al mundo sus hermanos ya estaban a punto de ingresar a la enseñanza primaria y él pues era un bebé. Cuando ya podía caminar y hablar, pues hablaba solo porque nadie de sus hermanos le hacía el menor caso. Y la mamá, que para esas alturas ya debería de tener un doctorado en cuidar y educar hijos… Seguía con la misma práctica pedagógica de gritarles a los hijos si no dejaban de estarla importunando.
ESTO NO ES FICCIÓN
Episodio CATORCE
¡CON HABILIDAD Y PICARDÍA!
“…Any team can beat any other team on any given sunday…”
Pat Toomay .
NFL Player [1970-1979] .
Por José Agustín Orozco Messa
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Ya se veía venir, por la sencilla razón de que exactamente lo mismo pasa cada cuatro años. Parafraseando al bueno de Gabo: era la crónica de una muerte anunciada. Así y todo, se encontraban reunidos, para ver las olimpiadas y, de paso, para olvidarse de la rutina diaria con una maratónica transmisión televisiva de alrededor de veintiún días de deportes en todas partes: Ricardo Naranjo, llamado por sus amigos, Richard y Fortunato Barradas ambos alumnos de la facultad de artes plásticas y/o visuales. Bernal Almazán Merino, representando a la facultad de teatro y Aristeo Cano Mina, por el glorioso conservatorio universitario.
DIA UNO
Antes de arrancar con la inauguración, empezaron los partidos de futbol soccer donde los compatriotas, coloquialmente llamados “paisas” por ser apócope de la palabra: paisano. [Aunque, también se puede utilizar de manera peyorativa para referirse a un compatriota que es provinciano y está de visita en alguna gran ciudad, es decir, es un paisa (sic): alguien que desconoce el lugar y por lo tanto, está fuera de su posición real y en riesgo de cometer errores]. Iban a defender su título ganado cuatro años atrás. Los locutores empezaron con mucha enjundia, su narración…
― Hoy vamos ver un gran encuentro. Aunque estamos ubicados en un grupo difícil porque tenemos equipos muy fuertes con nosotros compitiendo por pasar a la siguiente ronda. Sin embargo, los compatriotas tienen muchas posibilidades…
ESTO NO ES FICCIÓN
Episodio TRECE
Los cuentos que yo cuento…
[Part One]
Dedicado al gran maestro Joaquín Sabina.
“…Ya los locutores, lo saben, lo saben… Y los periodistas, lo saben, lo saben… Ya los ingenieros, lo saben, lo saben… Todos los del poli, lo saben, lo saben… Ya también los Pumas, lo saben, lo saben… Todos los rebeldes, lo saben, lo saben… Los que están oyendo, lo saben, lo saben… Los que están parados, lo saben, lo saben… Los que están sentados, lo saben, lo saben… Esos grandototes, lo saben, lo saben… Ya los chaparritos, lo saben lo saben… Todos los güeritos, lo saben, lo saben… Menos los prietitos, lo saben, lo saben… Los que me faltaron, lo saben lo saben…”
La Boa .
La Internacional Sonora Santanera .
Por José Agustín Orozco Messa
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Acacio Prieto Urdangarín de los Montejos. Era Prieto por parte de padre y Urdangarín de los Montejos por parte de madre, según ella, de ancestros del país vasco. Como, al joven Acacio, se le ocurrió la brillante idea de dedicarse a las artes y en su casa, como eran muy liberales: su mamá era psicóloga y su papá, empleado de la compañía de petróleos. Pues lo alentaron; bueno, realmente fue la madre quien lo alentó pero el resultado fue el mismo.
