Crónica
EL CONTEXTO ALTAMIRANO
Desde Chile, Gonzalo León
Conocí a Carlos Altamirano durante mi permanencia en la revista Apsi. Él era el diseñador de la revista y yo un simple estudiante en práctica. Tuve suerte de llegar a hacer la práctica a esa revista pues había harta gente interesante: estaban los poetas Pohlhammer y Merino, el cronista y periodista español Rafael Otano, la fotógrafa brasileña Inés Paulino, el joven narrador Rafael Gumucio y, por cierto, el artista Carlos Altamirano.
A los pocos meses, dejé de ser un alumno en práctica y me transformé en colaborador de la revista, con lo que mis responsabilidades crecieron, aunque no mis remuneraciones, o por lo menos en lo que yo esperaba. La editora de la Guía de Pecadores estaba enferma, o eso decían todos, aunque para mí era derechamente una floja, y tuve que asumir la responsabilidad de editar la Guía.
EL ESTADIO DE LA NARRATIVA
Desde Chile, Gonzalo León
Hace más de un año -justo cuando empezaba mi segundo proyecto de largo aliento- un amigo me dijo que todo lo que escribiera de aquí en adelante sería siempre igual. Por supuesto que se refería a mi estilo.
En este ejercicio descubrí que siempre empezaba con una anécdota, enseguida la transformaba en ficción con las herramientas literarias pertinentes, pero curiosamente al final -cuando el cuento estaba hecho- lo mejor de todo era la anécdota, como diría Henry James, lo real. Toda mi ficción resultaba espuria, fraudulenta, pues intentaba terminar el cuento (en esta parte sólo me refiero a los cuentos) lo antes posible. Apuraba la historia innecesariamente, me quedaba en la anécdota, en lo que me había pasado a mí, en la realidad.
EL MUNDO Y LA FANTASÍA
a Edmundo V. y a su padre QEPD
Desde Chile, Gonzalo León
-¡Celebremos, Ignacio! -exclamé con éxtasis al entrar al dormitorio.
-¿Por...? -contestó mi amigo con despreocupación.
-El médico me acaba de decir que estaba seguro, que así lo confirmaban todos los exámenes y que, en fin, ya no hay nada que hacer.
-¡¡Excelente!!
BABY FOR EVER
Por: Eugenia Prado
Como una artista más que desaparece en el obituario,
con una sensación a disgusto
-y a veces tan propia-
de sentir que la vida se adelgaza entre los dedos,
que todo lo que seas capaz de construir es imperfecto,
que de todas formas los errores no sirven,
y que te hace falta demasiado para salir ilesos.
HEMINGWAY: EN LA SOLEDAD DE UN ICEBERG
Desde Chile, Gonzalo León
Esta es para hablarle de un hombre joven que se llama Ernest Hemingway, que vive en París, escribe para la Transatlantic Review y tiene un brillante futuro... Yo trataría de encontrarlo enseguida. Él es el mejor.
Carta de F. Scott Fitzgerald a Maxwell Perkins, editor de la casa Charles Scribner's Sons, 1924.
Cuando el escritor Joseph Conrad, a quien Hemingway admiraba, murió, él no halló otra cosa mejor que aprovechar la oportunidad para, en el Transatlantic Review, atacar a T.S. Elliot, asegurando que si pudiese revivir a Conrad a costa de la vida de Elliot no lo dudaría ni por un segundo.
A MODO DE PRETEXTO
(O ESTO NO PARECE ESTAR BIEN Y PUNTO)
Desde Chile, Gonzalo León
Tengo una resaca acumulada de varios días. En realidad, yo no debería beber. Soy epiléptico, pero algo me mueve a destruirme. Y aquí no responsabilizo a mis amigos ni a nadie en particular, sino que a mí mismo. La soledad es difícil de soportar. Quizá por eso últimamente me junto con idiotas de primera categoría. Al estar con ellos me siento mejor, me olvido de mí. Creo que cualquiera es mejor que yo, recuerdo que le dije a uno de los dos amigos que tengo, y recién ahí él comprendió por qué me juntaba con esos pelmazos, y por primera vez se dio cuenta de que yo también sufría. Que me cuesta soportarme a cada rato, que los errores me suceden y que no atino a nada. Estoy como pasmado, como aquella gente de izquierdas que con el Golpe Militar de 1973 dejó de vivir sin haber muerto. Para muchos, los relojes y los calendarios fueron requisados o destruidos ese mismo 1973...
