Relato
EPÍLOGO. Las reglas, las reglas, las reglas
Desde Chile, Gonzalo León.
Las reglas siempre han sido un desafío para mí. Las reglas me han parecido un reto, quizá no para romperlas bruscamente, pero sí para vadearlas de alguna ingeniosa manera.
Recuerdo mi infancia, cuando mi madre me mandaba a comprar algo y me advertía: "Pero eso sí, sin quedarse con el vuelto." Sin embargo, yo no hacía mucho caso y sí me quedaba con parte del vuelto, aunque era tan ínfima mi apropiación (un peso de esos tiempos) que mi madre dejaba pasar la falta. En cambio, cuando mi hermano menor cuando comenzó a imitar mi costumbre, lo hizo con tanto descaro que la reconvención de mi madre no se hizo esperar. "La cosa es que no se note", recuerdo haberle dicho, mientras observaba sus bellos cachetes de niño de seis años y, sobre ellos, las lágrimas que surgieron luego de unas buenas nalgadas.
Para mi madre, esta subversión de las reglas comenzó mucho antes. Cuando tenía tres años me encantaba contestar el teléfono.
EL COLECCIONISTA DE CREPÚSCULOS
Texto: Carlos Yusti
No aparentaba ser un vejestorio digno de asilo. Ni un carcamal abandonado por la familia. Mucho menos un viejoverde con un par de viagras entre pecho y espalda. Era sí pulcro. Estaba recién afeitado y tenía el desaliño propio de esos seres que más que importarle la ropa se preocupan por tener acicalada el alma y esto se le notaba por esa manera sabia de guardar la luz en su mirada.
José Saramago asegura que "al menos una vez en la vida, cualquier cronista o literato que no acaba de dar con un tema hace su glosa personal de la puesta de sol". Y en eso andaba yo por el malecón de San Félix. No tenía tema. O si tenía, pero como en estos días tengo el corazón bastante difícil, de tanto mierdeo político, estaba algo seco para articular palabras en la pantalla de la computadora. Bueno, pues sí que andaba descolocado ante mis perplejidades más íntimas y paseando en las tardes trataba de encontrarme para volver al cotilleo literario.
SIN ALIENTO
Desde Chile, Vicky Larraín, Coreógrafa.
En algún café destinado a la atención masculina, en pleno centro de nuestra ciudad, una joven se prepara a "DANZAR"
Cabello negro, largo, cuerpo ondulado, graciosa.
Saldrá al escenario en unos cinco minutos y es anunciada como Sayda. Una voz en Of. la presenta, mientras la joven sube a la tarima de madera, tratando de equilibrar su estatura en tacos que le desviaran la columna en pocos años mas.
MIS QUERIDOS ALUMNOS
Por:Ricardo Kleine Samson , Argentina.
Bueno mis queridos alumnos.¿Cómo les va?.Como todos los lunes, hoy comenzamos una nueva semana prodiga de novedades. ¿Qué tal la pasaron este sábado y domingo?...Bueno, cuanto me alegro..A ver, por ejemplo, Ud. Joan, ¿qué hizo este fin de semana?, ¿fue a algún lado, estuvo jugando, fue a pasear..?...¡Nada de eso!, ¿Y que hizo entonces?..¡¿Penso?!.¡Estuvo pensando!, ¿todo el fin de semana pensando?. O sea que lo único que hizo fue pensar..Cuando sea grande quiere ser pensador..Es una buena idea.Bueno.A ver Ud. alumno Ricardito, ¿qué hizo?...No me va a decir que también estuvo pensando. Fue al cine. bueno cuanto me alegro.¿fue sólito?..¡¡Con su compañerita Matilde!!.aaaah...¿Y que película vieron?...¡Cómo que no se acuerda!..al menos díganos de que trataba...¡¡Se quedaron dormidos!!..Que extraño. ¿Seria aburrida?..Por supuesto me refiero a la película, claro..Suele pasar... Ud., alumno Rene ¿fue al cine también?..¿Y que hizo?..Estuvo escribiendo poemas...¿Y que escribió? ."Cruzas el parque, caminas hacia al mar a llamarme donde sabes que los peces y las lavadas almas de los ahogados seguro te dirán que ya no vengo, que nunca he vuelto, que me esperes"...¡Ud. va a ser un gran escritor mi querido Rene!...
