Fotografía
GASTON UGALDE Y « LA MORAL DEL OBTURADOR »
Hace unos días, en esta ciudad imposible que corta el aire, enclavada en un lugar igualmente imposible, conocí al artista que realizó las imágenes que hacen parte de la serie “Cicatrices” (1998), y que gracias a la generosidad del arquitecto Carlos Villagomez, ahora compartimos con los lectores de Escaner Cultural. Gaston Ugalde es uno de los artistas más importantes de Bolivia. Nos conocimos antes de una de las inauguraciones de la V bienal Internacional SIART, frente al Espacio Simón I. Patiño. Hablamos muy poco pues la idea era compartir un buen plato de sopa china y una cerveza, en compañia de sus amigos. Su risa que se esconde detrás de unlook de mosquetero, deja entrever un personaje sin remordimientos. Su caracter irreverente le ha llevado a realizar obras como el retrato del Che y el de Bolivar, en hoja de coca. Retratos que han caído en manos de los mandatarios boliviano, venezolano y cubano entre otros. Esa misma irreverencia, hace unos años le llevó a fotografiar uno de los destinos del cuerpo humano: la vejez. Echemos pues un vistazo crítico a esa serie fotográfica que sin duda se ha convertido en un referente del arte latinoamericano.

arcosnomade@yahoo.com
Durante la segunda semana del mes de octubre de este año, en el segundo festival Fotográfica que se realizará en Bogotá, el invitado de honor, es Joel Peter Witkin. Un fotografo newyorkino bastante singular quien llega al mundo del arte luego de haber trabajado en la morgue, como preparador de cadáveres. Esa próximidad a la muerte, a los cuerpos-cosa e inertes, le llevó a incursionar en el mundo del arte y a realizar una de las obras fotográficas más importantes de esta época. Sus fotografías en blanco y negro, cuidadosamente escenificadas, nos revelan el límite entre lo bello y lo feo, entre lo visible y lo invisible, entre lo que vemos y no queremos ver. "La estética de la feo" (1853) de Karl Rosekranz, ya nos daba cuenta de este límite infraleve entre la belleza y la fealdad. Además podríamos pensar que el tratado estético de Rosekranz fue posible gracias a la presencia del daguerrotipo. Lo que nos llevaría entonces, a deducir que la fealdad es inherente a la fotografía. Quizá por su cercanía a la realidad misma, por intentar hacer visible lo impresentable, la fotografía se acerca verdaderamente a lo grotezco, a lo feo, y "a lo siniestro", diría nuestro colega Pablo Acosta Lemus, en su estudio inédito sobre Peter Witkin.
Este mes dedicaremos en Escaner un vistazo crítico a la obra, poco visible de un artista bastante singular quien vive y trabaja en Bogotá. Este vistazo en honor a este artista sin lugar a dudas controvertido, se acercará para poder entender una serie de imágenes que surgen en el límite de la obra de arte, pues bien sabemos que para que una obra, sea obra de arte, debe ser expuesta. Pero creo que las fotos de Batelli, en ocasiones son realizadas para no ser exhibidas, entre vasos de whisky y las banalidades que rodean todo vernissage, pues la furtividad con que han sido realizadas, nos hace pensar que ahí deben quedarse: en el domino de lo privado, de lo exclusivo, de lo fugaz, como si solamente unos pocos fueran los privilegiados para poder verlas.
Hay una actividad a la que Batelli se ha dedicado los últimos años: la transcripción. Un ejercicio bastante complejo que traduce de manera cruda, los discursos de los actores culturales del medio artístico local. Esto le ha traído varias “amonestasiones” públicas, por transcribir discursos tal como se enuncian, sin maquillarse, sin editarse, pues él cree que así se devela el pensamiento en esencia. Estas transcripciones nos hacen pensar en “la escritura vocal” que reclamaba Philippe Sollers a propósito de Antonin Artaud. Transcripciones que develan la fuerza o la debilidad de los discursos. Dicho de otra manera, las transcripciones de Batelli, demuestran el uso sin permiso del discurso, lo que pone, a quien habla, en un serio aprieto, pues la exigencia de lo que se dice es muy fuerte.

Ricardo Arcos-Palma
Alvaro García Ordoñez es un artista egresado de la Universidad Nacional de Colombia. Vivió durante muchos años en Alemania, donde afianzó su trabajo plástico, gracias a la guía del profesor Hans Huafe, del Instituto de Historia del Arte de la Universidad de Heidelberg. De la escultura, pasó por la pintura y por el performance. Ahora incursiona en la fotografía. No podemos decir que él es un fotografo en el sentido estricto de la palabra. Más bien podemos afirmar, que él es un artista que utiliza la fotografía como medio de expresión e investigación. Toda su obra, que lleva activa desde hace más de veinte años, toma como punto de reflexión la violencia. Algo a lo que nos hemos aconstumbrado los colombianos desde hace varias décadas ya. Pero, en el caso de este artista, el interés por la violencia no es gratuito, pues como él mismo lo dice:
"La guerra en Colombia ha sido una constante en su historia y diario vivir. Somos generaciones de generaciones, cada una con historias de guerra. La actual crísis humanitaria ha motivado un creciente desplazamiento de las familias amenazadas hacia las ciudades, huyendo del acoso de los grupos armados, quienes realizan una serie de actos crueles para asentarse en las zonas y dominar las regiones."
Echemos entonces un Vistazo Crítico a su obra más reciente aún en proceso.