Además, por aquellos tiempos, ser empleado de petróleos era como haberse sacado la lotería sin comprar billete. Tenías asegurado un salario muy por encima de la media nacional y prácticamente de por vida. Con el inigualable plus que, todos los empleados de petróleos, se auto jubilaban con apenas veinte años de servicio en la empresa. Entonces, a los cuarenta y pocos años de edad, se dedicaban a otra cosa gozando de salario completo. ¡Al fin que era dinero del gobierno!, no importaba. Los más avarientos, continuaban trabajando para petróleos aunque ahora, por contratos temporales, de manera que cobraban doble sueldo. ¡Por eso éste país era el cuerno de la abundancia! Aunque, el grueso de los jóvenes jubilados, decidía dedicarse el resto de su tiempo, a rascarse la panza en su casa, gozando de su salario completo.
Salvador Elizondo,
o la paradójica imposibilidad existente en la repetición de los instantes
En una de tantas noches de insomnio y después de varios intentos, encendí el televisor. Nunca he sido un espectador frecuente y me parece un gasto innecesario contratar televisión de paga. Suponía, erróneamente en aquella ocasión que, dada la calidad de los contenidos en tele abierta, terminaría sucumbiendo ante algún infomercial o cualquier otra cosa transmitida a las 3 de la madrugada. No tuve siquiera que cambiar de canal. Al aparecer en pantalla la inconfundible mirada perdida y el acento porteño de Borges, comprendí que no conversaría con Morfeo en un buen rato.
El audio mono estéreo y las imágenes distorsionadas evidenciaban un programa antiguo, probablemente recuperado de alguna polvorienta bodega. Se trataba de una tertulia entre titanes: Jorge Luís Borges, Germán Bleiberg, el autor de “El guardagujas” Juan José Arreola y el hasta entonces desconocido para mi Salvador Elizondo.
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Episodio DOCE
Dos-Cientos-Cuatro-Bancos
. “El teatro consiste en representar figuraciones vivas de acontecimientos humanos ocurridos o inventados, con el fin de divertir…”
Bertold Brecht .
Por José Agustín Orozco Messa
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Hacer escenografía tiene sus problemas inherentes a la materia en sí. Primero tienes que leer la obra de teatro para conocer las especificaciones. Después tienes que ir a medir el escenario donde se va a montar porque luego hay cada espacio que parece bodega más que teatro. Si el autor ya no se cuenta entre los vivos, pues te lo has quitado de encima. Pero si resulta que, todavía está con nosotros, hay veces que está presente dando consejos y opiniones que no vienen al caso. Sin mencionar que, las más de las veces, esa función la cumple el director de la obra; quien, generalmente hace suya esa frase que dice: “sacar el pequeño Hitler que todos llevamos dentro”, y nada le gusta y todo hay que cambiarlo, según esté el humor del día.
Por eso dicen que el teatro es una familia. Porque, al igual que ocurre en el seno familiar: están aquellos que nos caen gordos y son antipáticos, pero hay que soportarlos porque resulta que son de tu misma raza y ya no te queda más remedio que darles la vuelta. Igual en el teatro, están los directores que forzosamente tienes que trabajar con ellos y ni modo. O los actores que: en escena están muy bien, pero fuera de escena ni quien los aguante. Sin embargo, al fin como en cualquier actividad colectiva, siempre hay un grupo de gente que hasta en las peores circunstancias, nunca pierde el sentido del humor y hace agradables los momentos difíciles.
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Episodio ONCE
Should I stay or Should I go?
“…Should I stay or should I go now? Shold I stay or should I go now? If I go there will be trouble and if I stay it will be double…”
The Clash .
Por José Agustín Orozco Messa
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Eran los primeros años de la década de los ochentas y Aristeo Cano Mina ya estudiaba en el glorioso conservatorio de la universidad local. Luego de salir airoso de los exámenes de admisión por pura casualidad. Como ya sabemos, Aristeo soñaba con ser una estrella del rock’n’roll. De modo que siempre trataba de estar al tanto de lo último de lo último del plano musical. Ahora sería algo bien fácil y que casi cualquier tonto lo puede hacer, principalmente: gracias al Internet. Sin embargo, en aquellos citados años, había que gastar dinero en comprar revistas especializadas sobre la materia. Que la mayoría de las veces, no tenían lo que interesaba a Aristeo, sino que eran más de lo mismo porque estaban escritas para un público general y no para gustos especializados como el suyo. Además, el canal de MTV todavía estaba en pañales y tenía pocos meses de haber iniciado sus transmisiones. Sucediendo lo mismo que en las revistas especializadas: tenían una programación musical extremadamente heterogénea donde prácticamente no existían los videos que interesaban a Aristeo.
