Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Indigenista

 

 

Silvia Arrojo y la Propia Visión de lo Indígena

 

Por Francisco Arroyo Ceballos

Múltiples han sido a lo largo de la historia las visiones que se han dado de los ancestros y del desarrollo que los mismos procuraron en lo artístico como básico reflejo de una cultura, de un momento, de una forma de vida determinada de la que, de algunas de ellas, poco nos quedaría si no fuera por dichas manifestaciones creativas.

Ello supone un gran escaparate y es por esto que las mismas adquieren un valor muy significativo para el estudio de los pueblos.

 

 

En el trabajo de Silvia Arrojo encontramos sin duda alguna un homenaje a dichas representaciones, una dedicatoria al trabajo y esfuerzo de estas personas que en épocas tan complicadas tuvieron el valor, el esfuerzo de promover lo que de tradicional acaecía en sus pueblos.

El estudio de las culturas indígenas, el desarrollo y plasmación de una propia visión de lo asimilado unida a la interpretación personal acertada componen una singular y destacada labor en la que, para no ser menos, lo simbólico se posiciona como característica prioritaria que anexa todo el contexto llevándolo al terreno del semiestudio social o antropológico.

GUAYASAMÍN: PROFUNDAMENTE HUMANO

Por: María Soledad Mansilla Clavel.

Cuando se escriba la historia del arte del siglo XX con la objetividad y frialdad que da la distancia de otro siglo, este ecuatoriano que nació en la pobreza y que con su talento artístico llegó a las alturas de la fama, dejará inscrito su nombre con letras mayúsculas. Y cuando se hable de "expresionismo", se tendrá que decir que Guayasamín agregó a esta vertiente plástica que ya posee tantos adjetivos, - figurativo, abstracto, social, etc.- un río propio, un nuevo significado, profundamente humano.

Autorretrato de Guayasamín.

Su infancia estuvo llena de carencias y con siete años apenas, ya vivía de ese don que Dios le dio, vendiendo sus dibujos por las calles de Quito, su ciudad natal. A los trece ingresó a la Escuela de Bellas Artes donde obtuvo diploma de escultor y pintor y su pintura, que se había venido cargando de la injusticia social que veía a su alrededor, ya se había convertido en denuncia y causó un revuelo con ribetes de escándalo en su temprana primera exposición de 1942.

 

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