FÁBULA DE COSTUMBRE
Por: Carlos Fonseca
Se ve acercarse un pequeño ratón por el pasillo mojado de la casa, su cola se arrastra en la loza pulida y el agua cada vez la hace más pesada. Viene con cara disgustada y lleva en la boca un metal destellante, aumenta su paso y sus patitas chapotean salpicando la pared de la casa. Al final del pasillo, esta acostado el gato, seguro, confiado, subestima al ratón. Reposa sobre una alfombra a la cuál el agua no ha llegado aún ni llegará, su cola está seca, y la mueve la brisa de uno a otro extremo, lo cuál le provoca bostezos y leves parpadeos; se está durmiendo, se rinde al sueño, ya está dormido. En ese instante llega el ratón y se le detiene al frente, apunta con el metal filoso a uno de los ojos del gato, pero queda quieto, alerta, no está convencido de que el gato este dormido, no se decide a dejar clavada allí su filosa aguja de tejer, y su cara se transforma, sus ojitos se llenan de honradez y decide perdonar al gato y regresar.
LAS CARTAS DE FRANZ
Por Margarita Ferro
La tarde en que Milena Jesenská se sentó a la pequeña mesa que le tenían reservada en el "Cabaret Voltaire", le faltaban aún más de veinte años para que sus entrañas fueran desquiciadas por los médicos nazis, y la muerte la encontrara, en el campo de Auschwitz.
Se quitó su sombrerito de terciopelo marrón, agitando levemente el moño con que recluía en varias torsiones el cabello castaño. Su mirada triste recorría las mesas donde la vida transcurría con normalidad. Era noviembre de 1921 y Viena se cubría de ocres, esperando las nevadas. Un aire opaco se colaba, insidiosamente, en los espíritus que huían a recluirse en el mundo brevemente agitado, entre los cercos de la piel.
Sobre la mesita disputaba el espacio del sombrero marrón, un atado de cartas. Con sus sobres rasgados de papel amarillento, esperaban que unas manos, y unos ojos, les devolvieran a la vida.
LOS PRIMEROS PASOS
A Daniela, en cuyo gusto por la vida me sumerjo a diaro
HUMBERTO YANNINI MEJENES
No recuerdo los momentos en los que alcancé la altura a la que niño puede aspirar, emulando a los adultos que no tenían problema alguno en transportarse de un lugar a otro, y de cuya boca salían las palabras que solían ponerle nombre a las cosas. Estos tiempos, que se han perdido por el laberinto infinito de la memoria, hicieron del simple hecho de caminar un mecanismo autónomo, como una lección de física elemental que habrá de acompañarme hasta los últimos halos de vida. No recuerdo tampoco los accidentes propios de la niñez, cuando mis padres iban en mi auxilio y me rescataban del suelo, cuya inacabable extensión me invitaba a explorarlo con mis torpes e incipientes pasos.
ENTREVELOS
Desde Vallenar, Chile, Eugenia Prado.
Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí donde voy
Clarice Lispector
Me niego rotundamente a describir partes específicas del cuerpo y de esa descripción hacer un texto. Del mismo modo en que niego la especificidad restringida, con que se señala en ocasiones, que hacerlo desde el cuerpo es más femenino, por ejemplo, que escribir de cómo convertirse en asesino en serie de una cinta norteamericana.
De acuerdo a la misma reflexión, me parece inaceptable aquello de que, lo femenino es también más íntimo, que la vulgaridad con que algunas mujeres entrarían en un salón de belleza.