EL FONDO DE LA TAZA
a Mauricio Redolés, con cinismo.
Desde Chile: Gonzalo León
Cuando tomó aquella vieja taza con la leyenda Recuerdo (en el mismo juego tenía otra taza con la inscripción Felicidad, pero ésa se me rompió cuando asistí a mi primera fiesta adolescente) inscrita en uno de sus costados, la observó por un rato, luego la giró, vio a unos pajaritos en un nido dibujados en la otra cara y se puso a pensar. Después de uno segundos sonrió y dijo:
-Cuando niña tuve un perro que se llamaba Recuerdo.
La aseveración me provocó cierto desconcierto, pero al cabo de unos momentos me repuse, y con curiosidad le pregunté:
-¿Y qué le pasó a ese perro?
-Murió.
MIENTRAS ESCRIBO
Desde Chile: Gonzalo León
Cuando escribo estas líneas, vengo de vuelta de la cocina, son las cinco de la tarde, creo que no tengo resaca, aunque sí esa extraña euforia que a veces la reemplaza, en la cual te crees el mejor amante, el mejor escritor, el mejor de los peores,... y bueno, en la cocina había una palta, un cuarto de cebolla, un ají, cuatro bolsas de té y nada de café.
Ahora la tetera está hirviendo. Desde un tiempo hasta la fecha he adoptado la costumbre de escribir con una taza de té o café al lado del computador, pero como no me queda café -y casi nada en realidad; ni esperanzas, ni valores, ni fe... Miento; fe nunca he tenido- el agua está hirviendo para una deliciosa taza de té que pueda alivianar esa sensación de inapetencia cuando has pasado por el Mercado Central a las seis de la mañana y comido un buen mariscal y una deliciosa empanada de mariscos.
MONSEÑOR CARLOS BOGNI
Desde Chile: Gonzalo León
Antes que se marchara a Nueva York, vi una vez solamente a Carlos Bogni -Boñi para los amigos. Me llevó hasta su casa un periodista que hoy pesa el doble de kilos, y se encuentra esperando, junto a su esposa, su primer hijo. Al llegar a la casa ubicada en el centro de Santiago de Chile, me di cuenta que todos los que estaban ahí se peleaban por ver un video. En realidad a mí nunca me ha gustado sentarme y ver videos con tipos que escasamente conozco. Así que le dije a mi amigo, quien en ese momento se encontraba hablando con Boñi, que yo me iba. Pero mi amigo se dio vuelta y replicó al instante:
-Espera un poco -titubeó entonces y luego tímidamente agregó-: Boñi, él es León.
EPITAFIO PARA UN DANDY
Desde Chile: Gonzalo León
Es muy feo -aunque no de mal gusto- hacer epitafios a gente que merezca reconocimiento; pienso que, si uno tiene algo bueno que decirle a alguien destacado, es mejor hacerlo en vida. Pero el mundo o lo que te rodea -tal como dijo Oscar Wilde, el más grande dandy- va muy rápido y muere joven; aunque siguiendo con la paráfrasis del escritor irlandés "no se conserva bello". Todo pasa de moda muy rápido, pero todo al final se desecha y se transforma en basura. Mauricio Wacquez era un dandy, y murió a los 60 años. Aunque no es una edad en la que se le pueda considerar "como joven", sí vivió rápido y hasta hace unos nueve años -cuando lo conocí- era una persona muy bella.
La convicción en un artista es lo que la fe para un sacerdote.
