Un abrazo para Augustine
LA ANGUSTIA EN UN ABRAZO
La contemplación de una obra de arte se digiere a través de la inteligencia emocional, produciendo en el espectador placer estético en la medida de su capacidad receptiva, de afinidad y tolerancia. La obra de arte es en sí información, y como tal, requiere una lectura igualmente informada. Un público puede registrar como familiares ciertas imágenes y hacerlo sentir bien sin pretender más, mientras otro público busque en propuestas distintas experimentar sensaciones lo conduzcan a la reflexión y análisis. El espectador ávido de conocimiento ampliará su perspectiva, el menos interesado, cerrará su visión aún sabiendo que el arte enriquece porque humaniza.
La mujer en el arte y el lugar que en él ocupa, generalmente transcurre desde el silencio callado de su soledad. Un abrazo para Augustine, delinea el perfil de una mujer cuyos anhelos crecen en su seno al punto de sofocarla llevándola al paroxismo existencial, sin que ello la haga perder la cabeza, antes bien, la mirada crepuscular del que la abraza se convierte en la esperanza por la cual aguarda sentada en las paredes de su alma.