En el rubro que más dinero tenía que invertir Aristeo, era en la compra de material sonoro. Es decir, en adquirir los discos o acetatos, como se les conocía por aquellas pre-históricas décadas a los discos de plástico: negros, pesados y extremadamente frágiles, donde venía grabada la música. Era el único modo de oír específicamente la música que a ti te gustara, a menos que fueras al concierto y lo hicieras en vivo. ¡De veras que, visto a la distancia, aquellos eran tiempos primitivos! Como dirían y hoy dicen, realmente, los actuales chavos que forman parte de la generación del teléfono inteligente o Smartphone ja ja, quienes sienten que se les acaba el mundo si un día no hay Internet y no se pueden conectar. No, pues en aquellos tiempos que se estaba más aislado que una ínsula, ¡ni pensarlo! Se nos hubieran muerto de tristeza los chavos de la actual generación Smartphone.
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Episodio NUEVE
TENEMOS MÁS VARIEDAD DE FAUNA QUE UN ZOOLÓGICO
Dedicado a mi soul brother, por todos conocido como, "Ruso".
Por José Agustín Orozco Messa
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Bernal Almazán Merino pertenecía a una familia común y corriente. Su papá era burócrata y su mamá ama de casa. Como todas las familias, tenía tíos y tías regados por aquí y por allá. A los cuales veía en contadas ocasiones, normalmente en fiestas familiares y fines de año. De esos parientes, unos más lejanos que los otros, todos eran o habían sido comerciantes de todo tipo y los menos, burócratas. Según lo poco que sabía Bernal, ninguno se había distinguido ni sobresalido. Lo más sobresaliente que conocía de sus ancestros, era un nebuloso tío que no conoció porque más bien, parece que era tío de su mamá y no de él, que nunca se mencionaba en la familia. Al parecer el tío había sido de dudosa reputación moral, como solía decir la abuelita. Lo cual podía expresar cualquier cosa o nada. Pero, luego de buscarle significado, resultó ser que el mentado tío había sido homosexual y por eso estuvo, y todavía continuaba, negado en la familia.
Con esos antecedentes tan parcos, Bernal no tenía muy claro de dónde le había salido la inclinación por las artes. Aunque, para ser sinceros, ni siquiera él mismo tenía muy clara su inclinación por las artes. Le gustaba dibujar y, según él, dibujaba bien. Por lo menos, dibujaba mejor que el promedio de sus condiscípulos escolares. De manera que siempre que había que participar en alguna actividad escolar colectiva: él ponía los dibujitos. También le gustaba bailar, así que desde la primaria, había participado en talleres escolares de danza folclórica. De manera que en los fiestas que se organizaban periódicamente desde la primaria hasta la preparatoria; de ser necesaria su participación, ésta había sido bailando folclórico. Y, nada más por aclarar, no es que en el nivel universitario no existan ese tipo de eventos, lo que ocurre es que Bernal acababa de egresar de la preparatoria y apenas iba a escoger qué carrera universitaria estudiar; de allí que todavía no hubiese tenido la oportunidad de enterarse. Asimismo, cuando estaba en la secundaria, a la par de los talleres extracurriculares de danza folclórica se impartían, casi en los mismos horarios, unos talleres de teatro. Como el folclor ya se lo conocía bien, Bernal decidió entrar a dichos talleres y, si bien, no se convirtió en actor, si le tomó gusto a eso del teatro. Aunque realmente esos talleres funcionaban más como un club social que como una escuela teatral pero bueno.