COLOR LOCAL (O EL FRAUDE EN EL ARTE EN CHILE)
Desde Chile: Gonzalo León
El fraude en el arte siempre ha sido caricaturizado como un tipo copiando una pintura de alguien famoso, como Da Vinci, y vendiéndola luego al mejor postor. Lo cierto es que el fraude en el arte se da a cada segundo en el mundo, y casi todos los días, incluso en la obra de un pintor reconocido, pues existe el intento espurio -fraudulento- conque todo pintor o artista desafía a la superficie sobre la cual pinta o desarrolla su arte.
Tenemos entonces un fraude caricaturesco y otro inherente al artista.
APOCALYPSIS.POP
Desde Chile: Gonzalo León
Los hombres X, héroes de la Marvel -competencia de la legendaria DC, que a mediados del siglo pasado impactó con historietas como Batman y Superman-, se enfrentan a Apocalypsis, un hombre o un androide, no se sabe bien en verdad, que viaja por el tiempo y el espacio, es inmortal o al menos eso parece, y su único fin es la destrucción total de nuestro universo, para así reinar para siempre en medio de la oscuridad total.
El Apocalypsis de los X-Men es el antihéroe de la zaga, pero así como él refleja la amenaza para nuestro universo, también en la historia del arte ha existido otro tipo de amenazas muy similares. Por ejemplo, entre este Apocalipsis y el Godzilla del cineasta japonés Inoshiro Honda hay pocas diferencias fundamentales. De partida, y según la escritora e intelectual hippie Susan Sontag, Godzilla -la invención de Honda- es una clara alusión a la amenaza de la destrucción total, una metáfora del Apocalipsis Bélico que una o más bombas atómicas podrían traernos. Sin embargo, el Apocalypsis de Los Hombres X es mucho más actual debido a que la Guerra Nuclear dejó ya de ser la única amenaza para la raza humana.
SISTEMA DE SUPRESIÓN DE LOS SENTIDOS
Desde Chile: Gonzalo León
(a María Luisa Ramírez)
Aquel que no ha pecado,
no es humano.
Aquel que no ha querido,
no ha vivido.
"Épocas felices" en la voz de Lucha Reyes.
William Burrouhgs en su libro Expreso Nova hablaba de un sistema en el cual uno no siente o no sabe dónde se encuentra el límite de su propio cuerpo; uno es infinito, es una suma de varios otros, y por lo tanto no posee conciencia de su unidad corpórea. Según supe después -específicamente en 1991-, el sistema se encuentra totalmente difundido por el mundo y sirve para lograr una relajación total. Se trata de una cámara llena de un agua o líquido a una temperatura idéntica a la que tienen los fetos en el útero materno y que combate espléndidamente el estrés.
CUANDO EL PÁNICO ASCIENDE
Desde Chile: Gonzalo León
Cuando despierto y no tengo nada qué hacer por la mañana, trato por todos los medios de no bajar en ascensor. Si lo hago -pues debo ir al correo central a enviar una carta o al supermercado Montserrat a comprar verduras frescas-, lo tengo que hacer en un ascensor marca Guillemi. En general no tengo problemas para viajar en ascensor, siempre y cuando éste sea un Otis o un Schindler, pero un Guillemi que escasamente posee un servicio de asistencia técnica no me parece seguro. Por eso es que todos los días que bajo al centro pienso que el ascensor se va a caer. Y como por lo menos cuatro veces al día durante cinco días de la semana debo hacerlo, al menos 80 veces en el mes muero a causa de Guillemi, el sicópata de mi edificio.
LOS EXCESOS DEL INDIO COLLIPÁN
Desde Chile: Gonzalo León
Cuando se habla de excesos ya sea para denominar a la típica borrachera o a la consabida drogadicción, o como diría la letra de la última canción de nuestro inolvidable Cristóbal cuando sabes que estás entre la cirrosis y la sobredosis..., no se tiene en cuenta antiguos excesos, más verdaderos, como los que cometió el ya mítico -pero injustamente desconocido- indio Collipán, cuando era jugador de la Primera División del club de fútbol Lord Cochrane, en Concepción. Un duro, como los de Norman Mailer, en el thriller Los tipos duros no bailan.