EL HOMBRE DE LA BESTIA
Por: Carlos Fonseca
Ésta noche es húmeda, un hombre salpica el lodo con pasos acelerados. Se dirige a su hogar que queda a varios kilómetros de distancia. Lo aplasta el misterio. Su mirada, como veleta en medio de un ciclón, rastrea los callejones que a su paso descubre. Pero empieza a sentir algo más que miedo y soledad, algo que se adentra en su cuerpo y lo hace estremecer, una sensación de espanto y aumenta su paso hasta casi correr, y sus pies inestables y resbaladizos no responden y un sonido extraño crece y se oye muy alto, alto que ensordece. Se detiene en el pavimento, como una estatua de hierro, sin mirar, ni pensar, sin respirar.
Tiempo de autenticidad a todo pecio
"There is a crack in everything, that's how the light gets in".
Leonard Cohen, en un poema de los últimos tiempos.
ALEF DE REDENCION
Por: Iair Menachem
sufren los que van despertando y descubren
que les robaron el antifaz y la mordaza,
y la máscara de crema de pepinos,
y sienten por primera vez el frío ese
húmedo de pura incertidumbre,
de pura provisoriedad
asolándoles lo que de tanto mostrar
ya creían su rostro.
"CUMPLIENDO MI TRABAJO"
Por: Carlos Fonseca
- Bueno socio, eres el último y termino por hoy.
- Por favor no lo hagas.
- Es mi trabajo, si no lo hago, me despiden, y no puedo tener a mis seis hijos sin comer ni vestir.
- Esta bien, yo te pago todo eso, pero ahora déjame.
- Yo no te he pedido dinero, para eso me sacrifico y lo gano honradamente.
- ¿Honradamente? ¿Asesinando personas?
- ¿Cuál es tu trabajo?
- Soy doctor. He salvado muchas vidas. Y tu sin más ni más, me quieres matar.
- ¿Que sucede si un paciente te pide que lo dejes morir?
SIEMPRE LO SUPE
Por: Carlos Fonseca
- Mi amor, mírame a los ojos, ya se que te lo he preguntado mil veces pero quiero asegurarme bien. ¿En realidad me quieres? Por favor respóndeme con toda tu franqueza y sinceridad.
- Bueno...sí.
DEL ENAMORAMIENTO Y DEL AMOR
Por: Iair Menachem
Nada es porque sí. Más aún: nada de lo que sucede, parezca lo que parezca, es en realidad negativo; y depende de la lente que usemos el advertirlo. No se trata de buscarle la quinta pata al gato para sostener el espíritu en la lucha, sino antes bien, estar tan imbuido de la naturaleza misma del gato como para no tener dificultad alguna en encontrar el lugar de cualquier pieza del puzzle de cuya existencia ni me haya percatado antes. Y cuando no le encuentro el sitio, saber que está, y que soy yo que estoy errando o que todavía no me toca. Pero allí está, y en alguna parte va a encajar sin duda.
DESENCANTO
Por: Carlos Fonseca
El joven llega corriendo a donde el padre, y emocionado le cuenta:
Ya la conocí. Es perfecta como siempre imaginé. (se le nota encanto)
A ver... ¿como es ?. (pregunta el padre)
LAS VÍCTIMAS (FRAGMENTO, "CIERTA FEMENINA OSCURIDAD")
Por: Eugenia Prado Bassi
Hombre y mujer ahora como víctimas, sentenciados buscan una pequeña muerte que los sueñe libres. Víctima y victimario ambos, uno y otro indistintamente necesitando algún modo de redimirse, buscan en repetidas palabras que los invitan a creer que a través del sufrimiento estarán salvados. Pero mientras mayor es la distancia, más crece la frustración y no pueden ya alcanzarse entre los opuestos inmediatos que da el tiempo.
Tulcea: Ahora que ha avanzado otro paso, pequeño pero justo, en una justicia que sólo él ha delimitado, dice volver atrás por aquellos momentos vividos y yo sabré aún antes de oírlo que serán recorridos inconclusos y estériles.