El encuentro fue en el pasado invierno, a la entrada del restaurante de la Cité Internationale Universitaire. Punto de encuentro de varios artistas, intelectuales y estudiantes antes de comer un buen couscous a bajo precio. Nunca antes durante el tiempo que viví en París, me puse cita con Ivan Segura-Lara en ese ya mítico sitio. Quizá, porque nuestros caminos, aunque recorrían los pasos laberínticos del arte, desde diferentes ópticas, nunca se cruzaron. Pero ahora, el encuentro era necesario e inevitable. Ivan, me mostraría un trabajo de animación que él mismo estaba elaborando con imágenes de sus laberintos. Su trabajo tenía la particularidad de armonizar con una composición donde se escuchaba una guitarra clásica tocada por él mismo. Músico, literato, fotógrafo. Hoy a alguien le molestaría esta mezcla de profesiones. Sin embargo, en un sentido amplio de la creación, es importante reconocer que su obra se nutre de estos horizontes y se aleja de la especialidad para generar un concepto ampliado del arte.

Hace poco menos de un mes, en el Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia, se pudo apreciar la exposición Madalas de Agua de la artista colombiana Gloria Merino. Esta muestra compuesta por varias fotografías, seran el objeto de un Vistazo Crítico en Escaner Cultural. En estos tiempos donde la fotografía pulula hasta el cansancio despojándose de todo interés es prácticamente raro encontrar una obra tan rigurosamente elaborada y con una carga conceptual sólida, gracias a un proceso investigativo serio. Más de veinte fotografias de diversos tamaños nos revelaban la relación del agua y la imagen en la naturaleza. El agua es fundamental para la búsqueda icónica de Merino:
"Frente al agua – nos dice la artista -, tenemos múltiples relaciones externas e intrínsecas. Se considera que en ella reside el origen de la vida, elemento primordial de la creación. Sin ella no se lograría la mezcla y circulación de las partículas, indispensable no sólo para la evolución de las especies vivientes sino para el enfriamiento del gas y polvo cósmico producido en las constelaciones para el nacimiento mismo de las estrellas.

"El artista en una palabra,
deviene una máquina atada a otra máquina"
Eugí¨ne Delacroix. A propos d’une méthode du dessin
La historia de la mirada, así como de la percepción del mundo es una historia de los reflejos en el agua, en los cristales, en los vidrios, en los espejos y lentes. El especulum mundi, sigue dándonos pautas para entender nuestra relación al mundo, nuestra relación especular al mundo de los reflejos, de las reflexiones, de las simulaciones, los engaños, donde la realidad se ve distorcionada, manipulada, simplemente revelada o más recientemente digitalizada.
"La fotografía una apariencia engañoza".[1] Dice Jean Badrillard, y en este sentido el doble artificio: engaño y apariencia, nos muestra que el mundo de la escritura lumínica, de la fotografía es en esencia simulacro. En este mundo de la simulación, donde la "realidad" intenta velarse para luego reaparcer revelada mediante el doble artificio del engaño y la apariencia, que nos puede hacer creer en la existencia de un pueblo que nunca existió (Joan Foncuberta), o en el suicidio del artista en un peligroso salto al vacío (Yves Klein). En este mundo simulado, en esta superficie donde el enigma permanece oculto, lo fotógeno se hace presente y cambia las relaciones hasta ahora establecidas.
Arcos-Palma. Eggleston
ARTISTA RESTAURA PAISAJE URBANO UTILIZANDO AVISOS CAMINEROS
En la intervención urbana que fué realizada en 2004 en Sao Paulo, el artista visual chileno Waldo Bravo reafirma una trayectoria de trabajos marcados por la pesquisa investigativa, "Tengo gran interés por el campo experimental, porque en ese territorio nuestra relación con el tiempo y con nuestras verdades se sintonizan, se actualizan y sobre todo podemos ejercitar diariamente el divino contacto con la libertad", afirma Bravo.

CHILE ESTENOPEIKO FOTOGRAFÍAS DE VERÓNICA SOTO
Verónica Soto Carvajal nace en Rancagua en 1965, desde 1970 a 1992 vive en Santiago en donde se licenció en Artes Plásticas en la Universidad de Chile. La mayor parte de su trabajo creativo lo lleva acabo en zonas rurales, Las Palmas region de Valparaíso, en los valles de la region de Coquimbo, valle de Elqui, San Isidro, Diaguitas, Alcohuaz, Cochiguaz lugares de gran cantidad de luz y de lento transcurso del tiempo y del espacio.

Exposiciones.
1991-"De la mirada oscura"
1997-"Imagenes del espacio de allá"
2000-"Panorámicas del cielo fragmentado: De mapas imperfectos"
2003-"Breve retrospectiva estenopeika"
2003- En coautoría con la diseñadora Paula Boatella editan el libro "Estenopeica una manera de hacer fotografias."



La fotografía contemporánea, luego que Cindy Sherman utilizará su propia imagen para transformarse en esa Otra, nos ha revelado que la manera más fiel de ver su imagen y además de una manera crítica, es verse al espejo. La condición femenina, mujer objeto, mujer fetiche, mujer cosa, se ha visto abordada de una manera crítica por varias artistas contemporáneas. Ese es el caso de la joven artista colombiana Liliana Angulo. Ella piensa y realiza su obra a partir de su condición femenina; pero va más lejos aún. Su obra toma como tema de representación, el hecho de ser mujer de origen "afrocolombiano". En su trabajo, que fue exhibido recientemente en dos importantes exposiciones Viaje sin Mapa, y en la última versión de la IX Bienal de Bogotá, hay una presencia recurrente a un cliché de la mujer doméstica. Este referente tiene que ver con esa imagen de la "negrita" que en ocasiones se vió estilizada en una silueta en madera vestida de un traje rojo y una pañoleta a pepas blancas, con gandes aretes, para decorar las cosinas de ciertos hogares y de la cual penden cucharas, cucharones y demás utensilios culinarios. Pero su obra no se sitúa en una cierta marginalidad como pudieron leer algunos críticos locales como Jorge Peñuela:
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